Plan V

Vidal: del peregrinaje sin filtro partidario, a cerrarse en distritos propios

Los desembarcos territoriales de la gobernadora tuvieron una marcada mutación de 2016 a la fecha. Entre el temor a escraches y los gestos políticos. Los municipios predilectos.

“La gobernadora ya recorrió 105 municipios de la provincia”, se destacaba en noviembre de 2016 desde los órganos oficiales de difusión bonaerense. En efecto, ponderar este aspecto de la impronta de gestión de María Eugenia Vidal era un punto fundamental para ratificar la retórica inicial del vidalismo tendiente a trabajar conjuntamente con los 135 intendentes, más allá del color político de los municipios. Pero con el paso del tiempo las cosas cambiaron. En los últimos doce meses, las actividades institucionales de la mandataria con jefes comunales que no forman parte de Cambiemos fueron contadas excepciones que confirman una regla tendiente a encapsular las apariciones de la gobernadora en distritos propios.

 

La inauguración de un paso bajo nivel en Ezeiza con Alejandro Granados en junio de 2017, una recorrida en Lomas con Martín Insaurralde cuatro meses más tarde y una visita a Brown en la que se mostró con Martín Cascallares en enero de este año. Estos actos compartidos con intendentes peronistas -que forman parte del ala "dialoguista" de la oposición- lejos están de ser un contrapeso para las más de 20 visitas que, de mayo de 2017 a la actualidad, Vidal hizo en sólo tres distritos del conurbano bajo la órbita de Cambiemos: Lanús, Tres de Febrero y San Miguel.

 

Tras dar el batacazo en 2015 y con una creciente construcción política que generó el arribo a Cambiemos de intendentes oriundos de otros espacios, Vidal caminó 2016 sin filtro partidario y posó para la foto con propios y ajenos. Desde compartir actividad con el camporista Walter Festa en Moreno, hasta presentar su plan de obras hidráulicas flanqueada por dos massistas (Julio Zamora –Tigre- y Luis Andreotti –San Fernando).


 


En su primer año al frente de la administración pública provincial, y con el Fondo de Infraestructura Municipal (FIM) bajo el brazo, Vidal fue recibida por la gran mayoría de los intendentes opositores, tales como Gustavo Menéndez (Merlo), Ariel Sujarchuk (Escobar), Gabriel Katopodis (San Martín), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Aníbal Regueiro (Presidente Perón), entre otros ya en el interior bonaerense.

 

En efecto, aquel año lo cerró con un acto del PJ ortodoxo en José C. Paz junto con el anfitrión Mario Ishii, el ex presidente Eduardo Duhalde, el intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, y ex barones del conurbano como Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Humberto Zúccaro (Pilar) y Aldo Rico (San Miguel).


 


Pero la entrada del electoral año 2017 comenzó a modificar la fisonomía de los desembarcos de la gobernadora. Buena parte de las actividades se dieron en el decisivo conurbano bonaerense, repartiendo apariciones entre distritos propios con los intendentes y comunas opositoras sin los jefes comunales y con candidatos a disputar poder allí.

 

Asimismo, el instalado escenario de conflictividad con diferentes gremios del arco estatal, además de los crecientes despidos en el corazón industrial de la provincia, hicieron reforzar el ya existente –desde el minuto uno- blindaje a la figura de la mandataria bonaerense.

 

Con los escraches como una posibilidad a tener en cuenta, las visitas de la gobernadora a los municipios comenzaron a informarse prácticamente sobre la hora de su arribo, mientras que aquellos realizados en distritos opositores (sin la participación del intendente local), se empezaron a informar con posterioridad a la realización de la actividad, más aun teniendo en cuenta que éste último tipo de actividades se centran en visitas a vecinos en particular.


 


Así dadas las cosas, el único acto que Vidal compartió con una figura marcadamente crítica a su gobierno fue en mayo de 2017, con Verónica Magario en La Matanza, en ocasión de inaugurarse el Metrobus en ese distrito y con el presidente Mauricio Macri encabezando una actividad que no dejó de estar ambientada por un clima de marcada tensión. Luego de aquel episodio, Vidal volvió a La Matanza pero ya omitiendo a la intendenta y en compañía del lilito Héctor “Toty” Flores. Similar mecánica aplicó en Varela, Avellaneda, Berazategui, San Martín, entre otros distritos.

 

Dentro de los distritos propios, uno de los más visitados en 2017 fue Mar del Plata, aunque con la particularidad de omitir en sus desembarcos a la figura del intendente local, Carlos Fernando Arroyo, a quien tachó de su lista de cara a 2019.


 


Ya en 2018, sin el FIM bajo el brazo, Vidal acentúa su encapsulamiento en comunas de Cambiemos. En el conurbano, centró sus apariciones en Tres de Febrero, Morón, Lanús, Quilmes, San Miguel, San Isidro, Vicente López y Pilar (en varios de ellos, en más de una oportunidad); mientras que en el interior recorrió Pringles, Dolores, Saladillo, Lezama, Magdalena, Brandsen, Rauch, Suipacha, Pergamino, Arrecifes, Salto, Pinamar, 9 de Julio, Viamonte y Bahía Blanca. En la capital provincial también realizó múltiples actividades. En ese mar de comunas oficialistas, su presencia fue marcadamente escasa en terrenos opositores: Punta Indio, Salto y, este viernes, Alberti.

 

Esta mutación en la impronta de desembarcos vidalistas da cuenta de factores tendientes a extremar los cuidados hacia la imagen más taquillera del frente de Gobierno, a la vez que se entrecruzan con gestos políticos de cara a un año electoral en donde Cambiemos a escala bonaerense buscará pintar de amarillo distritos hoy orbitados por el peronismo.

 

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