El primer partido fue victoria por 1 a 0 de Los Cuervos del Fin del Mundo de Ushuaia contra el Real Madrid de Río Grande. A partir de ese momento, la pelota rodó por todo el país; eso fue lo que se pregonó.
Es cierto que con muchas desprolijidades -las habituales, las normales en un torneo organizado por la AFA-, pero la idea es válida. El concepto de disputar una copa en la que participen equipos de Primera División y las categorías más bajas de nuestro fútbol, es saludable.
Por eso, la disputa de la primera edición de esta Copa que llega a su fin abre el camino e invita a hacer una gran evaluación. Un diagnóstico, pero a todos. Principalmente a los organizadores, pero también a los protagonistas: dirigentes, directores técnicos y jugadores.
Si entre todos se plantean como un objetivo serio el armado y la planificación coherente del torneo, con tiempo, seriedad y sin ventajas para nadie, realmente puede ser una competencia de lujo, que esté a la altura de las copas nacionales europeas, que tienen historia y prestigio.
Ayer quedaron definidos los finalistas, pero aún no se sabe cuándo se disputará ese encuentro. Estos son los detalles -que no son detalles- a revisar. La gente está dispuesta a hacerse amiga de la Copa. Pero se necesita seriedad y una organización a la altura, para que realmente enamore.