La incertidumbre sobre el futuro de la CGT acelera la coordinación intersindical. Ya hubo experiencias entre gremios opositores a la conducción actual de la central junto a sindicatos enrolados en la CTA y movimientos sociales. Los laboratorios donde se ensayan estos movimientos son ni más ni menos dos de los distritos electorales más importantes del país y, ambos, gobernados por Cambiemos: la provincia y la Ciudad de Buenos Aires. Los protagonistas del armado son sindicatos estatales, docentes, judiciales, del transporte y de servicios de las principales centrales obreras que, sin esperar definiciones de las cúpulas, se lanzaron a coordinar acciones.
A ambos lados de la General Paz ya se impulsaron varias medidas de fuerzas conjuntas y simultáneas entre esos gremios, que ilusionan a la dirigencia local con la posibilidad de sellar acuerdos por abajo que, hoy, es impensado poder replicar en la CGT.
Detrás de estos movimientos está la discusión, todavía no saldada, sobre una eventual unificación del movimiento obrero y, por tanto, el retorno a la CGT de los sindicatos integrados hace décadas a las dos CTA. La alternativa a esto, especialmente después de que sonara con fuerza el nombre de Héctor Daer como secretario general, es la apuesta a construir un nuevo espacio de carácter intersindical, al estilo de la histórica CGT de los Argentinos o del más reciente Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA).
La movilización del 21 de febrero expresó para algunos el embrión de esta propuesta, que se prevé que se replique en un gran acto en las vísperas del 1 de mayo.
Sin definiciones en la inmediato, las experiencias porteñas y bonaerenses tienen en común que sus demandas son de carácter distrital y están traccionadas por los conflictos de docentes y estatales, lo que no quita que se sumen gremios como Camioneros o Metrodelegados, en el caso de la Ciudad.
A excepción del sindicato que conduce Pablo Moyano, en la Capital todas las otras organizaciones tienen un empleador común, el Estado porteño, con el que pelean para romper el techo salarial definido por Horacio Rodríguez Larreta en el 12%, tres puntos por abajo de la pauta nacional.
La última jornada porteña de esta coordinación ocurrió diez días atrás, cuando los estatales de ATE y los docentes de UTE lanzaron un paro de 24 horas que coincidió con la segunda jornada del paro de 48 horas que, por tercera semana consecutiva, realizaron los judiciales porteños, pero también con el de los trabajadores bancarios.
La negociación salarial docente sigue abierta y se potencia con medidas de fuerza, en contraste con la situación de los estatales porteños, que recibieron un revés cuando Larreta anunció un acuerdo con UPCN y Sutecba, dos gremios que integran la actual conducción de la CGT, para aumentarles un 12%.
Los Metrodelgados, que llegaron a la discusión salarial golpeados por el dictamen de la Corte Suprema que les suspende la personería gremial, mantienen una dura negociación, ya que reclaman una recomposición salarial del 35%, que compense los diez puntos perdidos el año pasado más otro 25, correspondientes a la inflación de este año.
La aceptación por parte de la UTA de un aumento del 15% aceleró el conflicto en el subte, que esta semana limitó su servicio por medidas de fuerza de los Metrodelegados.
EL ROL DE LA CTEP. La incorporación de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) a la mesa sindical, que significó un salto cualitativo por la visibilidad mediática que le dieron los cortes de calles, es un reconocimiento implícito a la demanda de los organizaciones populares de ser considerados como organismo gremiales.
La CTEP viene desde hace un par de años negociando su posible incorporación a la CGT, no sin resistencias, como la pata de los "nuevos descamisados", como los define el triunviro Juan Carlos Schmid. Pero el proceso se encuentra paralizado por la crisis interna de la central obrera.
PROVINCIA. En la provincia de Buenos Aires el escenario es similar al de Capital aunque menos heterogéneo. Al igual que en Capital, el motor del conflicto es la pelea salarial de los trabajadores estatales, pelea que logró sentar en una misma mesa a todos los gremios del Frente Docente, a trabajadores municipales y provinciales, judiciales y trabajadores de la salud. La semana pasada, este espacio protagonizó la última de una serie de movilizaciones a la gobernación -unas 50 mil personas, calcularon los organizadores- que recalentó el clima en la capital provincial después de que, el día anterior, UPCN y el Federación de Gremios Estatales y Particulares aceptaran el 15% impuesto por María Eugenia Vidal.
Más alejados de la CGT, la coordinación de los gremios provinciales escenifica en todo caso una posible unificación de las dos CTA, aunque el camino no está allanado. El protagonismo del conflicto con epicentro en La Plata está hegemonizado por dos sectores que en la macro antagonizan: los docentes, que tiene como principal organización al Suteba de Roberto Baradel; y ATE, que conduce Oscar de Isasi, alineado con la CTA Juan Perón.
Si bien ambos espacios vienen coordinando sostenidamente las medidas de fuerza y movilizaciones, el sector de la CTA de los Trabajadores que conduce Hugo "Cachorro" Godoy se distanció de los acercamientos de esa central con la que conduce Hugo Yasky, lo que hace improbable que, al menos en el corto plazo, pueda haber síntesis en el espacio bonaerense.
Con un escenario abierto sobre el futuro de la actual CGT y su proyecto hacia adelante, los secretarios generales de las dos CTA, Yasky y Pablo Micheli, se volvieron a mostrar con el moyanismo este jueves en la movilización contra el aumento de tarifas, en la que también participó la Corrientes Federal de los Trabajadores, uno de los principales sectores opositores dentro de la CGT y que conduce el secretario general de los bancarios, Sergio Palazzo.