Cristina Fernández de Kirchner mira la llegada de los presidentes de los países más poderosos del mundo desde su casa de El Calafate. La ex presidenta viajó a principios de esta semana al sur. Se quedará allí y volverá a Buenos Aires la semana que viene, cuando ya haya pasado la cumbre del G20, reunión de la que participó varias veces como primera mandataria y a la que reivindica como espacio de discusión de políticas globales.
En línea con ese pensamiento de la ex presidenta, ninguna agrupación ligada al kirchnerismo participará de las manifestaciones en repudio a la cumbre de presidentes.
"Cristina fue una activa participante de estos encuentros. Considera que son espacios donde se pueden discutir políticas globales", explicaron a Letra P en el entorno de la senadora que, lejos de rechazar el encuentro de líderes mundiales, considera que es el lugar adecuado para expresar la posición nacional.
Si bien en este caso Cristina prefirió no emitir ninguna opinión sobre la cumbre, que se realiza en Buenos Aires con Mauricio Macri como anfitrión principal, cerca de la ex presidenta recordaron que "siempre apostó al multilateralismo y al diálogo y estos lugares son eso: ámbitos para discutir de igual a igual con grandes potencias". "En la ONU, por ejemplo, presentó una propuesta para ponerle coto a los fondos buitre" que fue aprobada por la Asamblea, apuntaron.
Como primera mandataria, Cristina participó de ocho cumbres del G20, por lo que se despegó de la caracterización de "contra cumbre" que hicieron algunos dirigentes sobre el Foro de Pensamiento Crítico de CLACSO, que se celebró el 19 de noviembre en Ferro y en el que fue una de las principales oradoras.
Cristina en la cumbre del G20 que se celebró en Los Cabos, en 2012.
"Nosotros como espacio progresista debemos acostumbrarnos a no presentarnos como la contra, sino como el espacio político y social que excede las categorías de izquierda y derecha para ingresar decididamente en una nueva categoría de pensamiento: la de pueblo", dijo.