“El chavismo es como el peronismo, un sentimiento”, lo define un chavista que conoce la Argentina y augura un triunfo cómodo de Maduro. Pero también los antichavistas (que son muchos, aunque menos que los chavistas) tienen a flor de piel su sentimiento en un país fuertemente dividido y donde no se visualizan los grises.
En Venezuela el voto no es obligatorio y el nivel de abstención es determinante para definir una elección. En octubre de 2012 Chávez ganó con un 80% de asistencia a las urnas, pero claro el bolivariano tenía una conexión con su pueblo que reconocen hasta los antichavistas y que Maduro no ha heredado.
En esa elección el chavismo llego al 55% de los votos mientras que Capriles llegó al 44,5% y la apuesta de la oposicion en esta eleccion no es tanto “capturar” parte de ese 55% sino mantener su porcentaje y apostar a que parte del chavismo, ya sin su líder, no concurra a votar.
Este es un escenario posible porque Maduro, coinciden propios y extraños, ha cometido errores de campaña que lo han llevado a perder la cómoda ventaja que llevaba tras la muerte de Chávez con el impulso emocional que significaba.
Algunos de estos errores pasan, dicen, por un uso excesivo de la figura de Chávez que podría incomodar a muchos chavistas, los no ideologizados, que hubieran preferido un mayor decoro y respeto para con el Comandante muerto. Un velorio extenso, las idas y vueltas sobre el embalsamiento podrian haber afectado a los venezolanos “que somos muy liberales pero muy conservadores a la vez”. También podria haber golpeado al chavismo la “visión” mistico/religiosa que tuvo Maduro que dijo sentir en un pajarito que se poso sobre su hombro, el espíritu de Chávez. “En todo caso un águila”, dice un chavista convencido y enojado.
Pero como en todo Occidente, la principal razón de “desmotivacion” para los chavistas podría pasar por la situación económica.
Maduro, aunque bajo supuestas órdenes de un convaleciente Chavez, llevo adelante una devaluación de cerca de 40 puntos que profundizo la brecha entre el dólar oficial y el paralelo (lechuga, le dicen aquí) y generó desabastecimiento de muchos productos básicos en un país que importa todo salvo el petróleo.
Los chavistas apuntan al poder económico por el desabastecimiento y explican que se montan escenas de desesperación en los supermercados para que las difundan los canales privados (opositores). Pero mas allá de la explicación política, la crisis se siente y podría ser un factor de abstención.
Alguna duda sobre esto debe de haber en el Gobierno que incumple visiblemente la veda electoral difundiendo supuestos actos de “gestión” por la TV estatal y genera la ira de la oposición que, aprovecha, y utiliza la TV privada para hacer campaña cuestionando que no se cumpla la veda.
En este marco, el escenario más temido, el de uno de los candidatos ganando ajustadamente podría ser el más probable. En un país dividido políticamente y con armas en la calle un triunfo de Maduro o Capriles por dos puntos o menos desataría un conflicto que hasta ahora se mantiene solo en el plano de la retórica. Las denuncias por fraude y los gritos de traición, se sentirían con fuerza en Venezuela con consecuencias impredecibles.
Paradójicamente el sistema electoral venezolano, con voto electrónico, es uno de los más seguros del mundo y los cerca de 19 millones de venezolanos en condiciones de votar siguen un procedimiento sencillo de elección que no da lugar a grandes controversias mas allá de los fantasmas que agita el sector mas radicalizado de la oposición.
(*)Periodista. Profesor Universitario. Enviado especial de Letra P