Y adelantaron: “Arroyo va a ser candidato. Si es por afuera o por adentro de Cambiemos, depende de arriba, no de él. En el peor momento, que es éste, tiene 17% de intención de voto. ¿Para qué lo vas a dejar jugar afuera? ¿Para que se repita lo de Russak en el 95?”
Aquí, se recordó lo sucedido en 1995, cuando el entonces intendente alineado al menemismo, Mario Russak –electo en 1991 bajo el sello de la Ucedé pero que también gobernó la ciudad durante la dictadura-, buscó revalidar su desgastada gestión con su partido vecinal –Mandato Regional de General Pueyrredón-, sin aunar esfuerzos con quien era el candidato del duhaldismo, el hoy flamante presidente de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, Eduardo Julio Pettigiani. El resultado: se impuso el radical Elio Aprile.
“Si Arroyo saca 15% por afuera, Unidad Ciudadana tiene muchas posibilidades de ganar”, alertaron para no descartar una posible reedición del escenario presentado en Mar del Plata hace más de dos décadas.
MOVIMIENTOS. Preparado para dar batalla el año que viene, Arroyo empieza a mover fichas en su gabinete. Entre los recientes arribados, aparecen el nuevo secretario de Educación, Luis Distefano, en reemplazo de Ana María Crovetto, quien se fue reprochando: “Me han puesto a personas que no tuvieron profesionalismo y a las que no les importaba trabajar”, sostuvo en declaraciones a La Capital. En Cultura, Arroyo colocó a Christian Rabe en lugar de la dirigente PRO Silvana Rojas, que también dejó cuestionamientos a su salida: “El intendente está muy mal asesorado”. En tanto, en el área de Comunicación, colocó al politólogo Agustín Neme, quien proviene de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (Asacop). Cerca del Palacio Municipal, no descartan futuros cambios y que los retoques apunten a dirigentes que defiendan la gestión en la búsqueda de un nuevo mandato.
De esto toman nota en Cambiemos: “Es el manual del superviviente. Sabe que está jugando el segundo tiempo y pierde 3 a 0”, advirtieron en uno de los sectores que aún mantienen diálogo con el jefe comunal.
“Vemos una tentación a cerrarse cada vez más en el círculo más cercano. Cuando la primera construcción de Arroyo fue de absoluta apertura a los sectores que representan Cambiemos en su pluralidad. Lamentablemente, en estos dos años ha ido cada vez cerrándose más”, señalan voces radicales.
En otro de los palenques del oficialismo, consideran: “Como el final de todo régimen, se encapsula en el núcleo más duro. Y va a ser cada vez peor”. Pero cerca del intendente delimitan: “El problema es con Vilma”, en alusión a la concejal radical y ex postulante a la intendencia, Vilma Baragiola.
CON PRO… Y CONTRAS. La apuesta que hace el partido amarillo por Guillermo Montenegro es tal que, en un primer momento, se pensó en la figura del ex ministro de Seguridad porteño para integrar la nómina de alumnos para la “escuelita de candidatos” propios. Pero sumar a este soldado en la tropa de aspirantes a desbancar al peronismo en distritos del conurbano hubiese sido una declaración directa de guerra a un intendente que –más allá de toda el agua que corrió bajo el puente- sigue en la órbita de Cambiemos. Y abrir un frente de combate de este tipo a un año y medio de la elección lejos está de ser lo más recomendable y, más aún, con un dirigente de características beligerantes como Arroyo.
Amén de eso, voces que frecuentan la mesa chica del PRO bonaerense no dudan: “El candidato es Montenegro”, descuentan, aunque no descartan la posibilidad concreta de una interna. “Falta mucho”, se amparan. Una señal de ello fue la reciente foto en Chapadmalal en la que Vidal compartió cuadro con tres posibles competidores: Montenegro y los radicales Baragiola y Maximiliano Abad.
Pero desde otros sectores de la vida interna de Cambiemos marplatense consultados por Letra P coinciden en que existe un aspecto fundamental que hace que no se considere cosa juzgada la designación del ex candidato a intendente de San Isidro como postulante en su tierra natal: “Lo están empezando a medir, hasta ahora no mueve el amperímetro”, afirman unos. “Recientemente se hizo una encuesta que le da un alto nivel de desconocimiento. Y, sobre los que lo conocen, la negativa está por encima de la positiva”, añaden otros.
Lo cierto es que Montenegro ha disminuido notablemente su nivel de exposición, recorridas barriales y charlas con vecinos. En La Feliz afirman que “la última vez que se lo vio” por allí fue en el timbreo del 14 de abril. Su actividad en las redes sociales también mermó. Y en todo esto, algunos armadores del frente de gobierno también encuentran una explicación: “El electorado marplatense es muy volátil y si se le mete en la cabeza que es importado, le bajan el pulgar”.
En modo analítico, una de las voces oficialistas consultadas vislumbró un incómodo margen de maniobra para el preferido de Vidal: “Si salís con todo para instalarlo, la gente lo va a rechazar. Pero, por otro lado, no tenés demasiado tiempo como para hacerlo por goteo”. Ante eso, en el PRO están quienes piden por alguien que ya salió con éxito a la cancha el año pasado: “Si a (Franco) Bagnato le dan pista y tiene un DT, es el próximo intendente”, subrayan los más entusiastas sobre una eventual candidatura del hoy senador bonaerense y ex conductor del noventoso ciclo televisivo "Gente que busca gente".
Pero, mientras algunos ya creen que al ex fiscal “no le da la imagen” para jugar en 2019, quienes lo promueven afirman: “En 2017, la elección local la ganó María Eugenia (Vidal). En 2019, va a pasar lo mismo”, al referirse a las reiteradas actividades de campaña de la gobernadora en la ciudad el año pasado y para posar así en su taquillera imagen la suerte del frente de gobierno en Mar del Plata.
RECLAMOS DE PASO. Por lo pronto, la irrupción de Montenegro en escena no dejó de levantar polvareda interna. El primero en salir con los tapones de punta fue Arroyo: “Nadie me va a venir a imponer un virrey”, dijo el intendente durante el verano.
Con el tiempo, se fueron sumando quejas en voz alta: “Todo el mundo tiene el derecho de competir, pero está fuera de tiempo. Es un momento donde la gente no quiere escuchar esto, hay que resolver problemas”, señaló a Letra P el diputado bonaerense oriundo de Mar del Plata Guillermo Castello. Sobre las apariciones del actual diputado nacional, en los últimos meses, junto a funcionarios bonaerenses y nacionales que desembarcan en las arenas marplatenses, el legislador lilito sostuvo: “Uno no alcanza a discriminar si el rol de Montenegro en esas visitas es institucional o de instalación de candidatura. Si es esto último, lo vería peor, porque cada uno de los que formamos parte de Cambiemos o que tiene intención de competir deberíamos estar en un plano de igualdad”.
Considerando las Primarias como una instancia fundamental para dirimir diferencias y aspiraciones, Castello adelanta que va a ser “un fuerte impulsor de las PASO”. El diputado de la CC ARI desliza, además, un mensaje directo a la cúpula de Cambiemos: “Un gobernador o presidente no debería tomar partido”.
En esa línea, el titular del Comité marplatense de la UCR, el concejal Mario Rodríguez, remarcó a Letra P: “Las PASO son una herramienta de participación ciudadana fenomenal y hay que utilizarlas en todo momento”. Y resaltó: “No vamos a dejar que se proscriba al partido y que no haya candidatos del radicalismo en las elecciones de 2019, por respeto a la tradición del radicalismo local”. La palabra proscripción ya había sido utilizada por Rodríguez en 2017, en ocasión de la interna anulada por la lapicera de Vidal. Al marcar que en aquella ocasión no hubo un “debate democrático”, el edil boina blanca que reporta al sector referenciado por Ricardo Alfonsín sostuvo: “Si el candidato del PRO es Montenegro, es decisión del PRO. Temo que, como el año pasado, esto venga aparejado de proclamar esa candidatura sin apelar a instancias democráticas. Eso en el radicalismo no lo vamos a permitir”.
Así, rotuló como “absolutamente a destiempo” la instalación de Montenegro en la ciudad: “Tiene la necesidad de hacerse conocer; entonces, su irrupción ha adelantado un año la interna de Cambiemos, pero hoy la ciudad tiene múltiples inconvenientes que no son la preocupación ciudadana para 2019. Con los problemas de las tarifas, la situación económica, que volvimos a ser la primera ciudad del país con desocupación, la inseguridad, es absolutamente innecesario. Pero es necesidad política de Montenegro”, ahondó.
EL FACTOR VILMA. En sectores opuestos de la interna del radicalismo local, Rodríguez no dejó de apuntar dardos hacia Vilma Baragiola al recordar lo sucedido en 2017: “Dirigentes de mi partido dejaron pasar esto porque les convenía. Algunos se beneficiaron con lista única. Pero hay que defender el interés del partido político que cada uno representa, si es que se tienen convicciones democráticas profundas”.
Con esta postura, el radicalismo se perfila a discutir una interna partidaria dentro de la interna del frente. Aquí podría anotarse también a Maxi Abad, que ya ha expresado públicamente su intención de “algún día ser intendente”. Pero esos deseos sin plazos para un dirigente joven y con proyección provincial abren interrogantes sobre si el hoy jefe de bloque de Cambiemos en la Cámara baja bonaerense jugará o no en su distrito en la próxima rueda electoral. Lo que no se descarta es que forme parte de la mesa de toma de decisiones en el marco de una estructura vidalista que lo tiene en cuenta.
Volviendo a Vilma, no sólo críticas correligionarias recibe la última cabeza de lista de Cambiemos en Mar del Plata. Aunque admiten que tiene un piso considerable en las mediciones, cerca de Arroyo descreen de que la imagen de Baragiola llegue a 2019 con el combustible suficiente como para alcanzar la Intendencia –largamente anhelada por la hoy concejal. “A Vilma le están empezando a salir del placard algunas cuestiones de su gestión en (la Secretaría de) Desarrollo Social”, advierten en alusión a la decisión del jefe comunal de iniciar un sumario administrativo y separar preventivamente del “Hogar El Campito” a agentes municipales por irregularidades detectadas en ese centro que recibe a personas en situación de calle en el distrito.
Según informó el portal 0223, ese hogar estuvo hasta diciembre de 2017 a cargo de Carlos Epulef, una persona cercana políticamente a Baragiola. Una vez que la radical dejó Desarrollo Social para ir al Concejo, “El Campito” también cambió de autoridades. Es ahí donde la nueva administración detectó una situación de abandono del hogar, además de sospechas de cobro, por parte de un grupo de agentes, de asignaciones y pensiones que habrían percibido las personas en situación de calle alojadas allí. Nuevamente sobrevolando el fantasma del escándalo por pedido de coimas en la que se vio envuelta en 2014, Vilma salió a despegarse: “No tengo nada que ver”.
Así dadas las cosas y con permanentes focos de conflicto que se abren, la única certeza que se posa sobre Cambiemos en Mar del Plata es que la temperatura interna irá creciendo a medida que se acerque 2019.