“El 26 de julio de 1952, a las 20.25, Evita pasaba a la inmortalidad. En su último 17 de Octubre había dicho a su pueblo: “Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”. Hoy podemos decir que esas pocas palabras se sintetiza el enorme legado de Evita para los peronistas”, consignó el legislador.
En ese orden destacó el rol militante de Evita al destacar que “Eva fue una mujer que junto al General Perón supo cambiar el curso de nuestra historia y con ello conquistó el corazón de su pueblo. Desde que unió su destino al de Perón colaborando en la campaña de solidaridad con las victimas del terremoto de San Juan a principios de 1944 organizada por él desde la Secretaría de Trabajo y Previsión hasta su prematuro final en aquel triste 26 de julio, Eva se convirtió en una incansable militante peronista”.
“Ya desde su participación en las jornadas que desembocaron en el 17 de octubre de 1945 estaba claro que Evita no sólo sería la primera dama del Presidente Perón. En los comienzos del primer gobierno peronista Eva fue forjando aceleradamente una relación con el pueblo argentino que excederia ampliamente el plano exclusivamente político. Su exitosa gira internacional por Europa durante 1947 la proyectó al primer plano de la escena política”, subrayó.
Asimismo, puso en valor su vocaciòn por la acción política por las mujeres al hacer hincapie en que “su papel destacado en la aprobación del voto femenino, su gigantesca tarea de ayuda social al frente de la Fundación Eva Perón y la creación del Partido Peronista Femenino fueron las grandes realizaciones de su militancia, coronados en el Renunciamiento posterior al Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951”.
“Desde aquellos momentos fundacionales del peronismo hasta la actualidad, Eva nos ilumina con su ejemplo y nos recuerda a quienes militamos por la causa del Pueblo y la justicia social que no podemos conformarnos con retórica frente al sufrimiento de los humildes. La memoria de Evita y sus anhelos nos impulsan a seguir luchando por hacer realidad la justicia social, a no detenernos en la mediocridad y la comodidad. Porque Evita no abandonó jamás su puesto de lucha junto a Perón y su Pueblo, ni aun durante la enfermedad que finalmente le arrebato la vida el 26 de julio de 1952”, concluyó.