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Además el carnet de militante de la agrupación que supo organizar Máximo Kirchner, fue condición suficiente para otros beneficios. La Cámpora se quedó con la vicepresidencia de la cámara baja, lugar decididamente estratégico dado que tiene el control de todas las acciones administrativas de la presidencia que dirige el contador Horacio González.
Pero los cargos que obtuvieron dentro parecen no haber alcanzado. Los jóvenes Camporista decidieron hacer una demostración de poder afuera del recinto. El día de la asunción de Scioli y Mariotto los militantes que fueron a apoyar al ex titular del AFSCA se disputaron con los seguidores de Scioli por ocupar las mejores butacas enfrentándose con policías que no permitieron su ingreso, lo que desencadenó en escandalosos incidentes. Al día siguiente nadie se acordaba del discurso del nuevo gobernador, el foco estaba puesto en el acuartelamiento de los policías que exigían la reincorporación de sus compañeros, que habían sido separados por el mismo Scioli por haber reprimido a los militantes.
Pero esta avanzada no sólo tiene que ver con decisiones políticas o administrativas, la toma de posiciones no es sólo símbolica también se ocuparon lugares físicos. Tal vez el caso más ilustrativos sea la planta baja del histórico edificio de donde se desplazó a la dirección general legislativa (lugar que ocupó por varios años) y pasó a depender de la Vicepresidencia que comanda Ottavis para que allí trabajen todos sus asesores.
Otro de los lugares que pasó a quedar bajo el control de la Cámpora es el Octavo piso de la Cámara de la construcción (espacio cedido a la cámara de diputados bonaerense hace ocho años para que funcionen comisiones y secretarías de bloques). Ahora este piso ubicado en un edificio cercano a la legislatura estará destinado al trabajo de asesores de los legisladores vinculados al espacio político juvenil.
La residencia oficial
Dada la importancia que reviste el cargo de Presidente de la Cámara de Diputados (cuarto en la sucesión del mando del poder ejecutivo provincial) se le otorga una residencia para que la máxima autoridad legislativa establezca el lugar donde se fijará. La mayoría de los presidentes hicieron uso de este beneficio, Osvaldo Mercuri, Francisco Ferro, Alejandro Mosquera, Ismael Pasaglia y Horacio González habitaron la vivienda. El único que no la utilizó fue Aldo Sampedro que en época de vacas flacas (2001) analizó la posibilidad de venderla.
Fuentes legislativas cuentan que en las últimas horas el vicepresidente de la cámara José Ottavis solicitó a González compartir la residencia, ya que el joven no cuenta con domicilio en la Ciudad de La Plata y tiene pensado desarrollar una intensa actividad en la capital provincial. González no dudo en compartir la misma con Ottavis y estaría evaluando ceder la histórica Casona al titular de la JP Bonaerense y vicepresidente del cuerpo.
Los entendidos de la vida legislativa afirman que “Esas cosas no se comparten o la tiene uno o la tiene otro, pero conocedores del espíritu conciliador de González creen que ante tal pedido el contador dejará definitivamente la residencia en manos de Ottavis, “Sería una disputa absurda terminaría como en el cuento de Cortázar cada uno en un rincón de la vivienda” explican los cercanos.
Subsidios y comisión revisora
Luego de la bancarización del personal que se llevó adelante a pedido de la Cámpora, los jóvenes van por más, quieren constituir una comisión auditora integrada por un representante de cada bloque. La idea es que esté destinada a evaluar y controlar los subsidios y las becas que los legisladores entregan. Esto generó rápidamente malestar entre los legisladores porque no buen con buenos ojos tanto control por parte de los jóvenes diputados. “Hay un reglamento y requisitos que se deben cumplimentar y cosa que todos cumplimos no vemos el sentido a este control sobre el control” se quejan puertas adentro.