ELECCIONES 2017

Macri juega con fuego: guerra a los sindicatos para asegurar el voto duro

Los estrategas de Cambiemos evalúan que la avanzada contra los caciques cegetistas fortalece su base electoral. El caso Plaini podría marcar el inicio de una saga y el tono de una campaña caliente.

Dentro de la Casa Rosada la noticia sobre la intervención del Sindicato de Canillitas (SIVENDIA) y el desplazamiento de Omar Plaini de su secretaría General no generó ninguna preocupación, sino una renovada sensación de regocijo. Cerca del presidente Mauricio Macri, y del jefe de Gabinete Marcos Peña, las razones de esa presunta confianza giran en torno a las mediciones que descansan en sus escritorios. “Son parte del pasado, tienen una pésima imagen ante la sociedad y no pueden explicar su patrimonio”, espetó un miembro del elenco presidencial que no forma parte de la escudería de voceros ministeriales.

 

Para el sector más duro del PRO que deambula por el Patio de las Palmeras, el creciente apoyo de distintos sectores del sindicalismo a favor de Plaini “no será un problema, ni un obstáculo, porque están demasiado alejados de la sociedad". "Ahora están viendo si marchan por la intervención del sindicato, pero siguen sin poder hacerlo por sus afiliados”, chicaneó otra fuente que no puede ocultar su desdén por las organizaciones sindicales. Para la lectura del núcleo duro del partido amarillo dentro de Balcarce 50, las acusaciones de la CGT contra el Gobierno, son un pasaporte directo para profundizar la polarización que Cambiemos quiere disputar con el kirchnerismo en las PASO de agosto y en las generales de octubre.

 

Las evaluaciones repiten parte de las directivas que algunos funcionarios le endilgan a Peña, a través de un documento que habría enviado a todos los ministros del Gabinete para ajustar las clavijas del discurso público del oficialismo en esta etapa de la campaña. Según las fuentes que se animaron a hablar sobre ese paper, la bajada de línea para construir una nueva polarización indica la necesidad de reconstruir nuevos ejes de confrontación, es decir, instalar la existencia de sindicalistas versus trabajadores, piqueteros contra gente de a pie y gremios docentes frente a maestros que quieren trabajar. Sería el sustento discursivo para potenciar las expectativas a futuro que ofrece Cambiemos para la campaña que ya arrancó.

 

No todos comparten ese fervor dentro del Gabinete. “No hay que olvidarse que Plaini no jugaba de lleno con el kirchnerismo”, recordó otro escudero del oficialismo en referencia a la postulación del titular del gremio de canillitas en 2013 dentro de las listas del Frente Unión por la Libertad y el Trabajo, el último armado que encabezó el magnate empresario Francisco De Narváez con el apoyo del líder camionero y ex secretario general de la CGT Hugo Moyano.

 

En los próximos comicios Plaini volverá a ser candidato, pero bajo el signo del Frente de Unidad Ciudadana que inauguró la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

 

El 2013 fue determinante para Plaini: además de su candidatura como diputado nacional, también tuvo que afrontar una denuncia penal por falsificación de firmas desde un sector interno opositor a su conducción gremial que, cuatro años después, derivó en la resonante intervención del SIVENDIA y su inmediato descabezamiento que se concretó este lunes.

 

EL SILENCIO DE MOYANO Y LA PELEA CON CLARÍN. Plaini, se sabe, cuenta con el histórico apoyo de Moyano dentro y fuera de la CGT. Su peso dentro del entorno presidencial es directamente proporcional al ascendente que ahora detenta dentro del control de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Con tal densidad en la relación con Macri, algunos funcionarios de la cartera laboral arriesgan que la remoción judicial de Plaini perjudica al poder del moyanismo y, a la vez, le aporta una pieza clave a la contienda que mantiene la Asociación de Editores de Diarios de Buenos Aires (AEDBA) contra el gremio de canillitas para desregular la venta de diarios en el área metropolitana.

 

La cámara patronal que discute paritarias con trabajadores de prensa y gráficos sostiene una durísima guerra sin cuartel contra los canillitas, especialmente para terminar con el Estatuto del Canillita, regulado por la ley 24.095, promulgada durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. Esa legislación laboral afrontó su primera flexibilización en 2000, cuando la administración de Fernando De la Rua derogó parte de su reglamentación. Nueve años después, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner creó una comisión tripartita entre distribuidores, vendedores y editores para decidir los requisitos de venta de los medios gráficos. En la última década, las empresas editoras de medios han buscado reducir sensiblemente el porcentaje de la venta para los canillitas, en una ofensiva de pinzas donde algunas editoras, como el Grupo Clarín o La Nación, ya venden sus ejemplares en otros puestos de venta distintos a los kioskos de diarios.

 

Ante semejante escenario, en el Ministerio de Trabajo intentan mostrar cautela. Pero dentro de sus oficinas, fueron los primeros en conocer las irregularidades denunciadas en 2013 que ahora derivaron en el fallo del juez federal Marcelo Martinez de Giorgi.

 

Mientras tanto, la conducción de la CGT mantuvo una reunión de urgencia este martes por la mañana para analizar la situación de Plaini y decidir los pasos a seguir, sin descartar la posibilidad de una movilización para repudiar “una excusa judicial para profundizar la persecución gremial”. La caracterización es compartida por la poderosa Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y por gremios de otras centrales sindicales, como los Metrodelegados. Dentro del cegetismo admiten que uno de los obstáculos para movilizar tiene que ver con el rol que puede jugar el kirchnerismo a favor de Plaini.

 

Desde la Rosada, con habitual vehemencia, dicen que los están esperando, mientras reinvidican el plan lanzado desde la cartera laboral, en abril pasado, para auditar a los gremios, detectar irregularidades en elecciones internas y encontrar casos de incumplimiento con el 30 por ciento del cupo femenino.

 

María Eugenia Vidal buscará diferenciarse de Mauricio Macri y Patricia Bullrich,
larreta se queda (solo) en el pro para intentar cambiar el macrismo desde adentro

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