El vínculo ya venía oxidado pero, luego del debate por la despenalización del aborto, en el que votó en contra, el diputado nacional Luis Contigiani rompió con el socialismo. Radical, de formación jesuita, el legislador le cambió el nombre al monobloque (pasó de llamarse socialista a Frente Progresista Cívico y Social), coqueteó con el peronismo y no reniega de jugar fuerte en 2019.
En diálogo con Letra P, luego de asistir a un acto en Rosario que encabezó Sergio Massa, confío en plasmar una “ingeniería electoral” que le permita competir contra el socialismo, dentro del progresismo de Santa Fe. Caso contrario, priorizará sostener “un principio de coherencia”.
BIO. Tiene 46 años, creció en Arequito. Después de integrar segundas líneas en el Frente Progresista, tomó un rol protagónico al asumir como ministro de la Producción en la gestión de Miguel Lifschitz. A base de un discurso sumamente crítico con el macrismo y de defensa de la economía provincial, se convirtió en una de los funcionarios más importantes de la coalición. Eso lo catapultó a ser cabeza de lista del progresismo en las legislativas de 2017. Salió tercero, detrás de Cambiemos y el PJ. Para ese entonces, su relación con el mandatario santafesino distaba de ser la mejor. Luego de haber votado en contra de la despenalización del aborto, selló su ruptura con el PS. Quiere ser candidato el año que viene.
-¿A qué se debió su presencia en un acto de Sergio Massa en Rosario?
-Fui invitado por Alejandro Grandinetti. Me honra esta invitación, sobre todo porque vienen recorriendo el país en temas tan importantes que me tocan muy de cerca, que tienen que ver con el desarrollo, la industria, la producción, los temas laborales.... Perteneciendo a espacios políticos diferentes, agradezco que puedan estar abiertos a una mirada personal mía que les pueda aportar.
-¿Este vínculo puede derivar en el futuro en una construcción política?
-No, no tengo…esto es inclusive un trabajo que estamos haciendo en el Parlamento con mucho esfuerzo, de mucha coincidencia, sobre todo en temas de estructura, de agenda que tengan que ver con el tema industrial, de desarrollo, laboral, productivo. Hablar en Argentina hoy de estrategia electoral es tan complejo, tan difícil, está todo tan volátil que no creo que podamos hacer un pronóstico más allá de una semana.
-Usted rompió con el socialismo, pero, ¿tiene el objetivo de participar activamente en el próximo año electoral?
-Ojalá, porque soy un militante de la política y, como todo militante, tengo siempre la vocación de estar con la gente estudiando, recorriendo, debatiendo. Ahora, yo lo que no quiero perder es un principio de coherencia en esto. Yo fui diputado nacional y, más allá de que represento a una parte del pueblo santafesino, es cierto que me han llevado a ese lugar casi 300 mil voluntades pertenecientes a un colectivo que es el Frente Progresista. Entonces, si logro encontrar un puente donde pueda tener un compromiso electoral para este año salvando ese principio de coherencia, lo haré. Si no lo encuentro, no estoy dispuesto a resignar este principio de coherencia.
-¿Qué se entiende por puente?
-Alguna arquitectura, alguna ingeniería política, algún entramado de alianzas que me permita salvar esta pertenencia y al mismo tiempo comprometerme en 2019 en una opción, sumarme. Si logro eso, bienvenido sea. De no hacerlo, no voy a romper este principio porque para mí es importante ese aspecto ético.
-¿Siempre dentro del Frente Progresista?
-Cuando hablo del principio de coherencia es respetar eso. Yo fui diputado porque hubo militantes en toda la provincia que levantaron mi nombre, mi cartel, defendieron mi persona, un conjunto de valores. Yo no puedo quedar a contra mano de eso. Si logro encontrar un espacio, un marco político que me permita canalizar las diferencias que tengo con una parte del Frente, no con todos, y a la misma vez, salvar este principio, me haría muy feliz.
-¿Acompañar la candidatura ya lanzada de Antonio Bonfatti es una posibilidad?
-No tengo nada que decir al respecto. No me siento parte de las decisiones del socialismo, con lo cual, al no sentirme parte y lo digo con respeto, no tengo una opinión al respecto. Me une con Antonio un sentimiento humano de gratitud, un reconocimiento personal, tengo una deuda de gratitud muy grande con él. Políticamente, en este momento, estamos como estamos.