Ya sin hablar de una posible reelección, el intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, parece haber cambiado la estrategia de cara a 2019. Con resquemores persistentes con la candidata oficialista en los últimos comicios, Vilma Baragiola, y con fricciones persistentes con sectores del PRO, la UCR y la CC, el alcalde melancólico de los años de plomo –alicaído en las encuestas- apunta a formar un sucesor dentro de su propia estructura vecinalista, Agrupación Atlántica (AA). Y si de herederos se trata, el elegido por el hombre del piloto azul para tal caso no es ni más ni menos que su hijo, Guillermo Arroyo.
“Tiene una gran capacidad de negociación, una resistencia física increíble, y es un tipo brillante. En algunas cosas es sumamente inteligente”, subrayó Arroyo sobre el actual jefe del bloque AA. De esta manera, sostuvo: “Creo que va a ser, posiblemente, el futuro intendente”.
En declaraciones al programa local Vencedores y Vencidos Televisión, Arroyo calificó a sus primeros dos años de gestión, que se cumplirán el 10 de diciembre, como “medianamente exitosa”. “Todavía me quedan pendientes un montón de cosas que quiero hacer. En primer lugar, que la ciudad esté más ordenada y más limpia”, admitió.
Por otro lado, consideró que Guillermo Sáenz Saralegui debería seguir presidiendo el Concejo y lo consideró “un socio” político. Y anticipó la unificación de Cultura y Turismo para "pagar menos sueldos políticos", en línea con el ajuste en esa línea que se impulsa desde la Provincia.
Aunque admitió estar “medio cansado, pero bien”, el intendente consideró que la gestión “es muy difícil”.