El jefe de Gabinete, Marcos Peña, le pidió cautela a todo el equipo de campaña de Juntos por el Cambio ante la presunta recuperación de la intención de voto en distintos distritos. Sus escuderos admiten que hay una leve mejoría en las encuestas, pero los números siguen anticipando una derrota oficialista en las PASO del 11 de agosto. Para algunos se trata de un viento de cola que no es suficiente ante la corrosividad de la crisis económica en el electorado. Otros, más fieles al ministro coordinador, exhiben el optimismo que experimentan durante cada campaña electoral del PRO, donde la relojería del marketing político es ponderada por su eficiencia. De allí proviene el número que este jueves entusiasmó a Peña, al frente de la campaña por la reelección del presidente Mauricio Macri, con un costo económico que todavía es desconocido, aunque su alcance masivo despierta interrogantes.
Según evalúan sus funcionarios, toda la campaña del oficialismo “está impactando en unas 25 millones de personas”, que incluye el alcance de las intervenciones publicitarias mediante spots, afiches, redes sociales, medios y los mensajes dirigidos con métodos de “microsegmentación” que insumen el presunto envío de 30 a 50 mensajes de audio diarios a distintos públicos. Es el punto de partida para las visitas que encabezará el líder del PRO en todo el país durante las próximas tres semanas, junto a la hiperactividad que compartirá en la provincia de Buenos Aires con la gobernadora María Eugenia Vidal.
La maquinaria proselitista que trabaja para la fórmula Macri – Miguel Pichetto es coordinada desde la Casa Rosada y, de acuerdo al balance que hicieron sobre los primeros días posteriores a la veda de anuncios de obras públicas, la campaña estaría llegando a ese universo de personas, en el que incuuyen a “quienes nos votaron en 2015 y 2017 pero no están seguros de votarnos nuevamente”, detallaron en Balcarce 50.
La audiencia interpelada también habría tenido ese alcance por el impacto de las inauguraciones de obras públicas que el Gobierno organizó en los últimos meses, antes del inicio de la veda que rige desde este miércoles hasta las PASO. Los cálculos del público alcanzado combinan la comunicación de la gestión con la campaña proselitista, con formatos tradicionales de publicidad y también los nuevos, que son realizados mediante audios de WhatsApp.
“Los contactos con segmentos sociales no se pueden medir. El Presidente manda un audio, pero WhatsApp no nos permite saber cuántas veces se reenvió ni a cuántas personas. Tampoco, si el que lo recibe se lo cuenta a su círculo en una reunión. Eso es imposible de medir”, detalló una fuente de la Jefatura de Gabinete para detallar que las técnicas de microsegmentación son una parte del despliegue electoral.