Scioli y Lunghi inauguraron el Tren en Tandil

Scioli continuó diciendo “hoy tenemos la satisfacción de hacer cumplido con lo que prometimos cuando nos hicimos cargo de recuperar este estratégico servicio. Por eso felicito al Presidente de Ferrobaires, por haber interpretado el cambio que yo quería encarar en esta etapa”.

A su vez, resaltó que “el trabajo y la seguridad son dos áreas prioritarias en nuestra gestión, el trabajo lo dinamizamos alentando inversiones y generando incentivos, por eso hoy se lo entregamos a un emprendimiento tan característico y tradicional como el de la familia Cagnoli pueda seguir creciendo y generando más puestos de trabajo”. Y agregó que “también mejorando la seguridad desde la prevención, y con la incorporación de estos ocho patrulleros a los que se sumarán más unidades, para brindar seguridad en los barrios y que se pueda acompañar el crecimiento que tiene Tandil”.

Por su parte el intendente Lunghi destacó que “hace quince años, lo cual no es poco tiempo, que el tren se hizo ausencia en Tandil”. Además, dijo que “no fueron pocas las gestiones que se realizaron desde entonces para que el regreso fuera posible”. Por eso, “es un acto de justicia agradecer a todas las personas e instituciones que trabajaron activamente por la vuelta del tren”, y en ese sentido resaltó “vaya pues, mi reconocimiento para la Asociación Amigos del Ferrocarril y a los concejales en su conjunto que fueron un ejemplo de esta lucha”.

A continuación, mencionó que “hoy es un día de celebración, un día que nos reconforta y nos permite mirar el futuro con la esperanza de que este regreso sea con la gloria que el noble tren y nuestra comunidad se merecen”, y que “la vuelta del tren es un paso adelante en la integración de la ciudad con su contexto provincial”.

Agradeció al gobernador Scioli y destacó “el trabajo en conjunto que venimos realizando con las distintas áreas del Gobierno Provincial, sin colores políticos, sin fundamentalismos, solamente pensando en el bienestar de la gente y así se van concretando los proyectos que se hacen realidad”.

El tren

Después de 15 años, las vías del tren que unen a la Ciudad de Buenos Aires con Tandil vuelven a ponerse en funcionamiento, tras los acuerdos entre la Provincia y la empresa Ferrobaires para la llegada del transporte y la unión de los puntos bonaerenses.

El servicio, que además tendrá paradas en Cañuelas, San Miguel del Monte, Las Flores y Rauch, dará la posibilidad de volver a viajar en tren dos días a la semana desde una ciudad a la otra y viceversa.

El último fin de semana de junio, será parte de la apertura de un medio de transporte que en el siglo pasado permitió el desarrollo de zonas rurales, el surgimiento de poblaciones y el desarrollo económico de la provincia.

“El Ferrocarril del Sud, extendió sus ramales uniendo los principales centros comerciales: Mar del Plata, Tres Arroyos, Olavarría, Tandil y Benito Juárez. La Estación ferroviaria del partido de Tandil se habilitó al público en 1883 y pertenecía al ramal Ayacucho. Desde entonces, Tandil contó con una estación cabecera de Partido que se localizó en la ciudad”, dice la ponencia de Valeria Palavecino, Doctora en Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN).

Con su aparición a finales del siglo XIX, el nuevo transporte significó el auge de la industria pedrera. “En los años que siguieron al arribo del ferrocarril al Tandil se produjo un sustancial aumento en la demanda de la piedra y en consecuencia de la mano de obra. Centenares de canteristas llegaban a Tandil”, comenta el escritor y periodista Hugo Nario, en su libro “Los picapedreros: Tandil historia abierta 2”. La producción de esa industria se enriqueció y la colocó en el mapa provincial.

Hasta la década del ’30, la influencia del tren fue importante para el crecimiento rural de las zonas centro y sur de la provincia, con el constante transporte de cargas y pasajeros que permitió conectar y sumar importancia al interior bonaerense, siempre sumiso a la imponencia de la capital del país.

“Había muchísimo movimiento. Había como cinco canteras y cinco máquinas negras de las chiquitas que iban y venían. Pasajeros que iban de Buenos Aires a Bariloche y volvían. Estaba el local de Juárez, iba dos veces por día: a las siete de la mañana y después a las siete de la noche”, recuerda un vecino de la ciudad en el documental audiovisual realizado por alumnos de la Escuela Media Nº8 de Tandil. Los chicos también pudieron hablar con uno de los señaleros del ferrocarril que les dijo: “primero fui peón en estaciones chicas. Después estudié, y hasta que me jubilé fui señalero”.

“Veías muchas gente afuera en la calle, en la sacada del tren. Porque todos esos pueblitos de afuera, Vela, Gardey, venían en el tren y traían pollos, gallinas, huevos, de todo. Cargaban ahí y traían. Y eso se terminó todo”, comenta el vecino tandilense y deja ver, como todos los que vivieron el auge del tren, la nostalgia que trae el recuerdo.

Para la mayoría de los habitantes, el ferrocarril era un encuentro entre dos mundos: el campo y la cuidad, tan lejana por aquellos tiempos donde el sulky y el caballo eran los medios de locomoción más frecuentes.

Hilda recuerda que esperaba con ansiedad la llegada del tren, allá por la década del 30, porque traía los productos que su mamá elegía y encargaba por catálogo a Buenos Aires. Los zapatos de charol con pulsera al tobillo, para ella y su hermana, o los tipo “Guillermina”, para su hermanito. Las telas para las prendas de la familia y los cajones con frutas frescas de estación (manzanas, ciruelas y naranjas), también formaban parte del pedido. Además, por ese medio llegaban, a veces, los parientes que vivían en otras localidades rurales.

Con la crisis de 1930 los niveles de frecuencia del transporte cayeron, pero no fue hasta mediados de los ’90 que el tren dejó de existir.

Estancieros, arrendatarios, trabajadores, rurales, comerciantes y profesionales viajaban a diario para sus diferentes quehaceres y, los que pudieron, disfrutaron su existencia y la práctica social que incluía la estación.

Los ahora adultos, rememoran las veces que sus padres los llevaban a comer picadas en los bares de las inmediaciones de las vías allá por los ’60, con el sonido del silbato de fondo o los viajes de estudiantes a Buenos Aires que los dejaban “chatos” después de estar sentados diez horas en los bancos de madera que tenían los vagones menos agraciados.

La vuelta del tren después de 15 años, trae consigo el pasado y la unión del interior de la provincia. Desde la Estación de Constitución a Tandil, la nueva formación estará compuesta por  cuatro coches y una locomotora con capacidad para 280 pasajeros, personal de bordo mecánico, de limpieza y conductores. Asimismo, los usuarios podrán elegir entre la clase turista, la primera clase y el pullman según el bolsillo y la comodidad requerida.

Con una apuesta al turismo y una forma de conectar ciudades para fomentar que el interior también existe, el ferrocarril retoma las vías hacia las sierras.