“Este convenio es un acuerdo estratégico entre los trabajadores que van a poner a disposición su conocimiento, su experiencia, sus actitudes, los empresarios que creen en nuestra Patria y nuestra Provincia y el Estado que apuesta a la industrialización de nuestros recursos”, indicó De Lucia quien también estuvo acompañada por el secretario de Deportes de la provincia, Alejandro Rodríguez; la secretaria ejecutiva del Consejo Provincial de Educación y Trabajo, Zulma Albanece, el representante del Ministerio de Trabajo, Aldo Omar Carrera y autoridades provinciales, educativas, municipales, referentes de los sectores empresariales y gremiales.
“Hoy hacemos realidad que casi 15 mil chicos puedan tener un futuro y sean artífices de su destino y del de la provincia de Buenos Aires”, agregó la titular de la cartera educativa.
De Lucia le agradeció a las cámaras empresarias y a los empresarios el aporte que brindan a la educación de la provincia de Buenos Aires.
Por su parte, Pérez señaló que “Buenos Aires es una Provincia que desde hace cinco años y con el gobernador Daniel Scioli a la cabeza apuesta a poner todos sus esfuerzos en la educación técnica y agraria y a la educación en general para que se relacionen con el mundo del trabajo y para formar mejores ciudadanos y mano de obra, riqueza, trabajo e inclusión social en la provincia de Buenos Aires que, por sus dimensiones, favorece directamente al país porque aquí está el 40 por ciento de la población y del Producto Bruto de la Argentina”.
El representante de ministerio de Trabajo en el COPRET, Aldo Carreras, destacó el trabajo conjunto que realizan Educación y Trabajo, que a su vez “son conceptos inseparables y fundamentales, que llevan a la persona a que se realice íntegramente”. A su vez, agradeció a los presentes y “fundamentalmente a los gremios, por apoyar la ejecución de esta política de Estado vinculada a las prácticas y a la capacitación, que significa en definitiva inclusión social. El movimiento obrero tiene trayectoria en esto, por ejemplo, con las escuelas-fábrica de Perón, de modo que sólo resta ponerlo en marcha y avanzar”, concluyó.
Es la primera vez que en la Argentina alumnos de escuelas técnicas y agrarias egresarán con títulos técnicos en diferentes especialidades después de siete años cursados. Son los primeros graduados de 7º año que la Dirección de Escuelas impulsa como instrumento de vínculo entre el sistema educativo y las lógicas del mundo del trabajo y la producción. La iniciativa se inscribe dentro de los lineamientos de la Ley Nacional de Educación y, a través de estos primeros graduados, la jurisdicción provincial se convirtió en pionera en la materia.
Se trata de estudiantes que completaron los seis años de educación secundaria y que adosaron uno más a su proceso educativo. En términos formales, este trayecto, que exige un cumplimiento curricular no menor a las 200 horas, se denomina “práctica profesionalizante”.
Los alumnos articulan experiencias entre la escuela y el universo laboral; su tarea es coordinada por docentes y desarrollada en empresas, fábricas u organismos no gubernamentales, entre otros, para aplicar en esos ámbitos sus conocimientos teóricos y probarlos en la práctica.
A la idea de arraigar a los jóvenes en su ciudad de origen, que es uno de los propósitos de la propuesta, se agregó el desarrollo de lazos solidarios con las comunidades: los jóvenes y los trabajadores intercambian saberes para su propio perfeccionamiento y también lo extienden a las demandas productivas de sus espacios sociales.
Las prácticas profesionalizantes se implementan en los países más avanzados del mundo y son numerosos y amplios los horizontes de aplicación concreta. Es que no sólo se articulan en ellas acciones pedagógicas y laborales, su puesta en práctica contribuye a incluir en la dialéctica educacional al trabajo como disciplina de enseñanza, y desde allí, profundizar el conocimiento de sus alcances y limitaciones específicas.
Los alumnos se complementan con los trabajadores con la finalidad de aprender de sus experiencias y conocimientos. El trabajo, se convierte en una alternativa didáctica-pedagógica, una red entre el saber y las habilidades. Los contextos se mezclan y se nutren.
Cada experiencia está planificada desde las escuelas, es monitoreada y evaluada por un equipo docente y un directivo, con el propósito de articular la escuela con el proceso productivo y el vínculo entre el estudiante y un área ocupacional específica, con prácticas concretas.