Pasó casi inadvertido en la agenda deportiva porteña –que por lo general se la confunde con la “nacional”– en medio de la vorágine económica y electoral, pero el último fin de semana la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) reunió a más de diez mil dirigentes de 3.586 clubes de todo el país. Fue en San Juan, la tierra santa de Chiqui Tapia. En el estadio Aldo Cantoni y junto al gobernador saliente de esa provincia, Sergio Uñac, anunció una ayuda de cinco millones de pesos para cada Liga que forme parte del Consejo Federal de Fútbol.
La AFA lo llamó Segundo Encuentro de Dirigentes del Interior y sirvió para mostrar y demostrar el apoyo interno y externo que reúne Tapia desde que la Selección ganó el Mundial de Qatar y él lleva la Copa del Mundo por todo el país.
Si en agosto de 2021, en La Rioja, la misma dirigencia se había encontrado para respaldar a un Tapia asediado por la desestabilización que lideraban Marcelo Tinelli y el mismísimo presidente Alberto Fernández, el de San Juan tuvo un significado opuesto: fue –o es– la homologación del Tapia empoderado.
El presidente de un club del AMBA que estuvo en San Juan hizo una asociación entre este encuentro y el escenario político que evidenciaron las PASO: “En un país en el que se habla de crisis de representación, con fuerzas políticas debilitadas, lo de San Juan no es más que una gran muestra de fortaleza de y para el Chiqui”. La postal del Cantoni enmarca esa frase: Uñac, Tapia y el tesorero Pablo Toviggino, quien además comanda el Consejo del Interior, en un escenario con diez mil personas detrás. Show must go on.
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Recuerdos de Toviggino
Toviggino recuerda otro encuentro, muy distinto al de San Juan, de cuando él era parte de la Comisión Normalizadora que la FIFA había diseñado luego del estallido institucional que significó el 38-38 de diciembre de 2015. Era con representantes de esa entidad y Conmebol, y Toviggino tuvo que explicarles cómo era la composición y el formato del Consejo Federal.
“Expliqué que existían 220 ligas con un promedio de 15 clubes por liga y que se disputaban unos 1.700 partidos por fin de semana. Eso sin contar las cuatro categorías mínimas exigibles de divisiones inferiores por cada club de los 3.500 que hay”, cuenta. En esa charla con directivos extranjeros, que quizás no dimensionaban el poder y la organización que tiene el fútbol en Argentina, Toviggino explicó que las ligas y los clubes de las provincias se hacen cargo de las ternas arbitrales, ambulancias, Defensa Civil y todo lo que requiere un partido.
“Al finalizar mi exposición, todos se miraron entre ellos y empezaron a sonreír demostrando su incredulidad ante lo que había expuesto. El sábado al ver las más de diez mil personas, todas debidamente acreditadas, recordé ese momento exacto y las caras de cada uno de los integrantes de esa reunión”, agrega Toviggino, al que Tapia llama “compañero” en sus redes sociales. A Toviggino, que llama a Tapia “comandante”, este encuentro también le sirvió para validar su poder interno: es él quien preside el Consejo Federal.
Una provincia con historia
Que el encuentro se haya organizado en San Juan no fue una casualidad. La primera alianza que afianzó Tapia como presidente de la AFA fue con el gobernador de esa provincia cuyana. Eran otros tiempos: en 2017, Tapia se mostraba débil y Uñac era uno de los gobernadores más poderosos.
Seis años después, la correlación de fuerzas se invirtió: Tapia sabe que gobernará la AFA hasta 2025 y que podría extender su gestión; Uñac, por su parte, no pudo ser candidato luego del fallo de la Corte Suprema y su hermano, Rubén Uñac, perdió con el candidato de JxC, el gobernador electo Marcelo Orrego.
Ni bien había asumido en Viamonte 1366, Tapia y Uñac lideraron la Cabalgata de Fe que se hace todos los años en Vallecito, un lugar al que el presidente de la AFA visita de manera recurrente. Antes de rendirle homenaje a la Difunta Correa, los dos estrecharon una relación que con los años se afianzó hasta convertir a esa provincia, donde Tapia nació, en una de las capitales del fútbol argentino.
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El presidente de la AFA, Claudio Tapia y el gobernador de San Juan, Sergio Uñac
La otra capital fue, sin dudas, Santiago del Estero. Si la relación del Chiqui con Uñac se explica por el ADN y lugar de nacimiento de Chiqui, la relación con el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, se explica por Toviggino, el primer ministro de Tapia, y el centro de un tándem que muchas otras personas que caminan el tercer piso de Viamonte 1366 y el predio de Ezeiza no logran descifrar nunca del todo.
Así como Tapia siempre encontró resistencia entre los clubes grandes, su poder lo construyó entre los clubes de Ascenso y de las provincias. “Vamos a ser la conducción de la igualdad, vamos a ser los que dijimos que el fútbol tiene que ser federal –dijo en el cierre del encuentro en San Juan–. Que el fútbol es desde donde empieza nuestra Argentina hasta donde termina. Donde todos puedan lograr lo que sueñan deportivamente, pero con un compromiso institucional y dirigencial. Que no sólo sea lo deportivo, sino también las obras que todos ustedes hacen para que cada club pueda cumplir su función social”. Una tarea social que, en los tiempos que vienen, puede fortalecerse o debilitarse.