El titular de la SSN alimenta una nueva alianza con un enemigo del jefe de ARCA. En el medio, Sturzenegger amenaza con desregulaciones.
El superintendente del Seguro, Guillermo Plate se alió a un polémico empresario asegurador en su disputa con Juan Pazo.
Mientras el Gobierno se prepara para avanzar con una reforma del mercado de aseguradoras, el superintendente Guillermo Plate refuerza sus vínculos empresariales y profundiza su distanciamiento de Juan Pazo, el titular de ARCA y su exjefe político, aliándose con Franco Ortolano, dueño de Liderar Seguros.
Con el 8 de julio como fecha clave —día en que vencen las facultades delegadas que el Congreso otorgó a Javier Milei— el mercado asegurador se encuentra en estado de alerta. El ministro de Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger, prepara un paquete de medidas que promete sacudir organismos sensibles, entre ellos, la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN).
En ese escenario de posible intervención, el superintendente Guillermo Plate activó una serie de movimientos para desairar la intención de Sturzenegger, pero, sobre todo, para posicionarse como el funcionario clave del sector, profundizando las diferencias con Pazo.
En lugar de replegarse, Plate está redoblando la apuesta trazando una alianza con Franco Ortolano, dueño de Liderar Seguros, una de las grandes compañías del mercado que también arrastra faltas e incumplimientos. El empresario fue uno de los enemigos internos de Pazo, al punto que presentó media docena de denuncias en contra cuando el titular del ARCA era superintendente. Llamativamente, Ortolano no mantuvo ese característico pulso de judicialización durante la actual gestión.
Plate llegó a la SSN en 2016 de la mano de Pazo, quien durante el gobierno de Mauricio Macri lo había incorporado como funcionario técnico. Durante el primer año de la gestión Milei, Pazo intentó conservar influencia sobre el organismo, incluso luego de asumir en ARCA. Pero las diferencias estratégicas —y algunas decisiones clave— profundizaron una grieta política hoy inocultable.
“Plate ya no responde a Pazo. Tiene su propia agenda, su propio esquema de poder y su propia supervivencia por defender”, sintetiza un operador del mercado que conoce ambos entornos. La protección a Liderar funciona como símbolo de esa fractura: una empresa perseguida por Pazo, ahora blindada por Plate.
Con el respaldo a Ortolano, Plate no solo garantiza músculo empresario frente a la posible poda estatal: principalmente marca distancia definitiva con quien lo impulsó al cargo.
La alianza entre el empresario y el funcionario no es una lectura forzada. La aseguradora que controla el viejo jugador del sector, acumula causas judiciales, observaciones contables y balances en rojo, una realidad similar a la de otras compañías. Pero el contraste es evidente con el trato que reciben otras compañías del sector ante irregularidades muchas veces menores.
Mientras la aseguradora protegida logra preservar su red operativa con balances inconsistentes, pasivos impagos y denuncias de usuarios, otras firmas fueron sancionadas con dureza en plazos mucho más breves y con fundamentos menos severos. De hecho, Liderar hoy está prácticamente exenta de inspecciones por parte de la Superintendencia del Seguro, un contraste que revela una aplicación selectiva de las normas, que inquieta al mercado y alimenta sospechas de discrecionalidad política dentro del organismo.
Ortolano también aprovecha el blindaje para enviar señales contra sus adversarios en el mercado, ya sea mediante publicaciones periodísticas o a través del propio organismo. Uno de los principales blancos es el Grupo Campici, uno de sus competidores que sufrió embates contra sus compañías por parte de la Super, sin tener una situación financiera muy diferente.
Boston Seguros, por ejemplo, fue inhibida por diferencias en sus reservas técnicas sin que mediara una crisis reputacional o comercial grave. A TPC, la Superintendencia procedió a su suspensión inmediata por supuestas anomalías en reaseguros, sin margen para correcciones o acuerdos. Incluso Orbis, pese a contar con auditorías externas y un plan de regularización, fue obligada a frenar la emisión de nuevas pólizas durante meses por observaciones contables.
Ninguna de estas empresas recibió el margen de maniobra con el que contó Liderar, que no sólo conserva su licencia operativa, sino que comenzó a migrar sus operaciones hacia Euroamérica sin notificar a clientes o acreedores.
Detrás del trato diferencial se esconde un reordenamiento político dentro del ecosistema liberal. Pazo, cercano a Toto Caputo, impulsa una desregulación con foco técnico, apuntalada desde ARCA. Plate, en cambio, intenta ganar autonomía y construir su propio espacio con respaldo empresario. “La alianza con Ortolano no es solo defensiva. Plate necesita un anclaje político y territorial para resistir lo que viene. Ya no juega para el mismo equipo que Pazo”, comenta un exfuncionario del sector.
Este distanciamiento ocurre en un momento en que Sturzenegger prepara un ajuste institucional de alta intensidad, y la SSN podría ser fusionada, absorbida o reestructurada por completo. En ese tablero, Plate busca blindarse no con sellos políticos, sino con operadores con peso propio en el mercado, incluso si su historial incomoda al Gobierno.