Techint, la siderúrgica más grande del país y una de las dos más grandes argentinas transnacionales (junto a Arcor), siempre ha tenido cuadros de peso con injerencia en la política. En los años del kirchnerismo en el poder, Paolo Rocca, el jefe máximo del holding, jugó en todos los frentes. Sobre todo, en la previa a las elecciones presidenciales, puso dos operadores. Uno en el frente Cambiemos, el filo radical Luis Betnaza, y otro en la diaria del Frente para la Victoria. Daniel Novegil, CEO de Ternium, rama de Techint, fue encomendado a la misión de dialogar con el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof. Era “el policía bueno” de Rocca, un hombre de enorme habilidad para moverse con efectividad y practicidad en las sombras. Hace unas horas, utilizó su cuenta de la red social Twitter para destacar medidas proteccionistas de la Unión Europea para con productos aceríferos de China. “Que la Unión Europea aplique aranceles es inteligente. Pero debe alertarnos. Productos que no ingresen ahí buscarán mercados más vulnerables como Latam”, escribió y afirmó que no sólo Argentina y México pueden ser perjudicados por la voracidad asiática.
El empresario posteó un artículo de The Wall Street Journal en el que se detallaba la decisión de Bruselas. “En Europa se defiende la competencia desleal e imponen aranceles entre 43,5% y 81,1% para el acero chino”, aseguró. La afirmación se da a horas del ascenso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y en el medio de un debate global sobre los alcances y conveniencias de políticas que preserven las industrias locales. Para ser justos, hay que decir que las manifestaciones de Techint tienen que ver con un enfrentamiento histórico con los chinos. Una disputa que incluso enfrentó a la casta Rocca con el Gobierno nacional, que, en la figura de la canciller Susana Malcorra, intentó estrechar el vínculo comercial con China. Y no fueron pocos los dolores de cabeza que tuvo Techint en el último tiempo como para que el Ejecutivo Federal le vuelva a hablar de ojos rasgados. El hito más reciente fue la novela por la construcción de un gasoducto troncal en Córdoba, donde los chinos colocaron sus caños en casi toda la UTE de la obra, salvo en un tramo en el que debió entrar Techint. La mayor lobbysta del proteccionismo anti chino en aquel entonces fue Elisa Carrió, que reconoció detestar a Rocca, pero pidió que por todos los medios les compraran los caños a ellos. Lilita es la menos temerosa dentro del macrismo de los esquemas de protección productiva,
El mensaje de Novegil es, de todos modos, representativo de lo que piensa buena parte de la industria nacional. Con la fiebre Trump y sus promesas de convencer a las empresas estadounidenses de que inviertan en su mercado interno y de trabar los acuerdos de libre comercio como método para paliar la crisis, muchos se plegaron a una ola inconclusa pero útil. En una coyuntura de recesión generalizada, donde se derrumbó la producción de todo, desde autos a calzado, pasando por alimentos y metales, los empresarios fabriles ya hablan más de proteccionismo que en la década pasada. Y celebran que ese debate se esté dando hoy en la mayor economía del mundo, que hasta ahora venía sosteniendo un discurso de apertura que sólo se veía en las palabras y no en los hechos. Esta cuestión se verá reflejada a fines de noviembre, cuando la Unión Industrial Argentina (UIA), realice su Conferencia Anual en Parque Norte. Los más alineados a la idea de cuidar el mercado interno son, precisamente, los metalúrgicos nucleados en la Cámara ADIMRA, además del polo industrial de Santa Fe, uno de los más afectados por la apertura de las importaciones.
En el aire flota el dilema de si es conveniente en un mundo desglobalizado, en el que se cierran casi todas las economías –incluídas las de Alemania, Francia y los Estados Unidos- ofrecer barreras comerciales débiles. No sólo por la amenaza china, sino por otros países que tienen excedentes para colocar en pocos mercados ávidos de comprar. El mercado de la tecnología está en pie de guerra contra la política de baja de aranceles a las importaciones computadoras. Van hoy al Congreso a plantear y discutir un proyecto de ley de reconversión industrial y el potencial cierre de las plantas que fabricaban en el continente. La duda es si, ante este nuevo orden mundial, el Gobierno argentino hará un viraje en la posición externa respecto a la cuestión económica. Para salir del eje del financiamiento externo y situarse en una política más acorde a lo que el mundo parece requerir.