A fines de enero, una veintena de empleados de los laboratorios Bayer se enteraron que la firma alemana los había despedido en virtud a “una decisión a nivel global de la casa matriz”. Acto seguido, el sindicato de visitadores médicos activó un plan de lucha y un porcentaje de los echados volvieron a sus puestos de trabajo.
Con la noticia de los despidos, el gremio de visitadores, encabezado por Ricardo Peidro, presionó a la empresa por la reincorporación y se pasó de una “posición intransigente” a un 40 por ciento de reincorporados. “Se trata de una situación inédita en la región”, explicó Peidro a Letra P.
Además, los delegados de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM), que representa a 5000 trabajadores de propaganda y visitadores médicos de todo el país, consiguieron el apoyo internacional de la Central Sindical Internacional (CSI) y la Central Sindical de las Américas (CSA). A su vez, el gremio se movilizó hasta la embajada de Alemania en el país, donde se entrevistaron con las autoridades.
Desde AAPM advirtieron a Letra P que los despidos no tenían razón de ser en la Argentina porque “Bayer creció 20 por ciento en el país y también en Latinoamérica”. “Las ganancias de Bayer no justificaban despidos”, manifestaron fuentes al tanto de las negociaciones.
El total de reincorporados fue ocho trabajadores y el resto de los despedidos decidieron cobrar la indemnización negociada entre el gremio y la compañía. Para destrabar el pedido, el gremio denunció a Bayer ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), situación que enfrío la disputa y logró que la compañía aumente el diálogo con los delegados.