La prevista realización de un partido amistoso entre las selecciones de fútbol de la Argentina e Israel estuvo tan politizada cuando se decidió su traslado de Haifa a la disputada Jerusalén como este martes, cuando se anunció su cancelación, al parecer por iniciativa de los jugadores. Esta decisión, que llegó tras intensas gestiones diplomáticas cruzadas y en medio de quejas agrias de la Autoridad Palestina, motivó incluso un llamado personal del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Mauricio Macri.
El diario israelí Haaretz dijo en su página web que “el primer ministro Benjamín Netanyahu habló con el presidente argentino, Mauricio Macri, a última hora del martes a pedido de la ministra de Cultura Miri Regev, en un intento de impedir la cancelación del partido”.
“Macri le informó a Netanyahu en la conversación que él no podía influir en la decisión final, de acuerdo con fuentes de la Oficina del Primer Ministro”, añadió.
“Es claro que el Gobierno de Israel tenía un interés muy importante de que el partido se jugara este sábado en Jerusalén, pero el Gobierno argentino no participó en esa decisión”, le dijo a Letra P una fuente de la Cancillería. La posición coincide con lo planteado por el Presidente a Netanyahu, pese a la excelente relación personal y política que ambos establecieron en septiembre del año pasado, en ocasión de la primera visita de un premier israelí al país.
La mencionada fuente diplomática argentina le explicó a este medio que el Gobierno israelí “organiza permanentemente actividades que sumen a su deseo de reconocimiento de soberanía sobre Jerusalén". "Por ejemplo -amplió-, en su momento el presidente Macri, cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, acudió a una reunión de alcaldes que se hace todos los años en febrero. O hace poco estuvo Lino Barañao en una de ministros de Ciencia. En ese marco se buscó llevar el partido a esa ciudad”.
“Desde el punto de vista de ellos, es razonable que lo busquen y también es esperable que los países árabes protesten”, añadió. “Nosotros observamos y es bueno aclarar que no tenemos en estudio ningún posible traslado de la embajada ni un cambio de política. Todo va a seguir igual”, definió.
En ese sentido, el canciller, Jorge Faurie, se vio obligado este martes a desviar su atención del debate sobre Venezuela en la OEA, en Washington, para referirse a la cuestión. "Argentina es una país que mantiene una política de equidistancia con Israel y el pueblo palestino", dijo, a la vez que el "gobierno argentino no estuvo involucrado en la organización del partido". Asimismo, aclaró que "en su momento, compartimos a través de la Cancillería elementos que debían ser tenidos en cuenta si jugaban en Israel", pero eso "no es una decisión tomada por AFA".
De inmediato, en un comunicado, la Cancillería señaló que "la República Argentina reafirma su tradicional reconocimiento del estatus especial de Jerusalén, según lo establecido por las resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de las Naciones Unidas". Todo por un partido de fútbol mal pergeñado.
La ministra de Cultura y Turismo Regev había sido la inspiradora de la idea de llevar el partido a Jerusalén, lo que puso el evento en el centro del conflicto en torno a la soberanía sobre esa ciudad. Además, sugirió que podría haber una recepción de Netanyahu a Lionel Messi y sus compañeros.
Israel ocupó la parte oriental, de mayoría árabe, de esa ciudad sagrada para judíos, musulmanes y cristianos, y la anexó, además de declararla su “capital eterna e indivisible”. Por el contrario, los palestinos aspiran a establecer en el sector este la capital de su futuro Estado.
El grueso de la comunidad internacional no reconoce la anexión y colonización realizadas por Israel, pero la decisión de Donald Trump de trasladar desde Tel Aviv a esa ciudad la embajada de Estados Unidos resultó un revulsivo. Rechazada por la Unión Europea, la decisión causó euforia en el gobierno de Netanyahu y fue imitada hasta ahora por Paraguay y Guatemala. Honduras, Rumania y República Checa también podrían seguir el ejemplo.
La protesta palestina se basa en que se habría tratado del primer partido entre selecciones realizado en Jerusalén, lo que, afirman, habría constituido un precedente negativo para su causa.
Además, el estadio Teddy Kollek está emplazado sobre la antigua aldea palestina de Al Malha, destruida en la guerra de 1948 que dio origen a la fundación e Israel y a la nakba palestina, su “catástrofe” nacional.
Al cierre de una jornada tan tensa como la del lunes, la embajada de Israel en Buenos Aires "lamentó" confirmar la "suspensión" del partido.
"Las amenazas y provocaciones dirigidas a Lionel Messi, que lógicamente suscitaron la solidaridad de sus pares y el temor a concretar el amistoso, no son ajenas a la cotidianidad de la población civil en Israel cuyos deportistas, sin ir más lejos, han sido en numerosas oportunidades objeto de violencia y atentado, señaló en un comunicado. "La amistad entre la República Argentina y el Estado de Israel, próxima a cumplir 70 años, no se dirime en un partido de fútbol. El país democrático y el público plural (compuesto por judíos, musulmanes y cristianos) espera siempre con ansías poder recibir a las principales figuras del deporte argentino", cerró.
¿Volverá la polémica después del Mundial?