El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se reunirá este jueves con intendentes opositores en el marco de la búsqueda de nuevos interlocutores para destrabar el tratamiento del proyecto de ley impositiva fiscal que envió a la legislatura. Intenta quebrar la supremacía del bloque de Juntos por el Cambio en el Senado, donde la oposición controla 26 de las 46 bancas; las 20 restantes son del Frente de Todos. El mandatario podría llegar a ese encuentro –que, en principio, era meramente protocolar y similar al que mantuvo días atrás con intendentes del peronismo– con el aval de un sector de la oposición para darle tratamiento a la iniciativa que le permitiría sentar las bases recaudatorias.
Kicillof había optado negociar directamente con María Eugenia Vidal y, en su defecto, con el ex jefe de Gabinete bonaerense Federico Salvai, pero ambos se fueron de viaje. Pese a que la ex mandataria sigue desde la ciudad de París (Francia) el minuto a minuto de la negociación, quienes cobraron protagonismo en la Legislatura el viernes por la tarde, cuando la sesión nuevamente se caía, fueron los intendentes del PRO. Con ese sector, el oficialismo no congenió. El oficialismo no quiso hacer modificaciones al proyecto original y advirtió que la oposición no tuvo compromiso para sesionar. En el Ejecutivo bonaerense afirman que otros jefes comunales de la oposición veían por televisión lo que sucedía en La Plata y decían “no” sentirse “tan representados” por los interlocutores “emergentes”.
Por eso, antes de reunirse con Kicillof, los intendentes de la Unión Cívica Radical (UCR) mantendrán un encuentro con diputados y senadores de su espacio. Una línea del partido centenario –que en la provincia de Buenos Aires comanda 32 municipios– desliza, por ahora en voz baja y con timidez, que el Ejecutivo debe tener ley. De la recaudación que se calcula en el paquete fiscal impositivo sale la coparticipación que se transfiere a las arcas municipales. Allí apuntó con vehemencia el gobernador durante sus declaraciones radiales de este domingo: “Se perjudican todos los intendentes y lo saben bien”, sacudió. Según supo Letra P, las llamadas entre intendentes opositores y funcionarios del gobierno provincial fueron fluidas durante el fin de semana.
EL REIVINDICADOR. El viernes por la noche hubo una cena en la localidad de Rivadavia, en la Cuarta Sección electoral, entre intendentes radicales y el expresidente de la Cámara de Diputados de la Nación y otrora armador de Cambiemos en territorio bonaerense Emilio Monzó. El dirigente ya anticipó que empezará a caminar la provincia. Indefectiblemente, tensionará con la conducción que planea sostener Vidal dentro de Juntos por el Cambio y tiene un puñado de diputados y una senadora que le responden. En la cena se habló de la negociación legislativa.
De los intendentes que lo acompañaron en ese encuentro de fin de año se destacan el flamante titular del foro de alcaldes radicales, Miguel Fernández (Trenque Lauquen), Guillermo Pacheco (Pellegrini), Martín Randazzo (General La Madrid), Franco Flexas (General Viamonte) y Calixto Tellechea (Florentino Ameghino). También estuvieron los ex GEN Javier Reynoso (Rivadavia) y Eduardo Campana (General Villegas). Están dispuestos a tratar la ley impositiva. Dialoguista, uno de los intendentes de esa mesa le confesó a Letra P que “lo que prima hoy es la necesidad de los municipios, y nosotros le pedimos a nuestros legisladores que primen los intereses nuestros”.
Emilio Monzó junto a intendentes de Juntos por el Cambio
Saben también que “si hay un aumento del 75% se supone que va a haber más plata para repartir”, como expresó uno de los mandatarios radicales ante la consulta de Letra P. Monzó busca acumular volumen propio y está monitoreando cómo se mueven intendentes opositores que no están tan referenciados en el vidalismo. En ese lugar se posiciona también el intendente de San Isidro, Gustavo Posse.
MÁS TIEMPO. En la noche del viernes, cuando ya le habían cerrado la puerta del Senado, Kicillof giró el proyecto impositivo a la Cámara de Diputados bonaerense. Con horario de ingreso a las 23:30, el envío del expediente fue un intento en el cuerpo legislaivo donde el oficialismo tiene mayoría. Usaría los votos propios para luego meter presión en la Cámara alta, donde aún no puede romper el cerco opositor. Algo pasó en el medio, porque no se llegó al quórum. Circularon dos versiones. Una: que no había intenciones reales de sesionar porque aprobaron el proyecto sin presencia de la oposición generaría aún más tensión; dos: que no se sesionó porque llegó tarde el diputado José Pérez, quien responde al intendente de José C.Paz, Mario Ishii. Como fuere, casi la totalidad de los diputados oficialistas caminaban por los pasillos de la Cámara antes de la medianoche.
Luego del apuro del Ejecutivo, que giró la ley impositiva el 24 de diciembre con el objetivo de convertirla en ley el 26, ahora hay más plazos para dialogar. El objetivo esta vez es aprobarlo el martes 7 de enero en Diputados y el miércoles 8, en el Senado. Para eso debe haber modificaciones. Puntualmente, cambios en el inmobiliario urbano.
El jefe del bloque de Juntos por el Cambio en el Senado, Roberto Costa –que es uno de los interlocutores que puso Vidal a negociar– explicó que el espacio que integra acordó “no dar quórum para que puedan realizarle modificaciones”, y que si votaban en contra la ley impositiva “se tenía que postergar hasta el año próximo. Somos una oposición responsable. Pedimos dialogar”.