Sociedad

Todo sigue igual que ayer

Con el fin de la cuarta fecha del Torneo Inicial, parece repetirse la constante de los últimos tiempos: partidos aburridos, poco vistosos, pocos goles, directores técnicos que renuncian, que están al borde de ser echados, vedettongas que se esfuerzan más por salir en cámara y hablar al micrófono que por plantear una estrategia ofensiva adentro de la cancha, y el flagelo de las barras bravas de la mano de la hipocresía dirigencial.

En pocas palabras, ese es el panorama del fútbol argentino. Aunque bien, a pesar de esos títulos negativos y desesperanzadores, precisamente lo último que pierde el hincha es la esperanza, y por eso sigue acompañando, a pesar de que las entradas cuesten más caras, los operativos de seguridad sigan mostrando grietas y muchos jugadores inviten al bostezo y no al aplauso.

 

Colón de Santa Fe por fin maduró, se sacó la mochila del candidato de encima y es el único puntero del campeonato, rompiendo el maleficio de los últimos tiempos, de arrancar tildado como uno de los mejores y no poder demostrarlo. Batistuta manager, feliz, dijo que “de Colón no me voy hasta que no salga campeón”.

 

Boca, con suplentes pero efectivo, segundo solo a un punto. Racing, que en una fecha funciona como una máquina de lujo, aceitada y efectiva, en la otra se oxida y anda a los tumbos, por ahora le alcanza para estar a dos unidades, al igual que el último campeón, Arsenal, y dos equipos que tienen como objetivo quedarse en primera: Quilmes y Newell’s.

 

Abajo, la historia es distinta. Independiente se hunde, y por eso apuesta a lo que parece ser la única jugada que le queda para zafar: el Tolo Gallego, que -todo acordado con el presidente Cantero-, debuta el domingo contra Godoy Cruz en Mendoza y arranca de esta manera su tercer ciclo en el club. San Lorenzo suma de a 1, se conforma y zafa; Unión y San Martín pierden y por ahora acompañan a los de Avellaneda en los últimos tres puestos de la tabla de los promedios.

 

Capítulo aparte, lamentablemente y como hace varios años, para los violentos y quienes los encubren. Mientras al jefe actual de la barra de Boca -Mauro Martín- le pegan un tiro que le atraviesa el intestino luego de un enfrentamiento con sus pares en la ruta, el presidente de esa institución se lava las manos y desconoce lo sucedido, diciendo que “no se puede responsabilizar a un dirigente de un club por lo que pase en una ruta nacional”, o que él se hace cago únicamente “de lo que pasa de la puerta hacia adentro”. Por otro lado, paradójicamente dijo que lo que falta es una decisión política.

 

Hoy, la presidenta Cristina Fernández pidió que los clubes entreguen listas de barras bravas. Semanas atrás, había brindado un discurso tibio en el que prácticamente los ignoró, no los mencionó, y hasta minimizó la situación, bajo la mirada de Julio Grondona y las risas generalizadas.

 

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