La inflación es la madre de todas las batallas para el gobierno PRO. Y el eje de muchas de sus internas y de las críticas que provienen de todos los ámbitos. Ni el más pesimista de la administración que conduce el presidente Mauricio Macri podía imaginar que, a esta altura del año, iba a lidiar con un indicador anualizado por encima del 40%, casi más cercano al 50%. Pero, en agosto, la inflación del Indec marcó 0,2 por ciento.
Si se desagrega ese indicador que anunció con tanta emoción el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, puede verse que la retracción desde aquel 4% de mayo pasado se sustenta en buena parte en la postergación del aumento de la tarifa del gas a nivel domiciliario a raíz del fallo de la Corte Suprema de Justicia, que frenó la aplicación del cuadro dispuesto por el Gobierno a partir de marzo pasado.
Sólo ese fallo explica un retroceso del 0,7% en el nivel general de inflación. Durante el mes pasado, también retrocedieron productos y servicios estacionales (4,3%), pero la medición de productos no regulados (como Precios Cuidados) ni estacionales subió 1,7%.
El rubro Alimentos y Bebidas reflejó aumentos de 0,7% promedio, con alzas del 2,1% en panificación y pastas, 1,4% en carnes y 10% en grasas y aceites, en tanto se registró un retroceso del 11% en verduras (impacto estacional puro). Esto indica una combinación de factores externos tanto en subas (aceite) como en bajas (verduras) y un comportamiento general de menores incrementos producto de una retracción en la demanda.
Para ver el comportamiento de cada rubro, es posible señalar que los datos oficiales revelan que la suba de las cuotas de colegios y universidades privadas influyó de manera determinante en el rubro Educación, que fue uno de los que más subió y tiene peso en el componente total del IPC general.
El desagregado marca para agosto que el incremento en Educación fue del 2,3%, con alzas del 4,6% en textos y del 1,7% en las cuotas de los establecimientos. En Indumentaria, a pesar de algunos adelantos de liquidación de temporada, se anotó un alza promedio del 0,8%. En tanto, el ítem Equipamiento y Servicios básicos mostró un alza del 0,8%. Por contrapartida, el ítem Turismo, luego del aumento de las vacaciones de invierno, registró un retroceso del 0,6% en promedio, mientras que Vivienda y Servicios básicos, donde se insertan las tarifas de servicios públicos, mostraron un retroceso de 5,6%.
De esto se desprende que los rubros atados a la demanda estuvieron por debajo o cerca del 1%. Esto se explica, según corroboraron economistas a Letra P, que los ítems atados a demanda que se puede postergar y que no tienen estacionalidad marcaron con claridad el freno del consumo por la pérdida del poder adquisitivo.
MENOR DEMANDA Y MERCADO LABORAL EN CRISIS. Los bolsillos flacos de muchos argentinos y la derrota de los salarios en la carrera contra la inflación, sumados a que más del 30% cobra en negro y que en los primeros ocho meses del año se registró una baja histórica de más de 500.000 cuentas sueldo en el sistema financiero –según datos del mercado-, reflejan un panorama de estanflación y un mercado laboral en crisis.
Todos estos factores impactan en la demanda de productos y los que no están atados a cuestiones estacionales o regulaciones se comportan más cerca de los vaivenes de la oferta y la demanda.
Hay que remontarse a diciembre de 2003 para encontrar un registro de suba del 0,2% en la inflación, más de doce años.
Para septiembre las consultoras privadas esperan una inflación del 1,3% y proyectan que hasta fin de año oscilará entre 1,6 y 1,8%, según datos del Banco Central.