La furibunda recesión económica que parece no encontrar piso generó en muchas empresas balances en rojo de manera consecutiva. Algunas, como Carrefour, ya arrastraban malos números desde los años del kirchnerismo y se presentaron al Procedimiento Preventivo de Crisis en 2018. Este 2019 consolidó a las malogradas de la gestión Cambiemos sin herencia K. Una de ellas, emblemática: FEMSA, una de las cuatro embotelladoras asociadas a la multinacional estadounidense Coca Cola. La compañía, de capitales mexicanos, declaró en un statement al mercado que la caída del consumo golpeó el negocio, pidió salvataje y lo puso a trabajar en rojo. Como para tantas otras, entre ellas Arcor, Molinos y AGD, la contracción del mercado interno fue letal. Pero el caso de FEMSA tiene algunas particularidades que muestran que, además de la responsabilidad política del plan económico oficial, una cuota de mala praxis propia la empujó a llegar al estado actual.
David Lee, el jefe de Reginald Lee, la embotelladora de Coca Cola que compite con FEMSA.
Los números mandan. Un informe al que accedió Letra P explica factores centrales que dejan en el aire una pregunta: ¿Cómo, ante el mismo contexto macro y micro crítico, iguales convenios salariales, mismos costos logísticos e similares volúmenes de mercado, sólo una de las cuatro embotelladoras se presentó a un PPC, un interrogante que también se planteó al momento del preventivo de Carrefour?
Volviendo al caso concreto de FEMSA, llama la atención su política comercial y de precios. Es el competidor con valores más altos cobrados a los comercios y el que mayores aumentos pasó en listas en 2018.
A fines de enero del año pasado, aumentó su producto a los supermercados un 7%; a principios de marzo, un 9; 5% en mayo, 13% en junio, 3% en agosto, 15% en septiembre, 11% en octubre y 7% en noviembre. Resultado: un 70% de aumento en un año con inflación que no llegó al 50%.
FEMSA distribuye Coca Cola en Capital Federal y las zonas norte y oeste del conurbano. Su contraparte en el sur es Reginald Lee. Esta última empresa, que vende el mismo producto que luego se comercializa al por menor, les pasó a los supermercados aumentos del 4% en enero, 5% en abril, 15% en septiembre, 5% en noviembre, 8% en mayo, 17% en agosto y 5% en julio. Totalizó un 46% de aumento en 2018, casi 25 puntos menos que FEMSA y dos puntos por debajo de la inflación anual.
Sica, ministro de Producción y Trabajo, comanda la decisión final del PPC.
El otro dato fuerte de los números de FEMSA, más allá de los balances, es la comparación por el producto emblema: la botella de Coca Cola de 2,25 litros. En enero de 2018 se las vendió a los supermercados (sin impuestos) a $41,15. El mismo mes de 2019, a $75,91, con un aumento interanual del 84%. Ahora bien, el mismo producto, Reginald Lee lo entregó el primer mes del año pasado a $28,34 y en enero de 2019, a $45,35, con una suba del 60%. Pero el mismo producto en enero de 2018 era un 45% más caro en FEMSA que en Reginald Lee y un 67% más caro si se considera lo que pasaron en enero del corriente.
Lo relevante, entonces, es la diferencia entre las dos embotelladoras líderes por el mismo producto, dado que, si se mide el aumento de los precios con la competencia de Coca Cola, Pepsi, un producto de las mismas características aumentó 85% entre enero y enero.
En 2018, que terminó con una inflación del 48%, FEMSA subió sus precios un 70%. Reginald Lee, en cambio, aplicó subas del 46%.
Según los comerciantes, la diferencia de precio de entrega repercute en el valor final, lo que hace que comprar el mismo producto en diferentes zonas de influencia sea más o menos barato. Además, los supermercados tienen prohibido hacer compras y ventas cruzadas. El esquema de las embotelladoras es similar a la zonificación producida por la privatización de los servicios públicos: se compra sólo a la empresa que provee en el área. No se puede comprar en el norte para vender en el sur o viceversa.
Hay otro detalle que surge como pregunta, tiene respuesta e involucra a Coca Cola: ¿Perjudica a la firma multinacional ese comportamiento de FEMSA? En el sector admiten que le impacta en la marca, pero hay algo llamativo. Cuentan en el rubro que, en general, los gerentes de Coca Cola no se enojan con FEMSA sino con Reginald Lee, que tira para abajo los precios y ofrece variantes. Notable, aunque nada extraño si se observa lo que planteó Coca Cola Company hace dos años a sus directivos: la preferencia de vender más por precio que por volumen.
En el Ministerio de la Producción, mientras transcurre la primera audiencia de conciliación de FEMSA con el gremio y el Gobierno en el marco del PPC, están que trinan porque consideran que, como en FEMSA, muchas empresas tienen problemas serios de management que le echan más leña al fuego que generó la recesión. Tanto es así, que empezaron a trabajar en un listado de empresas detallado, con diferencias técnicas internas y problemas preexistentes.