BIO. Antes de ser nombrado ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda de Mauricio Macri, fue presidente del Banco de la Ciudad de Buenos Aires entre 2013 y 2015. Como referente del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) que fundó su abuelo, formó parte de las listas de candidatos a diputados porteños del PRO y fue titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Legislatura. Se graduó como economista en la UBA y su primer paso en la función pública fue de la mano del menemismo, cuando fue nombrado en 1998 secretario de Programación Económica del entonces ministro de Economía, Roque Fernández. En la actividad privada fundó la consultora Economía y Regiones. Cuando nació, el 7 de enero de 1970, heredó el nombre y el apellido de su abuelo, impulsor del desarrollismo junto al radical Arturo Frondizi. Actualmente tiene 47 años y es padre de dos hijos.
- El domingo pasado, en medio del superclásico entre River y Boca, el Gobierno aprovechó la tanda del entretiempo para lanzar dos spots institucionales y publicitar imágenes sobre distintas obras públicas en marcha. Falta cada vez menos tiempo para la próxima campaña y la administración de Cambiemos se metió de lleno en medio de la transmisión del fútbol con un discurso que combinó la gestión con la propaganda electoral. Surgen dos interrogantes inmediatos. El primero: ¿Cuál va a ser el rol de la obra pública en la campaña que viene?
-Va a ser uno de los ejes distintivos en toda nuestra gestión. Este año, el año que viene y en 2019. Como fue el primer año de gestión, pero tuvimos que arreglar el descalabro que encontramos. Son las cosas q se ven en las noticias. Las casas que decían que habían construido, habían usado la plata para otra cosa. Tardamos una gran parte de los primeros meses de la gestión en ordenar las consecuencias del estado desmantelado. Y ahora entramos en un ritmo de obra que marca un récord histórico de ejecución. Eso tiene que ver con el compromiso del presidente Macri de llevar adelante durante su gestión el plan de infraestructura más ambicioso de la historia. Y estamos trabajando en eso, con temas muy concretos, agua potable, cloacas, rutas, vivienda. Un millón de soluciones habitacionales, duplicar la cantidad de autopistas en cuatro años, 20 aeropuertos, puertos, dragado de los ríos, los ferrocarriles. Todo tiene que ver con un pilar de la gestión, no con un instrumento electoral.
"Cuando sufríamos - sobre todo los futboleros – la propaganda oficial en el medio de los partidos, no veíamos la publicidad de los actos de gobierno, sino muchas veces la denostación a los que pensaban distinto."
-Quedó una segunda incógnita: Macri había prometido no usar el fútbol para publicidad de actos de Gobierno. Ahora lo hace. ¿Es una contradicción o cambió la forma de pensar la comunicación ahora que vienen las elecciones de medio término?
-Nosotros tenemos la responsabilidad de comunicar los actos de gobierno. Por supuesto que lo hacemos en distintos lugares donde sabemos que la gente lo ve y escucha. Cuando sufríamos -sobre todo los futboleros– la propaganda oficial en el medio de los partidos, no veíamos la publicidad de los actos de gobierno, sino muchas veces la denostación de los que pensaban distinto, las campañas de miedo. No veíamos una publicidad del Estado enumerando los actos de gobierno como exige la ley. Hoy es otra cosa, primero porque no hay Fútbol para Todos. Y porque aprovechamos ese escenario del fútbol para publicitar los actos de gobierno, no para hacer propaganda y denostar a los circunstanciales rivales en la política, como ocurrió en el pasado.
-Hubo tres ejes centrales que planteó el Presidente en la campaña: pobreza cero, unir a los argentinos y combatir al narcotráfico. ¿Qué balance hace usted sobre el cumplimiento de esos objetivos?
-Primero, la necesidad de tener esos objetivos. Había gobiernos que no tenían objetivos y no sabíamos cuáles eran sus prioridades. Hoy las tenemos claras. La discusión de la pobreza con todo lo que eso lleva vinculado, la creación de empleos de calidad, las obras de infraestructura que mejoran la calidad de vida, que disminuyen la pobreza estructural. Cuando hablamos de lucha contra el narcotráfico, hablamos de la necesidad de enfrentar a las mafias, cosa que no se hace en Argentina en principio porque no se aceptaba que era un país donde el narcotráfico había hecho pie y donde las mafias se sentían cómodas para llevar adelante su accionar. Y respecto a unir a los argentinos, tiene que ver con el fortalecimiento de las instituciones democráticas, con independencia de poderes, con una justicia con manos libres para investigar el pasado pero también el presente si correspondiera. La idea de tener un Congreso que no sea una escribanía, la construcción de un país federal en serio donde no es necesario concentrar recursos y poder político para someter al que no piensa igual. Estamos trabajando fuertemente como un equipo, entendiendo que los gobernadores y los intendentes son socios del Presidente en esta transformación de la Argentina. Y lo importante es tener planes, planificación, como nuestro Plan Nacional de Vivienda, de Agua y Saneamiento. Cuando asumimos no encontramos ningún plan, que también implicaba un diagnóstico de la situación. Estamos haciendo un cambio cultural muy importante en el Estado, que lleva tiempo. Por supuesto, no podemos hacer un balance definitivo a 16 meses de haber arrancado la gestión. Sí estamos seguros de que estamos en la senda correcta. Elegimos bien nuestras prioridades y tenemos que ser persistentes en el rumbo que marcó el Presidente para la Argentina.
-Respecto del trabajo en el Congreso y con los gobernadores, ¿cuánto ayudó en este tiempo la dispersión que tiene el peronismo?
-No sé si es algo que nos beneficia. Yo prefiero un sistema con partidos políticos fuertes y bien organizados. Eso hoy no existe en la Argentina. Esta situación nos ha llevado un gran esfuerzo para generar consensos. Ya sea en el Congreso o con la representatividad que tienen los gobernadores, no ha sido fácil. Hemos trabajado mucho para llegar a estos acuerdos que nos han permitido aprobar prácticamente todos los proyectos de ley que enviamos desde el Ejecutivo pero no veo que esta situación de la coyuntura política actual nos favorezca, esta dispersión o la falta de liderazgos fuertes a nivel nacional. Me parece que no es necesariamente algo que facilita la gestión y la búsqueda de consensos.
-Pero el oficialismo dentro del Congreso trabaja claramente con el massismo o con una parte del peronismo más dialoguista…
-Sí, pero no es un tema que surja de nosotros como iniciativa. Planteamos los temas que el Presidente entiende que hay que encarar y buscamos el diálogo con todas las fuerzas políticas. Hay algunas fuerzas políticas que han demostrado, por suerte la mayoría, que apuestan a la gobernabilidad, que entienden que para que al país le vaya bien es importante que al Gobierno le vaya bien. Otros se han encargado desde el primer momento de nuestra gestión de poner palos en la rueda y en oponerse por la oposición misma. Algunos han planteado que la estrategia pasaba por que esta gestión abandonara antes el Gobierno. Pero la mayoría de la dirigencia política argentina, en un gesto de madurez política, ha apostado a la gobernabilidad. Esto mismo hemos hecho nosotros con los gobiernos provinciales y locales.
"La indefinición de CFK es un problema más del FPV que nuestro. Si CFK se va a presentar o no tiene en vilo al peronismo y al FPV, pero no a nosotros."
-Existe una percepción de que uno de los temas que más rédito le proporciona al Gobierno es profundizar la polarización con el kirchnerismo. ¿Cómo se explica entonces que diga que no los beneficia la fragmentación del peronismo?
-Es que tampoco es algo que surja de nuestras filas o de nuestro espacio. Es algo que está instalado en la sociedad. En la sociedad claramente lo que se está debatiendo desde el punto de vista de la política es la consolidación de un proceso de cambio y transformación de la Argentina o la vuelta al pasado. No es una agenda que nosotros definamos, es una agenda que está instalada en la sociedad. Nosotros formamos parte, por ser el espacio político gobernante y el más importante hoy de la Argentina en términos de su territorialidad y poder de movilización, pero no es una agenda que nosotros estamos definiendo.
-El fallo del 2 x1 cosechó distintas respuestas del Gobierno. ¿Cuál fue el impacto dentro del oficialismo desde la difusión del fallo hasta la marcha en repudio a la Corte y al Gobierno?
-Para nosotros no hay ningún costo con el fallo del 2x1 porque siempre fuimos muy consistentes en nuestra postura frente a eso. Siempre nos hemos manifestado en contra de políticas como el 2x1 que para nosotros están vinculadas con la impunidad. Por supuesto que si estábamos en contra para delitos comunes lo estamos mucho más para delitos de lesa humanidad. Nosotros no compartimos el fallo de la Corte, nuestra respuesta fue inmediata. Y propiciamos en el Congreso una salida rápida que además nos enorgullece desde el punto de vista de la gobernabilidad que hemos construido.
-¿No cree que el oficialismo abonó el terreno para que saliera un fallo así?
-Son cosas que no están vinculadas. Nosotros no estamos a favor de la impunidad. El 2x1 es un sinónimo de impunidad. Nosotros no estuvimos nunca a favor de eso, sí estuvieron otros que hoy se plantean como paladines en contra de esta política.
"El 2x1 es un sinónimo de impunidad. Nosotros no estuvimos nunca a favor de eso, sí estuvieron otros que hoy se plantean como paladines en contra de esta política."
-Sin embargo, apenas se conoció el fallo, el que primero habló fue el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, que dijo que había que acatarlo.
-Nosotros no le damos órdenes a la Justicia, a diferencia del Gobierno anterior. La Corte no tiene instancia de apelación, tenemos que acatar lo que dice. Lo que sí dijimos es que nos parecía una decisión incorrecta desde el punto de vista político. Y dijimos que esperábamos, una vez conocido el fallo, que fuera un fallo que tuviera la mayor restricción posible. Que fuera sobre el caso específico. Y además fuimos proactivos porque enseguida trabajamos en el proyecto de ley que le pone límites muy precisos.
-Se acorta el tiempo para el cierre de listas. ¿Cómo van a resolver el dilema de la provincia de Buenos Aires?
-Es cierto que en la provincia no contamos con nuestra principal dirigente (N de R: se refiere a Marìa Eugenia Vidal) y con quien es la dirigente de mejor imagen, pero sin embargo contamos con el mejor equipo y el espacio político más valorizado en la Argentina, que es Cambiemos. Y contamos con la mayoría de los argentinos, que no quiere volver atrás: quiere consolidar este proceso de cambio y apuesta a que rápidamente empiece a dar respuestas concretas a la ciudadanía.
-En la misma semana, el jefe de la Bonaerense fue pasado a retiro en medio de denuncias en su contra y el de la Ciudad renunció desde la cárcel. ¿Cómo impacta eso en una alianza que tuvo a la seguridad como uno de sus principales ejes de campaña?
-La sociedad entiende que la construcción de una fuerza de seguridad que le dé confianza a la ciudadanía es un proceso largo. No lo vamos a resolver de un día para el otro, ni en 15 meses de gestión. Lo importante es que la ciudadanía tiene clara la intencionalidad del Presidente, de la gobernadora y del jefe de Gobierno. Tienen la mejor intención y saben a dónde quieren ir en términos de seguridad. Hasta que encontremos eso va a pasar un tiempo. La seguridad es un tema complejo. Arrancamos demasiado abajo como para pretender resolverlo en 15 meses.
-Dentro de esta confrontación con “el pasado” que eligió el oficialismo, ¿sería bueno para Cambiemos medirse con CFK como dijo Rodríguez Larreta esta semana?
-La indefinición de CFK es un problema más del FpV que nuestro. Si CFK se va a presentar o no tiene en vilo al peronismo y al FpV, pero no a nosotros. Desde el punto de vista personal, no tengo una preferencia. En Cambiemos nos tenemos que ocupar de seleccionar a los mejores candidatos y terminar de consolidar este proceso de cambio. A partir de los resultados de la gestión, la gente va a consolidar su voto.
"Una vez que la Justicia tome una definición veremos qué decisión tomamos respecto de la intervención de Oderbrecht."
-¿Cómo abordarán la contradicción de no tener conformada la alianza Cambiemos en la Ciudad, que es el territorio originario del PRO?
-En la Ciudad el radicalismo tiene distintas expresiones. Hay una parte del radicalismo que junto con el PRO y la CC apoya nuestra gestión y otra parte no lo está haciendo. Nosotros estamos tratando de fortalecer Cambiemos a lo largo y a lo ancho del país porque entendemos que es una de nuestras principales fortalezas, algo por lo cual no daban mucho los demás en el pasado. Pocos apostaban a que pudiéramos generar Cambiemos, menos apostaban a que pudiéramos ganar una elección y aún menos creían que podíamos gobernar y fortalecer en el ejercicio del gobierno a nuestro espacio político. Si no se conforma Cambiemos en la Ciudad, se va a conformar después de la elección. Si ocurre en otros distritos también va a ser una cuestión de tiempo.
-¿Lo prefiere a Martin Lousteau como adversario o adentro de la alianza porteña?
-El Presidente ya lo planteó. Lo invitó a sumarse al gobierno, fue embajador en Estados Unidos, le dio la garantía de disputar en las mejores condiciones la interna para jefe de Gobierno en 2019. Él prefirió otro camino. No me parece mal. Cada uno es dueño de tomar la decisión que considere mejor.
-En diez días se conocerán las confesiones de los principales ejecutivos de la contratista brasileña Oderbrecht en el escándalo Lava Jato. ¿Cómo seguirá la relación del Gobierno con la empresa, que desarrolla obras emblemáticas en el país?
-Depende de lo que suceda en la Justicia. Nosotros tenemos algunas obras en las que Oderbrecht forma parte del consorcio que las lleva adelante, como el soterramiento del Sarmiento y Paraná de las Palmas, que tiene 99% de avance. Una vez que la Justicia tome una definición veremos qué decisión tomamos respecto de la intervención de Oderbrecht en otras obras de infraestructura en Argentina.
-Después de la nueva acusación del arrepentido Meirelles, ¿cree que el jefe de la AFI, Gustavo Arribas, afronta una situación más complicada para su cargo que antes?
-Ya ha tenido una acusación similar y ha sido sobreseído. Ahora hay una nueva acusación, de la que no se conoce mucho, más allá de que llama la atención que sea la única persona nombrada. Está a disposición de la Justicia desde el primer momento. El Presidente ha sido muy claro: dijo que confía en Arribas.
-¿Cuál será el futuro de la construcción en Santa Cruz de la represa Kirchner – Cepernic, que está frenada desde hace 15 meses, y cómo impactará su desenlace en la relación con la gobernadora Kirchner?
-Por supuesto que se va a abordar el tema porque es la inversión más importante que tiene China en el exterior. Para nosotros, el tema ambiental es fundamental. Por eso hemos trabajado en ver el impacto que genera esta obra, que en el pasado se había soslayado. Entendemos que llegamos a una posición que nos genera confianza, pero esto también lo tiene que determinar la Justicia y hay otros pasos que hay que llevar adelante. Si se llega a concretar va a tener un impacto muy positivo en la generación de empleo en la provincia de Santa Cruz que hoy está pasando un momento muy delicado.