Marcelo Orrego y Sergio Uñac son las dos caras de una misma moneda, la de la perseverancia, que en un caso se convirtió en virtud y victoria y en el otro, en debilidad y derrota.
Orrego (abogado, 48 años, diputado nacional, jefe del bloque Producción y Trabajo en la Cámara baja, donde integra el interbloque Juntos por el Cambio) se impuso este domingo sobre el peronismo y se convirtió en gobernador electo de San Juan. No es poco logro: su triunfo pone fin a dos décadas de hegemonía peronista.
No fue la primera candidatura de Orrego a la gobernación. Se había presentado en 2019 y había perdido feo: entonces, Uñac le ganó por 20 puntos. Con ese antecedente, nadie le hubiera reprochado que se hubiese ido a la casa. No lo hizo. Juntó a la oposición en una interna potente, fue por la revancha y ganó.
Lo había anticipado Letra P: la ley de Lemas, una criatura concebida por Uñac, podía ayudar a la cosecha de JxC, que se presentó en la provincia como Unidos por San Juan con tres candidatos además de Orrego: el presidente del GEN, Marcelo Arancibia; el empresario libertario Sergio Vallejos y el exdiputado del PRO Eduardo Cáceres.
Uñac se encaprichó. Su enemigo íntimo, José Luis Gioja, le había advertido que, habiendo sido también vicegobernador, su intención de ser elegido para un tercer mandato al frente del Ejecutivo provincial chocaba con la Constitución sanjuanina. La oposición judicializó y la Corte hizo el resto: primero suspendió las elecciones y después lo inhabilitó.
Envalentonado por resultados de los comicios municipales y legislativos en los que creyó ver una encuesta a su favor, Uñac acató, pero ungió como candidato suplente a su hermano Rubén, un intento de falsa sucesión familiar forzada que este domingo recibió un fuerte revés en las urnas. Uñac no perdió solo con Orrego: también perdió la interna con Gioja.
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Festejo opositor en San Juan, con Horacio Rodríguez Larreta en el centro de la escena. Uñac lo hizo.
El gobernador saliente le dio a la oposición el tercer batacazo del año en bastiones peronistas. Juntos por el Cambio ganó en San Luis, donde cortó un ciclo de 40 años de hegemonía de los hermanos Rodríguez Saá, y dio un primer paso hacia un triunfo en Chaco, donde se impuso, en las PASO, al peronismo conducido por Jorge Capitanich.
No es poco daño para Unión por la Patria, que hace malabares para cerrar las heridas de su interna feroz en una competencia que, según insinúan las encuestas, será palo a palo. Mientras Daniel Scioli se tragaba otro sapo y se sumaba al equipo de Sergio Massa, su enemigo íntimo, en tributo al lema peronista que impone que primero va (Unión por) la Patria, Uñac ponía a los hombres por delante y armaba otro escenario de festejo opositor. Acaso el peronismo se lo demande.