Si el PRO y la UCR logran trasladar su alianza electoral a la política diaria y al plano institucional en los cuerpos colegiados, la próxima Cámara de Diputados reflejará un cuadro de polarización muy similar al que arrojaron los resultados de las elecciones presidenciales del domingo. Entre el conglomerado conservador hasta hoy opositor y la bancada por ahora oficialista del Frente para la Victoria (FPV), que perdió 17 diputados, controlarán casi cuatro de cada cinco miembros de la Cámara baja. A su vez, dentro de ese entramado, La Cámpora contará con una fuerza propia de 27 legisladores, un número más que interesante para posicionarse como cuerpo independiente, de acuerdo a quién y cómo tome el control del Poder Ejecutivo el próximo 10 de diciembre.
En el Senado, el FPV tendrá, paradójicamente, el dominio más amplio desde que el kirchnerismo llegó al poder. Aunque dependerá de cómo se articulen determinadas alianzas con los representantes de algunas provincias y de evitar futuros quiebres que dispersen esa mayoría peronista de 42 senadores. Pero con la chance incluso de ampliar ese número, con algunos legisladores líbero.
Gane quien gane, en la Cámara de Diputados ya no habrá sesiones sin un previo acuerdo político. Y este escenario, que era previsible desde los resultados de las PASO, se profundizó tras el duro cachetazo electoral que el oficialismo recibió en las urnas el pasado domingo. El ejemplo más claro es la provincia de Buenos Aires: de las 17 bancas menos que tendrá el FPV para arrancar el ciclo 2016, ocho se perdieron en territorio bonaerense. El kirchnerismo debía igualar el 57% que sacó en 2011, algo que era de por sí inimaginable. Pero la caída a poco más de 37 puntos porcentuales le limó nada menos que ocho diputados.
En total, el FPV tendrá 101 diputados. Todos, como parte de una red heterogénea. Por caso, 27 de ellos serán legisladores miembros de la agrupación kirchnerista La Cámpora (incluída su cúpula: Máximo Kirchner, Eduardo “Wado” De Pedro y Andrés “Cuervo” Larroque) o dirigentes muy cercanos a esa línea, como el ministro de Economía, Axel Kicillof. En este grupo habrá que poner la lupa, ya que el domingo dejó algunas señales. Por el bunker sciolista del domingo en el Luna Park no se los vio y todavía retumban las críticas por el bajo nivel de militancia que el espacio que lidera el hijo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le puso a la campaña presidencial de Daniel Scioli.
Esto trastoca la situación vigente en la Cámara baja, en la que el kirchnerismo, gracias al apoyo de sus habituales aliados del Frente Cívico por Santiago y del Movimiento Popular Neuquino (MPN), gozaba de una mayoría que permitía no sólo sancionar dictámenes sin un solo voto ajeno, sino de quórum propio para sesionar hasta con un boicot opositor completo y bien articulado.
En contrapartida, el acuerdo político alcanzado entre el macrismo y el radicalismo, en caso de sostenerse en el tiempo, creará un poderoso bloque parlamentario de Cambiemos. PRO, el espacio que más creció, trepará a 42 diputados y le robará a la UCR el segundo lugar en la Cámara baja, que se quedará con 41. Si se articulan para jugar en bloque, tendrán 83 diputados. U 87, si la Coalición Cívica que lidera Elisa Carrió también se integra a ese conglomerado.
Por su parte, entre el Frente Renovador y Unión por Córdoba –el partido provincial que lidera el gobernador José Manuel de la Sota-, los partidos que conformaron la alianza Unión por una Nueva Argentina (UNA) y que parecen destinados a sostenerse en el tiempo como una fuerza nacional treparon a 32 bancas -27 del massismo y cinco del delasotismo-.
Así las cosas, entre el FPV y Cambiemos tendrán 188 de un total de 257 diputados. El cálculo trepa a 220 bancas repartidas entre las tres fuerzas políticas que se repartieron el 92% de los votos en los comicios del 25 de octubre. El resto se completa con cuatro diputados de la izquierda –sumaron uno, Néstor Pitrola-, unos 14 diputados peronistas no oficialistas –que incluye a los puntanos que responden al ex gobernador Adolfo Rodríguez Saá, Francisco de Narváez y Darío Giustozzi, entre otros-, cuatro socialistas y un heterogéneo grupo de monobloquistas y no alineados que deberán definir en qué lugar se paran en el futuro inmediato.
SENADO
Pese a que el oficialismo estuvo bastante lejos de hacer en el recuento nacional la elección que esperaban en Casa Rosada, las noticias que llegaron para la conformación del próximo Senado fueron más que alentadoras. De las nueve bancas que el FPV puso en juego no sólo no perdió ninguna, sino que sumó dos. Así, en la Cámara alta el hasta ahora denominado kirchnerismo se quedará con 42 senadores. El máximo desde la asunción del fallecido ex presidente Néstor Kirchner.
La clave estará en cómo se define esa unidad, de acuerdo a quién llegue al poder el 10 de diciembre. Entre esos 42 miembros del FPV se esconde un diverso abanico de peronistas de todo el país. Entre ellos la primera senadora camporista, la mendocina Anabel Fernández Sagasti. Si logran sostenerse como fuerza única, la Cámara alta será la llave para condicionar a cualquiera que sea el próximo titular del Poder Ejecutivo.
La caída más grande la sufrió la UCR, que perdió tres bancas, y detrás el socialismo, que se quedó sin representación en la Cámara tras la decisión de jugar en Santa Fe con el diputado nacional y ex gobernador Hermes Binner como primer candidato, pero con boleta corta (sin candidatos a presidente y vice).
El PRO, por su parte, sumará al menos una senadora al bloque de tres que tenía hasta aquí. La cordobesa Laura Rodríguez conformará la escudería macrista en el Senado con Diego Santilli, Alfredo De Angeli y Gabriela Michetti, quien deberá ser reemplazada en caso de tener que asumir la vicepresidencia de la Nación. El frente Cambiemos ganó en Córdoba pero la segunda vacante se la quedó el juecista Ernesto Martínez. Y si también logran unificar fuerzas en la Cámara alta, entre la UCR, el PRO y la Coalición Cívica tendrán 15 escaños. 16 si el ex gobernador de Santa Fe Carlos Reutemann respeta su pacto electoral con el macrismo, aunque ya dan por descontado que seguirá integrando el interbloque del Peronismo Federal, que llegará a diez bancas.
Las sillas restantes se las repartirán entre Fernando “Pino” Solanas (Proyecto Sur), Jaime Linares (GEN) –suelen negociar juntos-, la fueguina Miriam Boyadjian –cercana al massismo-, el correntino Pedro Braillard Poccard -ex miembro del Partido Nuevo del ex gobernador Raúl "Tato" Romero Feris- y la neuquina Lucila Crexell, quien acumula varios guiños al oficialismo.