Arabela Marisa Carreras es la elegida para continuar el proyecto de Juntos Somos Río Negro (JSRN). Acompañada por Alejandro Palmieri, actual diputado y jefe de bloque, buscará suceder al conductor del espacio, Alberto Weretilneck, y atravesar el rubicón para consolidar el partido provincial como fuerza de gobierno los próximos años. Con el eje San Carlos de Bariloche-Alto Valle, intentará seguir por la senda ganadora que se dio -oficialmente como esa fuerza- en 2015, convirtiéndose en la primera gobernadora de la historia en la provincia.
De 49 años de edad y oriunda de Bariloche, con pasado vecinalista K, ex pejotista, se afilió a JSRN como muestra de lealtad a su actual conductor político. Hábil para moverse en el esquema de poder, fue convencional, concejal, legisladora y manejó el Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte rionegrino. El vínculo es tan estrecho con el mandatario que hasta fue representante en el Consejo de la Magistratura, donde se cruzó con figuras de mucho peso en el Poder Judicial.
Formada en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en Letras Modernas, siempre pensó en regresar a Bariloche. Cuando lo hizo junto a su pareja -un reconocido docente de la Universidad de Río Negro-, además de ejercer la docencia en el nivel medio y realizar trabajos de carpintería (una de sus pasiones) forjó una carrera ligada al ex intendente Alberto Icare, gestión para la que trabajó como secretaria privada, dirigió el área de desarrollo económico y colaboró en Turismo. Cuando se reformó la carta orgánica barilochense, en 2006, representó al kirchnerismo a través de Solidaridad y Unión por Río Negro (SUR), espacio que se alió al Frente para la Victoria (FpV) en varios procesos. En aquel tiempo, fue presidenta de la Convención que reformó la carta municipal. Luego, en 2007, fue electa concejala.
Con el final de 28 años de gobiernos radicales, la ahora flamante candidata a gobernadora trabajó para el triunfo de Carlos Soria. Con la trágica muerte del ex jefe de la SIDE, en el amanecer de 2012, se pegó a Weretilneck en la Legislatura y no lo abandonó jamás. Su rol destacable como diputada provincial -al inicio- fue el de una férrea defensora de la derogación de la ley anti cianuro, que había impulsado Soria en sus 21 días como gobernador. Eso le valió un fuerte rechazo en su tierra, algo que todavía se recuerda. Por aquellos días, se organizó una marcha al Centro Cívico, a metros del lago Nahuel Huapi, en la que se buscó declararla “persona no grata”.
En 2014, ya como figura del riñón del gobernador, cambió de postura y pidió rever esa posición. Desde ese momento, estuvo ligada al albertismo, la mesa chica de Weretilneck, que rompió con el Partido Justicialista (PJ), fuerza a la que Carreras se había afiliado a pocos días de la muerte de Soria. Este medio contó cómo se expulsó del peronismo a los denominados “traidores” por enfrentar al senador Miguel Ángel Pichetto en las listas; Carreras, todavía afiliada, terminó suspendida junto a otros dirigentes como el vicegobernador Pedro Pesatti.
Fuentes legislativas le reconocieron a Letra P que no tuvo un rol preponderante y que buena parte del bloque se pregunta la causa de la designación como candidata a vice, primero, y, finalmente, a gobernadora. Hasta indicaron que su bajo perfil no ayudó a relacionarse de la mejor forma con algunos compañeros de bancada. Si bien no tenía un papel de gran exposición, siempre supo manejar la agenda parlamentaria.
Como representante del gobernador en el Consejo de la Magistratura, apuntó al Superior Tribunal de Justicia (STJ), un cuerpo muy cercano al mandatario rionegrino, en los resonantes casos de dos jueces. “La corporación judicial se repliega sobre sí misma”, decía, en 2017, cuando conformaba el cuerpo.
Después de varios años de legisladora, fue designada ministra. En gesto a la política, suplantó al empresariado en el tradicional cargo. En lugar de su predecesora, Silvina Arrieta, Carreras intentará cosechar votos en el distrito que la lanzó, pero en el que, ratificaron dirigentes de Juntos, no propició la unidad entre diferentes sectores de la localidad, sobre todo del intendente, Gustavo Gennuso.
“Todos hemos sido formados en la escuela de (Alberto) Weretilneck, que no es fácil. Porque nos obliga a tener presencia en todo el territorio, a cumplir plazos y a ser muy exigentes. Y esto va a seguir”, dijo Carreras este lunes, en su ciudad. Desde la cordillera, bajo el paraguas de W, irá por la provincia con un discurso adverso a la nacionalización.