La pelea de fondo de la marcha del 21 de febrero tiene a dos contrincantes claros: Mauricio Macri y Hugo Moyano. Estarán en lugares distintos durante la movilización de este miércoles sobre la Avenida 9 de Julio pero desde temprano cruzaron dardos y adelantaron el “mano a mano” que está detrás de la jornada de protesta.
El presidente arrancó primero y acusó de mafioso y extorsionador al líder camionero, principal impulsor de la marcha “en repudio” al modelo económico de Cambiemos, pero con un tinte político marcado por la tormenta judicial que atraviesa Moyano. El costado político y judicial en el que se produce la marcha logró que varios gremios de la CGT, más alineados con la Casa Rosada, se bajen de la convocatoria.
Sin nombrarlo, Macri salió con los tapones de punta a pegarle al referente de Camioneros, a quien le adjudicó “comportamientos mafiosos”. En ese sentido, junto al gobernador peronista Gustavo Bordet (Entre Ríos), el jefe de Estado aseguró que el “trabajo” y el “diálogo” son el camino de una Argentina “sin aprietes, extorsiones y sin comportamientos mafiosos”.
Tras el primer golpe de Macri, Moyano devolvió sin titubeos. El ex secretario General de la CGT negó que la marcha esté vinculada a sus causas judiciales y consideró que “sería bastante idiota si creyera que con una manifestación” evitaría el avance de las denuncias en su contra.
Luego de aclarar que no está “imputado en ninguna causa” pese a las denuncias que pesan en su contra por presunto lavado de dinero, desvío de fondos del sindicato y enriquecimiento ilícito, Moyano explicó que el motivo de la marcha tiene que ver con el “reclamo por el pago de un bono”.
“Esto no tiene nada que ver con las denuncias periodísticas en las que me acusan de distintas cosas. Primero, no estoy imputando en ninguna causa. Y después, sería bastante idiota si creyera que con una manifestación de estas voy a evitar eso. Siempre respeté a la Justicia”, resaltó en diálogo con Chiche Gelblung en Crónica.