"¿Por qué queremos comprar dólares? ¿Porque somos anti patria, confabuladores? No, porque está barato. Nos prohibieron comprar dólares porque, igual que los suecos y los vietnamitas, compramos lo que está barato, no es que culturalmente somos raros. La inflación está goleando al dólar”. Corría septiembre de 2013 cuando Jorge Roberto Hernán Lacunza, como asesor económico de la entonces senadora radical Laura Montero –hoy, vicegobernadora mendocina- sacaba lustre de una relajada esgrima retórica para explicar la raíz del proceso inflacionario K, mechándola con clamores devaluatorios.
Por estos tiempos, ya sin cepo pero con la inflación goleando a la economía doméstica, Lacunza, ahora como máximo responsable de las cuentas bonaerenses, no da señales de apostar a la moneda local, de acuerdo a lo que se desprende de su última declaración jurada, que se dio a conocer recientemente.
Según consta en este documento fechado el 31 de agosto pasado y que abarca su estado patrimonial al 31 de diciembre de 2017, el ministro de Economía de la gobernadora María Eugenia Vidal incrementó sus depósitos bancarios en dólares en más de $1,3 millón con relación a su declaración jurada anterior -presentada el 31 de octubre de 2017 y referida a 2016-, mientras que sus ahorros en pesos fueron a la inversa: en la declaración jurada anterior merodeaban $1,3 millón y en esta última apenas superan los $300 mil.
De tener ocho cuentas en pesos en la pasada declaración patrimonial, el titular de la cartera económica recortó a cinco, una de ellas, con el simbólico monto de $2. Por otro lado, de las tres cuentas que tenía en dólares -la mayor, representada por un monto de $5.026- pasó a cuatro, la más suculenta, por un monto total en pesos de 1.291.996.
Por otro lado, Lacunza aumentó el valor de los numerosos títulos públicos de un año a otro: pasó de casi $5 millones a más de $9,2 millones, aunque se desprendió de una serie de bonos que poseía con anterioridad.
En líneas generales, la economía particular del ministro de Economía vidalista registró una marcada tendencia alcista: sin contar los ítems referidos a los gastos de representación, Lacunza pasó de declarar bienes, depósitos, títulos e ingresos por $10.122.152 a $13.331.937 de un año a otro, lo cual se traduce en un incremento de un tercio de su patrimonio. Eso, tomando fielmente lo que se refleja en ambas declaraciones, donde su inmueble en Tigre no varió de valuación.
Esta desconfianza en los vaivenes de la economía nacional y cómo el Gobierno la surfea bien puede deducirse de sus recomendaciones de 2013, cuando bregaba por metas inflacionarias “con un norte, no reversibles”, en las que se comprometa “todo el Gobierno junto, no una parte”.
"Si quiero bajar la inflación de golpe va a ser muy duro. Entonces, un camino gradual, hacer un plan y decirle a los empresarios y a los sindicatos 'miren, hoy la inflación va a ser tanto, el año que viene va a ser 22, el siguiente 16, el siguiente 12 y el siguiente 8', de a poquito. Pero, con un norte. No reversible, no que baje a 15, después a 22, después. No. Porque no genera credibilidad. Todo el Gobierno junto, no una parte", señalaba cinco años antes, cuando afirmaba que, en una negociación sindical "sin un termómetro oficial" de la inflación "el que negocia primero, pierde".