Curiosidades de la primera reunión que juntó a Roberto Lavagna con lo más representativo del campo nacional. La primera, no garantizó bajar las retenciones a las exportaciones si llega al gobierno; la segunda, novedosa desde lo político: el ex ministro, en carrera a la presidencia, atentó contra sus propios intereses al manifestar que, si las elecciones fueran hoy, a la ancha avenida del medio (en la que se incluyó) le resultaría muy difícil vencer a Mauricio Macri o a Cristina Fernández de Kirchner.
“Veo una gran polarización en la sociedad”, apuntó Lavagna mientras compartía un asado con molineros, productores, agroexportadores y azucareros en una antigua casa sobre la avenida Córdoba. Y completo con lo que es toda una definición: “Va a ser muy difícil, hoy, que una tercera vía pueda triunfar”.
El diagnóstico sacudió la mesa y muchos se quedaron charlando del tema post almuerzo. Uno de los convidados sintetizó la ponencia en una frase: “Yo vi dos Lavagna”. El primero, según la fuente, un claro observador de la realidad económica, muy respetuoso para escuchar las quejas y admitiendo que hay que continuar algunas cosas de Cambiemos, como los avances en logística, obras y actualización del comercio exterior. Además de haber marcado que “es necesario reducir la carga impositiva”. El segundo Lavagna, un opinólogo del escenario político. Alguien que no garantizó ser candidato pero que juega con la posibilidad, mientras tira ante el agro un dato que muchos sospechan pero nadie dice en el sector medio: que la elección no está en tercios y que la posibilidad mayor es que la dispersión del pan-peronismo termine aumentando la grieta y, así, las chances de que Macri o el kirchnerismo sean gobierno.
Escucharon con atención al ex ministro Carlos Iannizzotto y Egidio Mailland, de Coninagro; Dardo Chiesa, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA); Daniel Funes de Rioja, de la cámara alimenticia Copal; Alfredo Paseyro, gerente general de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA); Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA); Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM); Gustavo Idígoras, presidente de la cámara de exportadores de granos CIARA-CEC; Hernán Maurette, presidente del Centro Azucarero Argentino; y Juan Vaquer, el jefe de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE). Algunos de ellos creyeron, al finalizar, que podía la postura de Lavagna ser una estrategia para instalar la tercera vía.
Había malestar en algunos de ellos, porque los empresarios esperaban mantener la reunión en secreto, pero Lavagna la hizo pública vía Twitter, foto incluida.
Otros, en cambio, están seguros de que no será candidato sino que, en realidad, tiene la vocación de aglutinar a un peronismo no K con gobernadores y otras fuerzas aliadas como el socialismo y la UCR de cara al 2023. Los que abonan esta teoría lo ponen en números: las últimas encuestas le dan a Lavagna poco más de 10 puntos, y a la baja. En paralelo, su confrontación con CFK y con el propio Sergio Massa, otrora líder de su espacio, no parecen sumarle en el marco de una edificación electoral urgente. "Dentro del espacio del medio también hay muchas aspiraciones personales, y eso complica la unidad", deslizó en un momento de la charla el economista.
Si bien se dejó trascender intencionalmente que el ex ministro les había prometido bajar retenciones, no es lo que Lavagna dijo en el asado campero. “Miren, si tenemos un dólar competitivo, como ahora, yo creo que las retenciones pueden funcionar sin afectar a las exportaciones y posibilitando, a la vez, que el Estado siga recaudando”, disparó sin eufemismos. Es un tema espinoso. En general, pocos le creen sobre ese tema y le desconfían. Pero la idea con la que los convidados dejaron la casona fue otra: confusión sobre si será o no candidato y si esa tercera vía tan mentada muestra una tendencia clara de apoyo popular masivo.