La liquidación de la aseguradora Boston agita la interna entre el ministro y su sobrino asesor presidencial. El rol de Juan Pazo y el superintendente.
Toto Caputo - Santiago Caputo
No fue la pregunta sobre a quién responde Federico Sturzenegger el comentario que más se escuchó estos días por los pasillos gubernamentales, sino el porqué de la interna familiar entre el ministro de Economía, Toto Caputo, y su sobrino asesor presidencial Santiago Caputo. La respuesta no tardó en trascender: una disputa por el control de una caja millonaria de aseguradoras.
Fuentes consultadas por Letra P confirmaron la revelación que había hecho La Política Online: Santiago Caputo puso el grito en el cielo cuando se enteró sobre la decisión de su tío de avanzar con la liquidación de Boston Seguros, una de las compañías aseguradoras más tradicionales del país.
Ante la confirmación de las versiones, el asesor presidencial comenzó a pedir explicaciones a quienes colaboran del titular del Palacio de Hacienda sobre los motivos de la resolución de la Superintendencia del Seguro, que le prohibió continuar operando y ordenó la liquidación de los bienes de esta aseguradora propiedad del Grupo Campici.
El reclamo del asesor llegó hasta el secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo, Juan Pazo, mano derecha y socio en la política y los negocios del ministro.
Como viene contando Letra P, Pazo tuvo su primer tiempo en la función pública durante los años del macrismo en el poder, cuando estuvo al frente la Superintendencia del Seguro.
De la gestión se llevó las relaciones políticas y financieras necesarias para armar el fondo de inversiones agropecuario Invernea que tiene como directivos al hijo de Toto Caputo y al del secretario de Agricultura, Sergio Iraeta.
Pazo también mantiene su interés en el sector del seguro, al que –se especula- pretende reformular limitando el acceso de nuevos jugadores.
"Es evidente que hubo un plan armado para quedarse con un botín financiero mediante la quiebra de Boston”, dijo a este medio un empresario influyente del mercado asegurador,
“Se trata de una compañía con dificultades económicas, pero que cuenta con muchísimos más activos que pasivos”, detalló y reveló: “El negocio es administrar la liquidación de la prestadora, que es una de las empresas históricas y significativas para el mercado".
Santiago Caputo puso la lupa sobre Pazo porque en enero colocó al frente de Superintendencia del Seguro a Guillermo Plate, quien lo secundó en ese organismo siete años antes y actual responsable de gestionar el diálogo directo con el virtual viceministro.
Un hecho llamativo fue que un mes después de llegar a "La Super", Plate firmó la inhibición de bienes de Boston pese a que poco antes los Campici se habían asociado a Gestión Seguros, de Sergio Sabha, para resolver la ecuación financiera. Cuatro meses después, el 23 de julio, Plate firmó la resolución de liquidación de Boston y detonó la interna.
Tras el llamado de Santiago Caputo, en el Palacio de Hacienda se encendieron señales de alerta y según pudo reconstruir Letra P comenzó el Operativo Contención, buscando argumentos técnicos para desvincular a Plate y, sobre todo a Pazo, de la decisión administrativa.
El movimiento siguiente –siempre según las fuentes- fue buscar culpables en la línea técnica, en particular cargar las responsabilidades sobre el área de legales, a cargo del técnico de línea Juan Fabbi; cuando en realidad quien manejó la maniobra fue el gerente de Liquidaciones de Entidades Controladas, Alejandro Canale Becker, un funcionario que ingresó hace 45 días y fue propuesto por Plate.
La gestión de la Superintendencia del Seguro mantiene un comportamiento errático desde el inicio del gobierno de Javier Milei, al punto que –reconocieron fuentes oficiales- le trajo inconvenientes con la Casa Rosada pero también con el mercado asegurador.
Por caso, en marzo, Plate le limpió la competencia a las principales empresas que operan en el nicho de los seguros de riesgo de trabajo. La resolución 127 modificó la normativa de funcionamiento de las ART introduciendo cambios en las condiciones contables de las empresas que operan este tipo de servicios.
Con el argumento de asegurar la solvencia de las nuevas compañías frente a posibles litigios, Plate incluyó la fórmula para calcular la reserva por juicios a futuro sólo para las compañías nuevas. Es decir, aumentó los montos del capital con que deben contar las nuevas compañías prestadoras para responder ante eventuales siniestros. Un mes después debió dar marcha atrás.
Menos tiempo duró la decisión del organismo de eliminar la obligatoriedad del acarreo en los siniestros en las pólizas de seguros para automóviles, una medida que le ahorraba millones de pesos a las compañías de seguros.
Es más, en la resolución original, Plate ni siquiera había contemplado la posibilidad de reducir los costos de los seguros, habida cuenta de que se recortaban los servicios prestados. Tal fue el escándalo, que desde Casa Rosada impartieron la orden de dejar sin efecto la medida y no llegó a implementarse.