El Gobierno baila una danza frenética al ritmo de la crisis financiera que lo llevo a tomar la medida más extrema: volver a pedirle prestado al Fondo Monetario Internacional, con el costo de sujetarse a las recetas y los controles del organismo. Este viernes, la actividad de presidente Mauricio Macri es intensa en reuniones de seguimiento a la que decidió intercalarle un acto con la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y un encuentro con poderosos empresarios de distintos sectores en busca de apoyo en su hora más difícil.
Por la mañana, el mandatario empalmó de bolea al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que, casi sin tocar el piso, voló desde el avión que lo trajo desde Washington, donde comandó la delegación que negoció un crédito stand by con el FMI, a la quinta presidencial de Olivos, donde brindó un informe de las primeras conversaciones con la cooperativa de países a la que le pidió respaldo para calmar a los mercados.
A la tarde, habrá otro cara a cara de Macri y Dujovne en Olivos, donde está funcionando una suerte de mesa de crisis. A las 16.30, el jefe de Hacienda se integrará a la reunión de coordinación de la que habitualmente no participa. Se verá allí, además de con el jefe de Estado, con la guardia de hierro de la casa de gobierno: el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los vicejefes de Gabinete Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Pero antes, a las 15.30, recibía a una delegación de grandes empresarios de la Unión Industrial Argentina (UIA), los bancos y el comercio.
En medio de este trajín, Macri se presentó al mediodía en la ciudad bonaerense de Bragado, donde participó de un acto con Vidal y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, en los talleres ferroviarios La Mechita, otorgados en concesión a un gigante ruso. En un discurso fugaz, el mandatario hizo como si no pasara nada: hablo de la importancia de reactivar los trenes.
Según pudo saber Letra P, el Presidente mantendría alto nivel de actividad durante todo el fin de semana, con reuniones políticas con aliados de Cambiemos y dirigentes de la oposición: es, como informó este portal, la campaña hormiga para construir una malla de contención frente a la crisis financiera, que deviene, inevitablemente, crisis política.
En el interior de esta suerte de comité de emergencia itinerante cayó mal la entrevista que brindó -al parecer, por fuera del control comunicacional de la troika peñista- el ministro de Finanzas, Luis Caputo, que, pese a su cargo, quedó al margen de la delegación que viajó a Washington.
En ese reportaje, el ministro que venía -con sus buenos oficios- consiguiendo en los mercados internacionales los recursos que financiaban el déficit, reveló que el Gobierno intenta asegurarse que el Fondo no le exigirá ajustes en dos rubros: planes sociales y créditos hipotecarios.