Política

Con el fracaso de las paritarias y presa de sus palabras, De Lucía quedó en off side

El 18 de diciembre del año pasado, la directora general de Cultura y Educación, Nora de Lucía, cerraba el ciclo lectivo en el Complejo Educativo “La Laguna” de la ciudad de La Plata. Allí, con las Fiestas a la vuelta de la esquina, realizó un breve pero contundente balance de lo que había sido el 2012 en materia educativa, sorpresivamente con un optimismo que dejó atónito a más de uno. Es que la funcionaria había pasado una segunda mitad de año extremadamente complicada, con huelgas, paros, reuniones, reclamos, una toma del edificio de calle 13 y hasta una carta documento firmada por docentes amenazándola con realizarle una denuncia penal. Así y todo había prometido empezar las clases el 25 de febrero, cosa que finalmente no va a ocurrir.

En ese contexto, las palabras de la ex senadora realmente sorprendieron, ya que sus buenos augurios había que tomarlos con pinzas teniendo en cuenta el marco de enfrentamiento constante entre los gremios y la cartera que ella comanda. “El balance de este año fue muy movido, fue altamente positivo”, dijo aquel 18 de diciembre, y fue más allá, indicando que “vamos a inaugurar muchas obras para el año que viene”.

 

En realidad, siempre es destacable que un funcionario se manifieste con alegría y confianza, prometiendo mejoras sistemáticas para que el servicio sea eficaz y funcione cada vez mejor. Más, en un área tan sensible como lo es la educación. Pero cuando las palabras son precisamente nada más que palabras, ahí la cuestión es otra, porque se desvanecen y se esfuman en el tiempo.

 

Es que hoy, a dos meses y cuatro días de aquellas predicciones optimistas que derrocharon una sospechosa buena onda, la noticia es que la Federación de Educadores Bonaerenses anunció finalmente que las clases no empiezan como lo había prometido el gobierno provincial, en boca de la directora general de Cultura y Educación.

 

De Lucía descontaba en diciembre pasado “empezar un 25 de febrero con todo solucionado; no queremos perder un sólo día”, ya que estaba convencida “que vamos a empezar un 25 de febrero con mucho trabajo e inaugurando obras”.

 

Dos meses después las cosas cambiaron, y sus dichos también, pasándole con resignación la pelota a los docentes, luego de que una a otra vayan fracasando las reuniones por la discusión paritaria con el sector: “si va a haber clases o no depende de las organizaciones gremiales”, concluyó, viéndose venir una decisión que, por cómo venía la mano, se caía de madura.

 

En un marco de extrema confrontación –nuevamente- e intercambio de posturas, cruces y chicanas entre Provincia y Nación, el gobernador Daniel Scioli pidió auxilio económico urgente a la Casa Rosada para poder afrontar un problema. El año pasado fue el pago del medio aguinaldo de mitad de año, hoy, la exigencia de los trabajadores en la discusión paritaria.

 

“A tres días hábiles del inicio de clases, y ante la falta de convocatoria a la Paritaria y el irresponsable silencio mantenido por el Gobierno Provincial, el Frente Gremial Docente Bonaerense advierte que no está garantizado el inicio del ciclo lectivo”, había anticipado Roberto Baradel y cía., exigiendo, como todo el año pasado, “que regularice el pago de los salarios de todos los trabajadores que aún hoy se encuentran pendientes de resolución” y reclamando “la inversión necesaria para dar respuesta a los problemas de infraestructura de las escuelas bonaerenses”.

 

“Si las autoridades provinciales quieren una tregua hasta el 15 de marzo, nosotros se la daremos sin presencia en las escuelas pero unidos y luchando en la calle, hasta tanto nos convoquen con una propuesta salarial que garantice nuestro reclamo”, contraatacó por su parte Mirta Petrocini.

 

Discusiones de nunca acabar. Un tire y afloje que, a pesar de haberse debatido en una misma mesa, cara a cara una y otra vez desde los primeros días de enero, las aulas seguirán vacías cuando no estaba previsto que esto ocurriera. De Lucía quedó en off side, y la negociación sigue, más de la cuenta, más de lo prometido.

 

Matías Moscoso
tw @matomosco

 

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