Los chispazos en la interna bonaerense del Frente para la Victoria aumentan. Mientras el jefe de gabinete nacional, Aníbal Fernández, no da el brazo a torcer, desde el justicialismo más ortodoxo vuelven a pedirle que recapacite para garantizarle el triunfo al Frente para la Victoria en agosto y octubre.
“Se lo pedí para no perder tiempo”, dijo Fernando Espinoza, actual intendente de La Matanza y precandidato a vicegobernador de Julián Domínguez que buscó calmar las aguas para que la situación no genere desgaste.
“Soy el que más mide, ¿por qué me voy a bajar?”, repitió en las últimas horas Aníbal, quien no analiza esa posibilidad que lo alejaría del sueño provincial.
Con varios referentes del peronismo, como el diputado Carlos Kunkel o la precandidata matancera Verónica Magario, la dupla que tiene –supuestamente– la bendición del Papa Francisco, recorre González Catán para darle más impulso a su estilo.
En diálogo con radio Continental, Alberto Pérez, opinó sobre los cuatro apellidos que compiten por suceder a Daniel Scioli y no dudó en utilizar el manual peronista que desempolvan varios intendentes ante la visita de los precandidatos. “Nosotros estamos en el peronismo, en el Frente para la Victoria. Son dos fórmulas muy buenas preparadas para continuar lo hecho por Daniel Scioli en la provincia”, afirmó casi lavándose las manos.
Por su parte, Fernández, quien tuvo una especial inauguración de bunker en La Plata, insistió con que la dupla que encabeza es la mejor porque sintetiza los años del kirchnerismo más puro. Algo de eso planteron diferentes personalidades del mundo artístico y periodístico.
En tierra de Espinoza, Domínguez paseó con una campera teñida de naranja junto a Camilo Vaca Narvaja (hijo del dirigente montonero) y el piloto Marcos Di Palma, un sciolista furioso, que llevó puesto su tradicional gorro naranja.