Desde 2006 el Tribunal de Cuentas bonaerenses es auditor externo independiente del Banco Mundial para sus créditos en la Argentina.
Convencido que no se puede gobernar con herramientas del pasado, puso sobre la mesa de debate una nueva conformación entre los municipios, las provincias y la Nación. Además se dio espacio para aconsejar a intendentes bonaerenses sobre el manejo de las cuentas públicas, sin que gestión y control se superpongan.
BIO. Es abogado egresado de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Ha dictado más de 100 conferencias en la Argentina y en el exterior sobre el rol de los organismos de control público y la práctica de la auditoría de cuentas públicas. En 2002, fue el único representante latinoamericano que participó en un panel de expertos del Fondo Monetario Internacional para el fortalecimiento y control en los bancos centrales de países. Impulsó relaciones internacionales del Tribunal para el intercambio de experiencias con organismos de control del exterior y replicar en la Provincia las mejores prácticas en materia de auditoría a nivel mundial.
-¿Cómo está funcionando el Tribunal de Cuentas ante este panorama de falta de vocales?
-La tarea se desarrolla normalmente, debido a que el quórum se requiere cuando hay que dictar fallos. Nosotros hemos adelantado y cumplido en término las resoluciones finales de los controles que hacemos, correspondientes al ejercicio de nuestros auditados, en abril, y algunas de agosto se adelantaron al 31 de mayo, de manera que ahora el Tribunal funciona normalmente ya que estamos en la etapa meramente investigativa, auditora, recopilando información para los estudios de cuenta que se van a realizar y fallar, el 30 de abril de 2019, en relación al ejerció 2017.
-Llegado el momento de formar quórum, ¿tienen evaluado cómo harán? ¿Tienen diálogo con el Ejecutivo bonaerense para solucionar esta situación?
-Tenemos diálogo permanente, más allá que somos un organismo independiente como es, por ejemplo, el Poder Judicial. Dialogamos con todos los sectores del Gobierno. Es una decisión que es propia de los poderes Legislativo y Ejecutivo, ya que los vocales son designados como los jueces, a propuesta de la Gobernación con acuerdo del Senado. No está en nuestra esfera de poder de decisión. Todo lo que podemos dialogar en ese aspecto estamos abiertos. Y si nos consultan, con mucho gusto daremos la información que se requiera.
-Desde que usted asumió en el cargo pasaron las hiperinflaciones de los gobiernos de Alfonsín y Menem, el efecto Tequila, el quiebre de Argentina en 2001. Todos esos cimbronazos económicos, ¿cómo impactan en las cuentas municipales?
-Yo soy muy optimista porque en materia de gobiernos locales, los municipios están llamados a desarrollar un rol muy importante en la gestión, porque es la administración gubernamental que está más cerca de la gente, que realiza el gasto dónde están las necesidades. Los municipios han tenido experiencia de hiperinflaciones, recesiones, falta de financiamiento, que los ha hecho crecer mucho y tener conciencia del rol que tienen que cumplir. Cuando regía la ley de convertibilidad, que era un esquema muy retractivo en cuanto al financiamiento, tuvieron que aprender a entender principios de responsabilidad fiscal y se empezó a mirar la recaudación. A partir de allí se produjo un crecimiento muy importante. Después hubo momentos muy difíciles, después de ese proceso. Hace poco se dictó en la provincia una ley de responsabilidad fiscal.
"Cuando regía la ley de convertibilidad, que era un esquema muy retractivo en cuanto al financiamiento, los municipios tuvieron que aprender a entender principios de responsabilidad fiscal y se empezó a mirar la recaudación."
-¿Cómo avizora la implementación de esta ley?
-Estamos muy dispuestos a hacer docencia en esa materia con los municipios, en base a principios sanos, que establece esta ley. Esto se experimentó en otros países y dio excelentes resultados. Va a traer más soluciones para la gente.
-¿Considera, desde su experiencia, que este pacto que firmaron los intendentes traerá beneficios a los municipios?
-Es una ley que establece principios como responsabilidad fiscal, que no se pueda al final del mandato nombrar personal de forma masiva... es una ley muy completa. Muchas veces hemos utilizado la ley de responsabilidad fiscal de Brasil para hacer docencia. Ellos lo consideran como una segunda Constitución, porque tiene mucha fuerza, al punto que hubo juicios políticos. Nosotros decimos: en buena hora que se aprobó esta ley esta ley de responsabilidad fiscal, por la gran responsabilidad que tienen los municipios, de este rol protagónico de satisfacer las necesidades de la gente.
-¿Cómo ve el rol de los intendentes?
-Para la gente, el Intendente es el más cerca que tiene. Pero tendría que cambiarse la palabra por Jefe de Gobierno, que ya le da mayor autonomía y mayor espacio para gobernar y resolver los problemas territoriales. Para la gente, el gobernador está un poco lejos y el presidente, más. De manera que todo lo que es tarea municipal nos entusiasma.
-Ese cambio de denominación que plantea, ¿conlleva nuevas misiones y funciones para el cargo?
-Son palabras que lo dicen todo. Intendente es aquel que entiende en ciertos y determinados aspectos y tienen prohibido incursionar el otro.
-¿Por ejemplo?
-Puede incursionar en el alumbrado, barrido y limpieza, hacer solamente lo que tiene autorizado. Un jefe de Gobierno es al revés: puede hacer todo lo que la comunidad requiere, excepto lo que tiene prohibido. Allí podemos hablar de una mayor autonomía, que en algún momento se dará. Si se ahonda esta discusión se toca un tema como potestades fiscales, reformas impositivas y habrá que llegar a un acuerdo o a una gran reforma fiscal e impositiva, para que también, en caso que estos intendentes lleguen a ser jefes de Gobierno, tengan potestades tributarias y no solamente cobrar tasas. Estamos en un sistema de tasas muy anárquico, donde tenemos una política impositiva disfrazada, y el intendente no es el ABL de antes porque la sociedad los ha reconvertido. Los reclamos de los vecinos los llevó a ocuparse de cosas para las que no tienen potestades.
-¿Ese cambio de mayor potestades a los intendentes por qué estaría dado?
-Por una nueva concepción, una nueva autonomía, esta esfera de acción y libertad para tener potestades, deberes y obligaciones que cumplir conformarán una institución legal que hará coincidir los hechos con el derecho. Hoy en día, con esta figura, sigue siendo el intendente tradicional. Hoy tenemos a los hechos no en consonancia con el derecho.
Estamos en un sistema de tasas muy anárquico, donde tenemos una política impositiva disfrazada, y el intendente no es el ABL de antes porque la sociedad los ha reconvertido. Los reclamos de los vecinos los llevó a ocuparse de cosas para las que no tienen potestades.
-En una provincia tan amplia, heterogénea y divergente como Buenos Aires, ¿es posible aplicar una misma receta para todos los distritos?
-No. En esa reforma hay que buscar acortar las distancias a la mitad o a un tercio. Los municipios chicos podrían fusionarse para tener una importancia mayor. Cuando se pierde cercanía entre gobernantes y municipio, dejó de ser municipio. Hay municipios que se llaman a sí mismos “provincias" o "provincias dentro de una provincia” y eso no es el concepto de municipio que debe ser. Una cosa es el contacto que puede tener un intendente en un municipio de 50 mil habitantes y otra cosa es el acercamiento de un gobernante en un distrito de dos millones de habitantes.
-¿Tiene posición tomada por el proyecto de división de la provincia de Buenos Aires que se mencionó en la campaña de 2015?
-Se ha hablado muchas veces. La provincia de Buenos Aires tiene un territorio suficientemente extenso para marcar una región importante. Este es un tema que hay que poner sobre la mesa de discusión en relación a otras provincias y analizar si tienen la misma razón de ser que en el siglo XIX y analizarlo. Con seis regiones como la provincia de Buenos Aires estaría todo más simplificado, pero debe discutirse. Nosotros auditamos municipios con más población que provincias enteras. No se puede vivir en el siglo XXI con conceptos del siglo XIX.
-¿Cómo es controlar una provincia tan grande como la de Buenos Aires?
-La tecnología ayuda mucho. Por suerte la tenemos junto a los recursos humanos. Tenemos veinte delegaciones que son de cercanía con los municipios y son el primer avance del control. Ellos hacen los informes primarios y luego, en sede central, confeccionamos los juicios de cuenta para ir aclarando y que el gobernante municipal pueda ir explicando. A eso le sumamos la conectividad y la tecnología, lo que implica haber dado un paso muy fuerte. Además de los nuevos conceptos: no solo se requiere observar la legalidad, sino la gestión. Hay que medir la eficiencia, la eficacia y la economía de la gestión.
-¿Es posible un control en tiempo real?
-Sí, con la tecnología, sin duda. Es recomendable en tanto y en cuanto el control entienda qué es la gestión y viceversa. No hay que obstruir la gestión. Mientras que cada uno cumpla con su rol, no hay problema con el control concomitante. Nos ayuda a hacer docencia, a detectar un error a tiempo y modificarlo para mejorar las cosas. Creemos que el control debe ser de acompañamiento, de docencia, didáctico, y dejar lo sancionatorio cuando no queda otra medida por tomar.
-¿Qué le recomendaría, en líneas generales, a los intendentes?
-A veces los veo preocupados y confundidos por el municipio, a veces muchos de ellos angustiados porque tienen dificultades para pagar los sueldos a fin de mes. El primero de sus objetivos es ser intendente de los vecinos, no de los empleados. El municipio no puede ser un ente de subsidiado para empleo, debe dar respuesta en todos los aspectos a los vecinos. Hoy están comprometidos en seguridad, educación, salud, reciben fondos para esos ítems, se fue ampliando cada vez más el espectro. Lo importante es que no se confundan. Y en segundo lugar que entiendan que, cada vez, van a tener más acción, más participación. Muchas veces ponemos como ejemplo las palabras del papa Francisco que cuando asumió dijo: “Quiero sacerdotes con olor a oveja”. Quiso decir que quiere estar cerca de la gente, al lado de la gente. En lo civil o laico, ese sacerdote es el intendente, no es otro. Ellos tienen la gran responsabilidad, y la van a tener más en el futuro, de conformar las necesidades de las comunidades. Nos estamos acercando a los intendentes del futuro.
-¿Cómo imagina esa figura?
-Un intendente con potestades políticas y tributarias para resolver todas las necesidades de la gente sin tener que depender tanto de la provincia. Todavía las provincias argentinas son muy centralizadas en su acción y confunden centralización con ejecución. Cuando eso se confunde, la ineficiencia ya está golpeando la puerta. Siempre damos el ejemplo de la orquesta. Uno tiene que tener el rol de director y los otros el rol de ejecutantes y, en eso, se puede armar una magnífica sinfonía que sería una magnífica gestión. La provincia tiene que ahondar su rol de director, emitir los lineamientos. Y los grandes ejecutores, esa gran orquesta provincia, serían los intendentes. Cada uno con su instrumento en su territorio, llevando adelante la partitura, las diversas políticas que va lanzando el gobierno central. Lo que debe ser centralizado es el poder de dirección y lo que tiene que ser descentralizado es la ejecución, esa es la fórmula correcta.
-Se dice que la gobernadora María Eugenia Vidal sigue de cerca los gastos del organismo. ¿Tiene algo para decir al respecto?
-Somos 550 funcionarios, es un número normal de presupuesto en base a los funcionarios que tenemos. El organismo de control requiere la jerarquía que se necesita para tener una institución de calidad. Los gastos que el organismo tiene son los necesarios para el funcionamiento. Considero que el gasto no es excesivo y está ajustado a tener un organismo de control de calidad. En el mundo se mide la calidad institucional, no sólo por la división de poderes, sino también por los organismos control. Se observa con mucho detenimiento a los organismos de control para medir la calidad institucional de un Estado. Un organismo de control de baja calidad impulsa a la baja la calidad institucional de un Estado en su conjunto. Además son organismos que requieren el valor de la independencia. De no ser así, los organismos internacionales ponen el foco en eso. Debe haber funcionarios calificados que cobren adecuadamente, como los jueces. Los gastos en estos organismos son los que le dan calidad.