EL PLAN V YA PADECE A MACRI. María Eugenia Vidal dejó el escudo protector en la edición 54 del Coloquio de IDEA. “Pareció un discurso de auto ayuda en un evento en el que el tono fue ése; va a necesitar más que el ángel”, contó una reconocida empresaria a Letra P minutos después de que la gobernadora bonaerense diera apertura a la reunión de CEOs. Paradójicamente, siempre la más aplaudida, Mariu, como le gusta llamarla al empresariado, moderó el entusiasmo por su figura.
PICHETTO, LA TEORÍA DE LAS DERECHAS Y EL FIN DEL “MEDIO”. “Parece que vino a romper”, se sorprendió un CEO en la primera fila del salón central del Sheraton. El senador Miguel Ángel Pichetto encaró en IDEA un discurso que no se esperaba. Chicaneó a los presentes cuando recibió algún abucheo en plena defensa de Hugo Moyano. Pero, sobre todo, impactó en los presentes cuando trazó la teoría del caos detrás de las oleadas de búsqueda de Justicia. Dijo que en Italia después del mani pulite y en Brasil tras el Lava Jato se terminaron instalando gobiernos de derecha que, a la larga, tuvieron o tendrán iguales niveles de corrupción pero más cuidados. Lo escuchaba una tribuna compleja para decir eso, cuando el pleno ve con buenos ojos el fin del PT en Brasil y la continuidad de Macri.
El rionegrino, referente de Alternativa Argentina, tiene, de todos modos, un charme especial en el Círculo Rojo. Lo bancan muchos y él parece disfrutar ese magnetismo. Cuando salió del salón lo abordó la prensa. Dijo que daría una sola nota, terminó dando innumerables reportajes y amenazando con irse, algo que hizo luego de saludarse efusivamente con Silvia Lospennato, la diputada del PRO, y Miguel Ángel Gutiérrez, el CEO de YPF.
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¿A URTUBEY LO PARÓ LA NIEBLA? El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, había anunciado un encuentro cerrado con la prensa el jueves por la mañana. Pero la contra agenda quedó trunca. La versión oficial: que la niebla que trabó la llegada de dirigentes a IDEA no le permitió despegar desde su provincia. Unas horas después, con la foto que se tomó con la gobernadora Vidal, el corrillo del pasillo fue que, en realidad, había especulado con la postal, evitando, además, llegar al Coloquio, luego del Día de la Lealtad, como el único peronista sin acto.
Los politólogos presentes, casi lo único relevante en la grilla del Coloquio, bromearon: “No hay mucho lugar para la ancha avenida del medio; para votar filo Macri, ya está Macri”, dijeron.
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LA BOSTON, MENOS CONSUMO Y MENOS BAÑEROS. Cuando se demoraba la llegada de Macri al cierre del Coloquio, se especuló con que arribaría en helicóptero ante la información de su comitiva de que podría haber una nueva medida pública de protesta de los guardavidas. Durante el fin de semana largo, los bañeros quemaron cubiertas y cruzaron motos de agua en el Boulevard Peralta Ramos. La mutual cuestiona que, por primera vez en 20 años, no se les renovará el contrato. Esto generaría un verano con 10% de guardavidas en las playas.
Pero la crisis tiene varios síntomas en la Feliz, un lado B poco observado detrás de las luces del Coloquio. El primero, las banderas del gremio de Gastronómicos colgando en las puertas de las sucursales de la tradicional confitería Boston. En el local de Playa Grande ofrecían medialunas, el producto estrella, a voluntad. “En Buenos Aires es común que se armen cooperativas, pero acá no; estamos trabajando en eso”, contó a Letra P una de las trabajadoras. Mientras tanto, de boca de los empresarios alimenticios del Coloquio, circuló el rumor de interesados en comprar.
En el mismo plano, los empresarios de la zona de la peatonal San Martín penan por dos factores: el abandono del gobierno municipal de Carlos Arroyo y la mudanza del consumo a los barrios caros y la calle Güemes. La diferencia de actividad entre el Coloquio 2017 y el de 2018 fue notable, incluso para los choferes de taxis.
Por último, el pomposo cóctel de la Noche del HSBC no tuvo, esta vez, un show de cierre. Desde Ramón “Palito” Ortega a Natalia Oreiro supieron cantar para CEOs, prensa y políticos en ediciones anteriores. “No es por la crisis, es que no había lugar para el escenario”, contó a Letra P uno de los presentes, mientras señalaba el lugar en el que en 2017 estaba la tarima. La nota de glamour fue de los chefs Dolli Irigoyen, Donato De Santis y Fernando Trocca, que aglutinaron gente a mansalva para degustar platos originales.
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CEOS LAVANDO CULPAS EN EL GOLF. El Golf Club de Mar del Plata se inauguró en el año 1900. El casco principal es un edificio clásico y de fácil acceso, justo frente al Sheraton de Los Troncos. Entre los greens aterrizó el helicóptero presidencial. Horas antes, se celebró en varios salones un extraño homenaje de los socios de IDEA al periodista Diego Cabot, quien desde el diario La Nación develó la trama de los cuadernos de las coimas del ex chofer de la mano derecha de Julio De Vido. Un reconocido periodista judicial se cruzó, el día anterior, con Javier Goñi, titular del Coloquio y de la firma Ledesma, en un ascensor. “Tengo curiosidad por lo que va a pasar mañana”, le dijo. “Nada raro, es un agasajo”, contestó el empresario. La pregunta sirvió para transformar al convite en un evento casi abierto, con ingreso facilitado para el resto de los colegas, incluido este cronista de Letra P.
El presidente del Colegio de Abogados de la Ciudad y miembro del Foro de Convergencia fue el encargado de entrevistar a Cabot mientras se servían canapés, bacalao con caviar y postres gourmet en salones de pura madera con impactantes vistas al mar y al golf.
Todo marchaba sobre ruedas en el homenaje hasta que el periodista puso sobre la mesa dos o tres ideas interesantes que incomodaron a sus interlocutores. La primera, cuando Lipera le preguntó cómo era trabajar con presiones. Hábil y sincero, Cabot aseguró que fue difícil, pero nada diferente a las “sugerencias” que suelen hacer los empresarios. Y hasta contó que, luego de encontrarse “con una fuente de una empresa que está presente acá y no voy nombrar”, tuvo un extraño episodio ese mismo día por la noche, cuando un hombre que bajó de un auto le preguntó cómo llegar a una dirección: la misma en la que había estado esa mañana, con la gente de la empresa que no develó. Desde la parte externa del salón lo seguían, con menos atención que los de adentro, el banquero favorito de Macri y CEO del Santander, Enrique Cristofani; y el senador Esteban Bullrich, que compartieron mesa.
Lo más sustancioso fue el cierre. Cabot, un periodista sencillo y oriundo de La Pampa, contó que había pensado en un juego: que levantaran la mano los que no sabían de la corrupción K. “Pero lo descarté porque no la iba a levantar nadie: todos sabían”, afirmó y generó silencios y alguna risa nerviosa. Abrió así aún más la grieta que este tema generó en el Coloquio. Cuando ya se estaban yendo y algunos CEOs, como Gastón Remy, de Vista Oil, le agradecían, hubo una oveja negra. Hugo Rossi, el CEO de Tabacal, que celebra misas en el ingenio azucarero, le dijo que se equivocaba en la generalización: “No somos todos iguales”, aseveró con un tono alto.