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El plan de Kicillof: Otermín presidente, doble firma y Vidal interlocutora

No quiere ceder la vicepresidencia para evitar un cogobierno y, a cambio, ofrece otros lugares. Busca fortalecer la relación con una oposición liderada por la futura ex gobernadora.

La elección de Federico Otermín para presidir la poderosa Cámara de Diputados y las instrucciones que dio para llevar adelante las frenéticas negociaciones por la vicepresidencia del cuerpo son un indicio de la concepción del modelo que Axel Kicillof tiene sobre el funcionamiento de la Legislatura. Está convencido de que al peronismo le corresponde la doble firma y, a cambio, ofrece otros espacios. Y elige a María Eugenia Vidal como interlocutora de una oposición política con la que pretende fortalecer relación. Las próximas 48 horas serán clave para saber si logra evitar un cogobierno que –supone– podría complicarle la gestión.

 

A la reunión de este viernes, de la que participaron Otermín, su par Carlos “Cuto” Moreno, la senadora Teresa García y la intendenta Verónica Magario, por el futuro oficialismo, y Maximiliano Abad, Roberto Costa y el todavía jefe de Gabinete, Federico Salvai, por la futura oposición, estos últimos llegaron con la pretensión de quedarse con la vicepresidencia. Estiman que les corresponde para ejercer un verdadero rol opositor y mantener equilibrio de poder legislativo. Arguyen, además, haber cedido ese espacio en 2015 cuando llegaron al poder.

 

El futuro gobernador piensa distinto y busca poner en ese lugar a Moreno, un soldado de la primera hora que lo acompañó –igual que García– en tiempos en que su candidatura era discutida puertas adentro del peronismo. Ocupar los dos lugares forma parte de la gobernabilidad necesaria en el esquema de gobierno que pretende Kicillof. “La legislatura no es un organismo de control”, ejemplifican con obviedad en su entorno íntimo.

 

 

La vicepresidencia es clave por el sistema de doble firma que rige en la Cámara, en tanto que para circular todo expediente necesita la rúbrica del presidente y del vice. Kicillof está dispuesto, en cambio, a ceder espacio en diversas instituciones del complejo entramado del gobierno bonaerense. El Bapro, el Instituto de Previsión Social y varios organismos de control fueron puestos sobre la mesa pero, al menos por el momento, no satisfacen a Vidal. Quiere, justamente, lo que Kicillof parece no estar dispuesto a darle.

 

A partir del miércoles, cuando sea ungido gobernador, el ex ministro de Economía contará con un bloque de 46 legisladores que acompañarán sus políticas con la comandancia de Otermín. Gobernará en minoría. La jefa opositora, en tanto, intenta evitar fugas para mantener un bloque de 43 bancas, muchas de las cuales obtuvo en la buena cosecha de las legislativas de 2017 que este año no se pusieron en juego.

 

 

 

En el Senado, la vicegobernadora electa, Magario, logró contener en un solo bloque a todo el peronismo. La cohesión es clave en una cámara de 46 miembros en la que Cambiemos tiene seis legisladores más que el Frente de Todos (26 a 20). Del mismo modo, en diputados las discusiones internas estarían saldadas y Otermín se encamina a liderar una única bancada, en la que confluyan el kirchnerismo, el massismo y el PJ.

 

Perdida la elección, Vidal –quien en raid mediático se encargó de decir que se tomaría un largo descanso para dedicarse a su familia– se puso rápidamente a trabajar para capitalizar el 38% que obtuvo en las generales y mantener el liderazgo en un Cambiemos bonaerense donde asoman otros actores para disputarle ese lugar, algunos de los cuales ya avisaron que pretenden horizontalidad.

 

Vidal trabaja para evitar que Cambiemos vuele por el aire. Y para eso reunió a intendentes, legisladores y otros dirigentes mostrando una amplitud que muchos le reclamaban en tiempos de vacas gordas. Esa construcción para robustecer la alianza electoral que dejará de gobernar en unos días es fundamental para sentarse a negociar lugares clave como la vicepresidencia de Diputados. Este partido tiene dos días por delante. El resultado aún es una incógnita pese a algunas versiones que lo dan por terminado.

 

Las tres mesas políticas imposibles del peronismo estallado
Axel Kicillof junto al titular de la AFA (izq) y el presidente de la Conmebol (der).

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