Carlos “Carli” Bianco será el Jefe de Gabinete en la gestión de Axel Kicillof como gobernador de la provincia de Buenos Aires. O será el ministro de Gobierno. O de Seguridad. Para cualquiera de las tres funciones tiene capacidad, afirman en el entorno del mandatario electo. La balanza, sin embargo, se inclina para una jefatura ministerial. “Va a estar en la toma de decisiones”, dice una fuente con asiento en las oficinas que el equipo de Kicillof tiene en calle Piedras, en el microcentro porteño. Durante toda la campaña, Bianco fue una de las tres personas que más tiempo pasó con el entonces candidato. El tridente lo completaban la vocera y el secretario del próximo mandatario, Jesica Rey y Nicolás Beltram. Los cuatro recorrieron la provincia en el Renault Clio de Bianco, que volvía a tomar el volante con la intensidad de sus años como conductor del camión de su padre: un volcador Ford 600 modelo 62. Pero Bianco, responsable de llevar adelante la transición con el saliente jefe de Gabinete, Federico Salvai, es mucho más que el dueño del kicimóvil.
Conoció a Kicillof en 1998 cuando éste fue a la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) a dar un curso de “Corrientes Económicas Contemporáneas” para los alumnos de la carrera de Comercio Exterior, en la que luego se graduó. Bianco era uno de los alumnos. Siempre dijo que Kicillof, antes que su amigo, “era su referente”. En 2002, el economista lo llevó como ayudante a la materia Economía II de la carrera de Sociología en Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Dos años después, siempre cerca de AK, se sumaba al Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA) que tenía al economista como uno de los motores.
Tiene 43 años. Nunca se alejó de Quilmes, ni de la UNQ. Preside el Club Social y Deportivo Tucumán y, cuando puede, sigue jugando al fútbol 5 en el Club Alberdi, también en la localidad donde a partir de diciembre gobernará Mayra Mendoza. Vive entre Quilmes y Parque Patricios. No descarta mudarse a La Plata y jura y perjura que el Clio no se venderá jamás: “Forma parte sustantiva de mis últimos años y mi historia”, le dijo a Letra P, con retórica cuasi poética.
De la mano de Kicillof llegó a la gestión pública. Escuchó atentamente todos los consejos que le daba el entonces canciller Héctor Timermman cuando él ocupaba el rol de secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Su nombre empezó a circular por los diarios La Nación y Clarín producto de una denuncia del abogado militante del PRO Santiago Dupuy de Lome. Afirmaba que el montaje del pabellón de Argentina en la Expo Mundial Milán 2015 estuvo plagado de irregularidades. Sin embargo, días atrás, el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi archivó el expediente al no encontrar delito alguno. El juez revocó una a una las acusaciones del denunciante. Bianco sintió esa decisión como un acto de justicia a la memoria del ex canciller.
DE LA RUTA A LA OFICINA. El teléfono de Bianco estalla. Siempre, y más ahora. A veces, contesta mensajes con días de delay. Engrosó su agenda de contactos por mil. Agendó, entre otros, a Salvai. Antes, en campaña, el número de intendentes peronistas con los cuales no había tenido trato.
Con los intendentes y candidatos forjó un diálogo constante, sobre todo con los del interior. Los intendentes de peso hablan, cuando pueden, de manera directa con Kicillof. Bianco se ocupó durante la campaña de construir puentes y allanar el camino para que el Clio llegase a los distritos sin cortocircuito alguno. Al filo del cierre de campaña, con la visita a Punta Indio, Kicillof y los suyos habían llegado a los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires. Semanas después, el Clio estacionaba en el playón de Casa de Gobierno para iniciar la transición.
Además de ocuparse de la territorialidad política, por orden de Kicillof se puso a estudiar el tema de la Seguridad bonaerense. Bianco le aclaró a Letra P que no iba a ser el titular de esa área. No hay mayores pistas sobre quién vaya a ocupar ese fierro caliente que implica entre otras tareas, manejar la policía.
“El otro día hice un grandísimo esfuerzo para ver qué había hecho de positivo Vidal y no encontré nada. No pongo en discusión sus intenciones. Por ahí vino con las mejores intenciones, pero en materia productiva es un desastre: hay cierres de comercios, quiebre de pymes, la situación de los pequeños y medianos productores... Miro los resultados macrofinancieros de la provincia y hay un brutal endeudamiento en dólares, problemas de liquidez, porque vencen más de dos mil millones de deuda. Veo la cuestión de seguridad. Hay más delito que antes. No lo digo yo, lo dice el Ministerio Público Fiscal en su último informe. Veo la educación y no hubo ningún cambio cualitativo positivo. Miro la salud y los hospitales no tienen insumos. Hay un brote de sarampión, que es una enfermedad medieval. En infraestructura, el acceso al gas, a la electricidad y a las cloacas es exactamente el mismo que en 2015. No digo que no hayan hecho obras, pero son obras que solamente siguieron el crecimiento vegetativo, no mejoró nada”, dijo durante una entrevista con Letra P antes de la elección de octubre. En aquella oportunidad paseó por todas las áreas: casi como lo haría un Jefe de Gabinete.