El Banco Central realiza este jueves un nuevo intento para contener al dólar a través de una suba fuerte de la tasa de interés de referencia, que elevó 300 puntos básicos hasta el 33,25% anual. La apuesta de Federico Sturzenegger es que el atractivo de una remuneración muy elevada en términos reales (alrededor de 10 puntos porcentuales por encima de la inflación esperada para todo el año) anime a los inversores a regresar al peso y a dejar de dolarizar masivamente sus carteras, algo que, al menos en el corto plazo, debería en teoría estabilizar la divisa.
La movida sigue a otra del mismo porte llevada a cabo el último viernes y tiene todo el aspecto de ser el botón nuclear al que puede apelar la autoridad monetaria en un contexto verdaderamente complejo.
Pablo Castagna, director de Portfolio Personal, le dijo a Letra P que Sturzenegger “tiró toda la carne al asador para frenar al dólar. Con esta suba ya no tiene demasiado margen para una nueva alza. Una tasa de referencia de más del 33% es necesariamente una medida de corto plazo porque tiene consecuencias sobre toda la economía”.
Christian Buteler, analista financiero, estimó que “El Banco Central necesita jugar a fondo, sí o sí. No puede mantener la política errática que venía llevando: hoy vendo, mañana subo tasas, pasado dejo que suba el dólar… Así no van a poder controlar al dólar de ninguna manera”.
“Tiene que definir una posición. O lo deja subir, tal vez acompañando o moderando la suba, pero no perdiendo reservas sin sentido., No olvidemos que hasta hace pocos días estaba vendiendo a $20,26, mientras que ahora supera los 22. O, si no, se pone firme, sube las tasas y empieza a vender lo que hay que vender para que no se mueva. Mientras los inversores vean que el dólar sigue teniendo recorrido alcista, le van a seguir sacando dólares al Central”, advirtió.
La otra herramienta del BCRA sería, entonces, insistir con una intervención muy fuerte a través de la venta de reservas. Sin embargo, lo ocurrido desde la semana anterior indica que la estrategia, sin un ancla muy firme de tasa de interés, resulta contraproducente. Solo por tomar el último y más dramático tramo de esta saga cambiaria, que de modo insólito se produce cuando debería haber, por motivos estacionales, una oferta fuerte de “sojadólares”, hay que recordar que las reservas internacionales llegaban a 59.423 millones de dólares al 25 de abril y que el miércoles último cerraron en 55.998 millones.
Desde principios de marzo, en tanto, cuando empezó la actual corrida, el Central perdió más del 12% de sus reservas, las que, hay que recordar, se engrosaron tras la salida del poder del kirchnerismo básicamente en base al recurso al endeudamiento.
Por esa razón, pasado el mediodía esperaba para constatar el efecto de la suba de la tasa. Un protagonista del mercado dijo que “parece haber una intervención, del orden del 50 o el 60% de la oferta, pero sin que se vean órdenes de venta muy grandes”.
Una conclusión provisoria es que, en pleno tanteo, Sturzenegger decidió dejar correr el tipo de cambio, con los riesgos que eso implica, pero a la vez tratando de ponerle alguna suerte de tope a través del incremento del precio del dinero. ¿Será suficiente para que los inversores dejen de dolarizar y se queden en pesos, poniendo punto final a estas turbulencias?
No resulta para nada seguro. “La recomendación a los clientes es que el contexto requiere ser sumamente cauteloso. Lo que está ocurriendo es que hay una dolarización de carteras a nivel de individuos y también vía bonos cortos desde Letes (Letras del Tesoro) hasta bonos Argentina 21 o 22, que rinden cerca del 5%. El ‘vuelo a la calidad’ por el aumento de la tasa en Estados Unidos hizo que los bonos de países emergentes bajaran de precio y subieran en rendimiento, lo que hace que hoy existan precios de entrada muy atractivos para el tramo medio y corto de la curva, que es donde me posicionaría en este contexto”, agregó Castagna.
“Estamos en un momento en el que el Banco Central está interviniendo con las herramientas que tiene a su alcance, lo que me parece bien porque hay que restaurar la calma lo antes posible. Está actuando con la tasa y creo que también lo va a terminar haciendo con reservas. Pero el inversor que quiera aprovechar ese contexto tiene que saber el riesgo que está asumiendo: hoy, posicionarse en pesos, no es para todo el mundo. En lo personal, lo haría con un porcentaje bajo de la cartera, porque suena muy atractivo que la tasa te pague 2 y medio o 3% mensual, pero solamente el miércoles el tipo de cambio se devaluó un 3,25% y este jueves a mitad de la rueda, cerca de otro tanto. Así, un solo día de estos te come todo el rendimiento del mes de la tasa en pesos”, explicó.
El problema, realmente serio, es que lo que está ocurriendo tendrá un impacto fuerte en términos de incremento de las expectativas de inflación y de reducción del crecimiento.
Para Amílcar Collante, economista del CeSur, “la clave para la economía real es cuánto tiempo van a tener que mantener esta política, porque obviamente tiene costos elevados, principalmente el aumento del dólar y su posible traslado a precios”.
Por otra parte, va a pegar “por el lado del crédito, que (el año pasado) fue un dinamizador del consumo. El encarecimiento del crédito va a afectar las decisiones de los consumidores”, vaticinó.
No por nada, en pleno baile, los principales consultores de la City comienzan a pensar en un 2018 con una inflación muy parecida al casi 25% de 2017, algo que de concretarse resultaría demoledor para el relato oficial. Y creen que el crecimiento, lejos del 3,5% del papel mojado del Presupuesto aprobado en diciembre, oscilará entre el 2,5% y el 2%, afectado ahora por el encarecimiento del dinero para las empresas y las familias. ¿Menos no, verdad?