En la extensa lista de ministros de Economía de la Nación, ninguno afrontó una entrevista radial tan audaz como la que tuvo este martes el titular de la cartera económica, Axel Kicillof.
Fue en el programa Black y Toc, de FM Con vos, conducido por Elizabeth Vernacci y Humberto Tortonese. La propuesta era desarrollar un encuentro más “humano” con el funcionario K, y el envío superó esas expectativas.
“Me vas a seguir rompiendo el culo con Ganancias”, fue una de las tantas críticas bizarras que lanzó Vernacci, conocida por su verborragia y desenfreno. También, el sistema de ahorro que le desarrolló Tortonese: “Yo hago rollitos con la plata y me los voy metiendo en el culo”, afirmó el reconocido actor.
Lo llamativo fue que Kicillof no perdió la línea ante ninguna de las excéntricas incursiones de los conductores. “¿Dónde está mi amigo Randazzo? ¿Dónde lo tienen?”, preguntó en tono preocupado Vernacci, recordando la declinación de la candidatura a presidente del ministro del Interior para disputarle la interna K a Daniel Scioli.
“¿Sabés dónde estaba ayer mi amigo Randazzo? En Caleta, inaugurando un tren”, le respondió el ministro, y aseguró que el frustrado candidato a la presidencia es un “compañerazo”.
“¿Eras piratín antes de casarte?”, volvió a la carga Vernacci. “No, siempre fui muy pollerudo, bueno, muy familiero; trato de que el mío sea un matrimonio igualitario".
“Te dije que tenía pinta de putito”, interrumpió Tortonese. Pero Kicillof se rió y no se salió de su propio discurso.
El ministro fue a mostrar su nuevo libro, donde se rescatan varias de las entrevistas televisivas que le realizaron en los últimos meses. “Diálogos sin corbata” es el título de la publicación, que el próximo miércoles se presentará en la Biblioteca Nacional.
“Son entrevistas que me hicieron diversos periodistas, como Víctor Hugo Morales, Joaquín Morales Solá”, comentó el invitado, intentando culminar alguna de sus frases. Pero resultaba claramente una misión imposible.
“Black y toc” es un programa basado en el desenfado de sus conductores, por lo que el encuentro sólo podía ser caótico. Kicillof logró, pese a todo, no tentarse con alguna expresión obscena y se mantuvo al margen de palabras no convencionales.
“¿Qué le vamos a preguntar si el petiso ni garcha?”, se contentó con indicar Vernacci.
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