Vuelve a las fuentes. Después de la eclosión que provocó la reforma previsional y el escándalo de Sandra Heredia con el que Jorge Triaca se prendió fuego a lo bonzo, el Gobierno decidió inhumar los restos de la reforma laboral. La flexibilización que Mauricio Macri había anunciado como parte del reformismo permanente pasó a mejor vida hasta nuevo aviso. Lo anunciaban desde hacía casi dos meses hasta los dirigentes de la CGT dialoguista y lo confirmó el fin de semana el jefe de Gabinete, Marcos Peña. “La reforma laboral tiene un problema de etiqueta: visto desde hoy fue un error de esa lógica de trabajo en la negociación con la CGT de empaquetarlo en una sola ley. No hay una reforma laboral, hay muchos temas que trabajar. Lo que decidimos ahora es: se abre y se discute por tema”, le dijo Peña a Página 12.
Postergadas las ilusiones de emprendedores ambiciosos como el CEO de Mercado Libre, Marcos Galperín, que reclamaban una reforma a la brasileña para “no perder” millones de puestos de trabajo, el Gobierno retomó un camino más alejado del marketing y también más efectivo: avanzar con los gremios amigos o dóciles en modificar los convenios colectivos de trabajo, la viga maestra del derecho laboral.
De regreso del carnaval, en paralelo con la ofensiva contra Hugo Moyano y con el trabajo de pinzas para aislar al jefe camionero con paritarias que ya cierran en torno al 15%, Triaca firmó un acuerdo con la Unión Ferroviaria que Sergio Sasia recibió de manos de José Pedraza tras el crimen de Mariano Ferreyra. Así se anotó una clara victoria en el camino de la transformación que pretende Macri. Después de semanas de andar a los tumbos, el Gobierno festejó. Tanto, que hasta difundió el acuerdo antes de rubricarlo.
La gacetilla que Triaca y su par de Transporte, Guillermo Dietrich, hicieron circular con éxito es la misma. Dice que -después de 25 años- la UF aceptó firmar la unificación de los convenios colectivos para pasar de los diez que están vigentes ahora a sólo dos que regirán la actividad de 30 mil trabajadores de los ferrocarriles Roca, San Martín, Sarmiento, Belgrano Sur, Mitre y el Tren de la Costa. Se reducirán las 323 funciones que contemplan esos seis convenios a sólo 103 y el gremio pasará a contar con una sola grilla salarial, un ordenamiento en las funciones y las “mismas condiciones laborales y sociales para los trabajadores”. Con una excepción más que notoria.
APRENDICES DE BRUJO. Entre las novedades más relevantes, el gobierno se anota una que va en la línea de acuerdos anteriores como los ya firmados con los Petroleros de Guillermo Pereyra en Vaca Muerta, el SMATA de Ricardo Pignanelli y la UOCRA del oficialista permanente Gerardo Martínez. Se reinventa la categoría de “aprendiz”, que se extenderá durante un año y por la cual el personal que ingresa a la empresa percibirá 12.800 pesos, un 30% menos que el salario básico de un operario, fijado a diciembre de 2017 en 18.600 pesos. El salario inicial promedio ronda los 25 mil pesos, es decir que los aprendices fabricados por Sasia y Triaca cobrarán -en principio- menos de la mitad.
En el artículo 28 del nuevo convenio se especifica: “Todos los postulantes seleccionados para ingresar lo harán bajo la categoría inicial de aprendiz, permaneciendo en la misma un tiempo de hasta doce (12) meses a partir de su ingreso”.
Fuentes del gremio consultadas por Letra P precisaron que ya la vieja Ferrocarriles Argentinos incluía en su convenio de 1975 al “aprendiz”, pero se restringía a los egresados secundarios, a manera de formación. Aunque para el Gobierno es apenas una cuestión semántica, la actualización doctrinaria que plantea Cambiemos es inescindible del regreso de las pasantías y los contratos precarios. Hay algo más, en el sentido de lo flexible: no se especifica a qué área será destinado el aprendiz. Y no es casual.
La información oficial destaca que, con este nuevo convenio, los trabajadores low cost podrán pasar de una línea a otra, algo que antes no se podía hacer. “Un sistema integrado en vistas a la modernización ferroviaria. Los trabajadores tendrán por primera vez la posibilidad de hacer carrera y de pasar de trabajar de una a otra línea, en el marco de la integración de las líneas metropolitanas que supondrá la futura Red de Expresos Regionales”, precisa el Gobierno.
MERITOCRACIA YA. Obsesionados con algunos conceptos de época, los ministerios de Triaca y Dietrich incorporan en la gacetilla un término que no aparece en las 62 páginas del nuevo convenio firmado por la conducción de la Unión Ferroviaria: meritocracia. “Para ascender de categoría, se debe aprobar un curso y tener la capacitación suficiente (meritocracia). Se busca un sistema basado en la amplitud de funciones, adaptado a la nueva tecnología y que fomente el mérito laboral para crecer”.
Entre las ventajas que menciona el Gobierno figura otra de las prioridades que repite el Presidente en cada charla y cada discurso en el que tiene oportunidad de explayarse. Se evita la “alta judicialidad” por diferencias salariales y por accidentes de trabajo ad itinere -en viaje- y por enfermedad. Parte de la lucha oficial contra “la industria del juicio” que animan los abogados laboralistas, enemigos principales para el PRO y su forma de crear empleo.
En palabras del presidente de Trenes Argentinos Operaciones, Marcelo Orfila, ex CEO de Eurnekian, Alpargatas y Grupo Monarca: “El nuevo convenio pone el foco en la meritocracia para ascender de categoría y en la formación y capacitación para lograr avanzar en una carrera ferroviaria”.
La respuesta en disidencia no mereció mayor difusión, pero llegó. Surgió de parte de un aliado Hugo Moyano, Rubén “Pollo” Sobrero, bajo un título lleno de eufemismos: “Otra vez la traición de la Unión Ferroviaria: Sasia firmó convenio flexibilizador con Macri”. El secretario general de la seccional Haedo, la isla que sobrevive desde tiempos de Pedraza, publicó un comunicado de la Lista Bordo. “No es como dice el gobierno la “modernización del convenio laboral”, es otra cosa: incrementar la productividad con la multiplicidad de tareas para los trabajadores. Ahora, con el nuevo convenio, un ayudante podrá hacer el trabajo de un mecánico sin poseer los conocimientos de éste, un boletero pasar a control de evasión y viceversa. La flexibilización trae consigo un grave problema: compromete la seguridad de los propios trabajadores y la de los usuarios. Otra modalidad que impone el nuevo convenio es que los empleados de una línea podrán pasar a trabajar, transitoriamente, a otra, complicando así su vida social”.
En diálogo con Letra P, Sobrero -que participará de la marcha contra el gobierno el 21 de febrero- agregó: “Es un convenio ultraflexibilizado. Antes una aprendiz trabajaba tres meses con el salario inicial de 26 mil pesos y ahora va a trabajar un año por 12 mil pesos”.
El acuerdo entre el sindicato y el Gobierno tendrá efectos inmediatos, pero no son pocos los que estiman que es un paso más hacia el pasado no tan lejano en el sector ferroviario. El gremialismo no alineado denuncia desde hace tiempo que el plan de Cambiemos es volver a concesionar los ramales del conurbano para que los operadores privados vuelvan a hacerse cargo del servicio. No haría falta siquiera derogar la ley 27.132, impulsada por Florencio Randazzo en 2015 y aprobada con el apoyo de la mayor parte de la oposición de entonces, hoy gobierno.
El Gitano Cavallieri, con Triaca. Sale una flexibilización.
VAMOS POR MÁS. Desde la ventanilla de Dietrich, destacan que el ferroviario es el cuarto convenio laboral firmado en lo que va de la gestión, después del de los controladores aéreos, los trabajadores del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) y el sindicato de Dragado y Balizamiento que -remarcan- lidera Juan Carlos Schmid.
Fuentes cercanas a Triaca, mientras tanto, anticiparon a Letra P que el objetivo oficial es modificar los convenios de todos los sindicatos que se muestren dispuestos. El próximo sería el gremio de Comercio, de Armando Cavalieri, uno de los inoxidables que hace un cuarto de siglo ya integraba la lista de los “Buenos muchachos” de la tapa de la revista Noticias y supieron reconvertirse como insospechados, gracias a su rol estable de aplaudidores.
Triaca trabaja a destajo para firmar el nuevo acuerdo la semana próxima, en la antesala de la movilización que tendrá a Moyano padre, una vez más, a la cabeza.