La sequía registrada durante los últimos tres meses en la República Argentina duplicó las pérdidas en el sector agroexportador y representó una merma de 5895 millones de dólares, según un informe de la Bolsa de Cereales. Los números caen como un baldazo de agua fría para el gobierno de Mauricio Macri, que confía en este sector para cuidar la recaudación y el ingreso de divisas.
En concepto de exportaciones netas, habrá una pérdida de 5374 millones de dólares por la diminución de la cantidad de granos y subproductos exportados. No obstante, habrá una compensación por el incremento en los precios internacionales.
La sequía suma otra mala noticia económica para el Gobierno Nacional: la recaudación fiscal sufrirá una reducción cercana a 1735 millones de dólares. Esta disminución es en concepto de recaudo por derecho de exportación como resultado de menores exportaciones y una caída de otros impuestos por merma en la actividad. En su informe ante el Senado de la Nación, Marcos Peña, justificó la revisión de las metas de crecimiento para este 2018 producto de “la volatilidad de los mercados financieros internacionales, la suba del precio del petróleo” y las sequías que afectaron las cosechas del agro.
De acuerdo al documento, el déficit hídrico afectó a las exportaciones y la recaudación fiscal de las cadenas de la Soja y el Maíz en 2018 y superó lo pronosticado.
La pérdida por sequía representa el 0,86% del Producto Bruto Interno argentino y el principal afectado es el sector dedicado a la producción primaria de granos, que experimentará una caída de 2331 millones de dólares en el valor agregado.
También, la merma golpeará a servicios afectados a la producción, como el transporte que perdería 422 millones de dólares. Además, la falta de lluvias arrastra a productores de carne y leche, que utilizan maíz y harina de soja como insumo. Según la Bolsa de Cereales, este grupo enfrentará costos mayores, cercanos a 1000 millones de dólares.