Francisco Javier Quintana hizo el camino típico de los dirigentes que dieron sus primeros pasos en política dentro del PRO. Se acercó a través del ámbito universitario al partido de Mauricio Macri y entró como asesor. Empezó su recorrido y pasó por el Gobierno porteño y la Legislatura, condujo la Juventud PRO y en 2015 encabezó la nómina de legisladores porteños del espacio amarillo. Esa carrera meteórica lo llevó, también, a ser secretario general del partido. Pero ahora decidió poner en pausa esa carrera vertiginosa para asumir en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires, un organismo en el que sus miembros no pueden contar con afiliación partidaria.
Quintana es el elegido del PRO para la Magistratura, tras un acuerdo entre el Presidente, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Para su nominación también pesó la voz de Daniel "Tano" Angelici, con mucha gravitación en la estructura judicial capitalina. A diferencia de sus compañeros de ruta del peñismo, Quintana logró una relación distinta con el resto de las tribus que conviven en el PRO.
Durante los últimos cuatro años, desde su rol de vicepresidente primero de la Legislatura, Quintana colaboró para que avanzaran las leyes que se enviaban desde Parque Patricios y cumplió a rajatabla el plan de ajuste fiscal que diseñó el Gobierno bajo la constante auditoría del jefe de Gabinete local, Felipe Miguel. Además, el abogado egresado de la Universidad Católica Argentina tuvo su silla en la mesa política porteña, con presencia en las reuniones de los lunes en La Biela, íntegramente compuesta por larretistas paladar negro.
Sin embargo, su mudanza al Consejo de la Magistratura generó un rosario de criticas dentro del edificio de Perú 160. A ese lugar apuntaba el diputado Daniel Presti, actual presidente de la Comisión de Justicia y del bloque PRO. Como existía una especie de preacuerdo para garantizar ese desembarco, en el bloque oficialista generó malestar la novedad. Su candidatura a la Magistratura prosperó y tuvo que renunciar a su cargo de secretario general del PRO debido al impedimento que representa la afiliación partidaria para los funcionarios judiciales, según la Ley N°31 (normativa orgánica del Consejo de la Magistratura de la Ciudad). También, tuvo que hacer lo propio en la Legislatura y desencadenó una aceleración de la sucesión parlamentaria.
Quintana se recibió de abogado con diploma de honor en la UCA y asumió como jefe de asesores en la Procuración General Adjunta de Asuntos Contenciosos del Gobierno de la Ciudad. Después, desembarcó en el gobierno de Macri como coordinador de Políticas de Juventud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y luego, como director general de Políticas de Juventud. Durante 2008 y 2011 se desempeñó en el cargo de vicepresidente de la Caja de Seguridad Social para Abogados de la Ciudad de Buenos Aires (CASSABA) en liquidación, como representante de la Legislatura local.
También tiene una pata en Boca, lugar que mantendrá durante sus años de mandato en el organismo judicial. Angelici apoyó su candidatura y le aseguró un lugar en la lista del oficialismo bajo un inoxidable acuerdo con Macri, pero también con Peña. De 2016 hasta que asumió en el Consejo ejerció como secretario general del PRO. Tuvo distintos espacios en la orgánica del partido amarillo, pero ahora deberá posponer su vinculación al partido por su función en el organismo de selección de magistrados. Sin embargo, tiene pensado volver a la dinámica del PRO una vez que culmine su mandato en la Magistratura, donde presidirá la Comisión de Fortalecimiento.