Cambiemos

La ascendente crisis en Quilmes que el clan Molina no puede controlar

Martiniano, su padre, su madrastra y su hermano: todos inmersos en una turbulencia que se agravó post cierre de listas. Bronca radical y una denuncia de Carrió.

El clima político en el municipio de Quilmes, gobernado por Cambiemos de la mano de Martiniano Molina, está atravesando horas convulsionadas, tras la denuncia firmada por la diputada nacional y líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, quien solicita a la Justicia que investiguen presuntas irregularidades en las cuentas de aquella administración local. Esto, sumado al cierre de listas, que dejó heridos en el armado que encabeza el ex cocinero, expone un manejo que es cada vez más criticados hasta por los propios aliados: hubo despidos masivos de radicales en el gabinete y los ojos se posan en la familia gobernante.

 

Carrió volvió a ocasionar un dolor de cabeza en la alianza que gobierna el país, la provincia y este distrito de la Tercera: con el patrocinio de la abogada quilmeña Monica Frade, formuló una denuncia judicial donde solicita que se ponga la lupa en las cuentas municipales, ya que sospecha de diversos manejos irregulares. El año pasado, la concejal Edith Llanos ya había hecho un llamado de atención al respecto.

 

Esto configura una nueva piedra en el zapato de Martiniano, que desde que ganó la intendencia en las últimas elecciones nunca pudo afianzarse con firmeza. 

 

El ex jugador de handball fue el reemplazo de una apuesta fallida de Macri: Tommy Dunster. Esto, después de que el "Sapito" Walter Queijero se fuera con Sergio Massa. Como el modelo nunca pudo levantar el amperímetro, fue el padre de Martiniano -Jorge Molina, ex primer candidato a concejal de Francisco "Barba" Gutiérrez en el año 2007, que luego rompió con él- quien propuso el nombre de su hijo en la mesa chica del PRO de cara a los comicios de 2015. Así fue como tras un acuerdo con el entonces jefe de Gobierno porteño, Martiniano aceptó protagonizar una aventura que muy pocos creían que llegaría a buen puerto.

 

Comentan en Quilmes que Jorge Molina fue también quien ubicó a su pareja, Raquel Coldani, como cabeza de lista de concejales, por temor a que su hijo no ganara la intendencia, y de esa forma conseguir que uno de los suyos esté representado en el Concejo Deliberante -luego quiso disputar la presidencia pero quedó relegada a manos de Juan Bernasconi, un hombre de Emilio Monzó-. Aquella apuesta 2015 le salió muy bien porque el final ya es conocido: ganaron.

 

Pero lo cierto es que nunca pudieron encauzar una gestión que viene complicada, y que tras el cierre de listas ingresó en una crisis difícil de sobrellevar, que deja en offside a toda la familia Molina: al intendente, a su padre, a su madrastra y a su hermano. Todos los actores de esta interna familiar no pudieron -por ejemplo- controlar a los radicales, quienes finalmente fueron despedidos de forma masiva a sus cargos en el gabinete, tras cuestionar al macrismo por los pocos lugares obtenidos el pasado 24 de junio.

 

El hermano de Martiniano es Tomás Molina, también funcionario del municipio que trabaja en la casa de la Cultura, alejado del edificio central. Cuentan que él es el inventor del cocinero en términos marketineros y que hoy administra mucho poder. De hecho, tras el cierre de listas, el intendente activó cambios en el equipo y Tomás fue quien "puso" al nuevo jefe de Gabinete, teniendo en cuenta que el actual fue incluido en la lista de la Tercera y se volcó de lleno a la campaña. Se trata de Mariano Martinelli, amigo de Tomás y quien hasta jurar en este nuevo cargo se desempeñaba como secretario de Hacienda. Desde Quilmes aseguran que Martinelli era quien le llevaba las cuentas a la empresa familiar y quien ofrecía las ferias orgánicas en Berazategui. 

 

La bronca con el intendente es porque rompió con la UCR y, según comentan en los pasillos de aquel municipio, la situación se está descontrolando. Los correligionarios están enojados por la candidatura de Guillermo Sánchez Sterli - ex jefe de Gabinete de Martiniano-, que está tercero en la lista de la Tercera de Cambiemos, relegando al actual diputado radical Fernando Pérez al quinto puesto. Incluso los monzoistas también reprocharon su nula participación en la discusión por los nombres en este cierre.

 

En noviembre del año pasado había renunciado el secretario de Servicios Públicos, Oscar García. Y tras ese alejamiento, Molina nombró a un hombre de su riñón: Sergio Chomyszyn, hasta entonces subsecretario de Alumbrado Público. La primera medida de aquel nuevo funcionario fue desplazar de su cargo al subsecretario de Servicios Públicos, Víctor Martuchi, quien responde al espacio de Pérez. Ese es solo un ejemplo.

 

"Esto se está asemejando a la vieja gestión de Fernando Geronés, se quieren quedar con todo", dijo una fuente opositora quilmeña, en referencia al accionar de los Molina. "Piensan que pueden conducir ellos solos desconociendo a varios actores", cerró.

 

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