Luego de ser escondido en los dos desembarcos de la Gobernadora a la ciudad durante este mes, el jefe comunal de Mar del Plata, Carlos Fernando Arroyo (Cambiemos), reapareció en escena en una actividad de la administración bonaerense en su distrito y buscó dar señales de acercamiento en el marco de una tensa relación con la Provincia que la propia María Eugenia Vidal se encargó de reconocer en su última visita.
Este lunes, el intendente melancólico de los años de plomo participó del acto de inauguración de una planta verificadora automotriz en el que, además, recibió móviles policiales. Su aparición estuvo rodeada por vidalistas, tales como el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, y el titular de la Cámara baja provincial, Manuel Mosca.
En ese marco, Arroyo emitió una serie de guiños buscando una tregua: “Yo me congratulo de tener un ministro de Seguridad como el señor Ritondo, de tener una gobernadora como María Eugenia Vidal y ruego a dios que éste sea el principio de otra Argentina”.
Previamente, había ponderado que la inauguración de dicha planta de verificación, “está marcando una mirada hacia lo que está haciendo nuestra Gobernadora que es el enfrentamiento para dar directo con las mafias, una lucha por la justicia, la ley y el derecho”.
Tras las fotos de rigor en donde lejos estuvieron de filtrarse muecas de camaradería, Arroyo completó: “Es un orgullo darle la bienvenida al señor Ministro, que representa por supuesto al Gobierno de la provincia de Buenos Aires, en un acto trascendente porque marca una diferencia entre el pasado y el futuro”.
Vale señalar que la impronta de gestión de Arroyo siempre trajo dolores de cabeza para la gestión vidalista, desde el conflicto con los municipales, hasta el amplio abanico de declaraciones polémicas. Pero en estas últimas semanas, la tensión se agudizó a partir del malestar del mandamás municipal por el cierre de la lista oficialista -que produjo una hecatombe interna- y por las declaraciones del secretario de Salud municipal, Gustavo Blanco, quien comparó a una persona en situación de calle con un perro.
Esto desató la furia en Vidal, quien el viernes último exigió “respuestas” de Arroyo ante los dichos de su funcionario. Pero el intendente no respondió y ratificó a Blanco en el cargo. En tanto, al día siguiente, la mandataria bonaerense admitió en declaraciones al diario La Capital durante su visita a la ciudad: “Tenemos diferencias de gestión” con el Gobierno municipal.
Pero el peso electoral de Mar del Plata para Cambiemos hace que, desde ambas partes, se apele a una tregua para evitar que la sangre llegue al río en plena campaña. El desembarco de funcionarios bonaerenses este lunes, fue una señal en esa línea.