Después de algunos meses sin la efervescencia ni el frenesí de los festejos mundialistas, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, volvió a disfrutar de todo lo que implica levantar una Copa del Mundo. Sucedió casi en simultáneo, pero en dos espacios muy distintos y lejanos: en Kigali, la capital de Ruanda, donde la FIFA se reunió para modificar el esquema del próximo Mundial y reelegir a Gianni Infantino hasta 2027; y en el gugleado sitio Deportick.com, donde la demanda de entradas para ver a la Selección campeona superó cualquier previsión.
Lo escribió Tapia en sus redes sociales, al contar que para el partido contra Panamá en el Monumental hubo 131.537 pedidos de acreditaciones de prensa: “La locura por Argentina es total”. Esa locura siguió el jueves, cuando un millón y medio de personas hacían click para comprar alguna entrada para ese amistoso.
En una AFA alterada por el pedido formal y no tan formal de tickets que hacen periodistas, empresarios y hasta ministros del Gobierno nacional, y con el temor de repetir los desbordes de los festejos en el centro porteño y la Autopista Riccheri, las escenas que llegaban desde la capital de Ruanda mostraban la otra cara: el Chiqui mostrando su empoderamiento con algunas personas que hace poco lo desdeñaban y ahora lo abrazan y ponen a su lado.
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Definida por un dirigente como “la antesala del infierno”, por el clima de miseria y violencia que se respira fuera de la muralla que monta la FIFA, Tapia llegó a Kigali acompañado por los presidentes de Racing, Víctor Blanco, y de Huracán, David Garzón; y adquirió centralidad en una rosca que involucra a casi dos mil representantes de las 211 asociaciones miembro. Un TEG donde se dirimen tensiones y cuestiones que van más allá del fútbol.
En esa cofradía donde se discuten y negocian el poder y los negocios de la multinacional de la pelota, cada confederación atiende su juego e intenta ganar posiciones en una escalera imaginaria que tiene en el primer escalón a Infantino, quien hace tres años nombró a Mauricio Macri como titular de la Fundación FIFA. El expresidente argentino tiene más que un cargo: es parte del círculo de confianza del dirigente suizo de origen italiano.
Poroteos
La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) que conduce el paraguayo Alejandro Domínguez, con apenas diez países –es decir, apenas diez votos– está lejos de ser la más codiciada en una lista que esta semana no se utilizó, porque Infantino fue el único candidato; pero que en el futuro podría ser determinante.
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Ante eso, lo que hizo Domínguez fue mostrar a Tapia como la cara del éxito de gestión de un fútbol argentino que hace seis años estaba acéfalo, y ahora se presenta como campeón del mundo. “Domínguez lo necesita a su lado, sabe que tener a la selección campeona del mundo le da chapa”, precisa un directivo que conoce ese mapa.
Ya había quedado claro en febrero, cuando Tapia fue especialmente invitado al 38º Congreso Ordinario de la Concacaf (América Central, del Norte y Caribe) por Domínguez e Infantino, y les agradeció “por sus palabras y por destacar el campeonato obtenido por Argentina”.
Mundiales futuros
La candidatura del Mundial 2030 es uno de los temas que motorizó reuniones en Kigali. Así como necesita a Brasil, Domínguez también necesita a Tapia para cautivar y conseguir votos de los demás países. No será fácil. En eso andan, por ejemplo, la UEFA (Europa) y la Confederación Africana de Fútbol (CAF), que en estos días decide el organizador de la Copa Africana de Naciones 2025 entre Marruecos y Argelia.
La principal oposición a la candidatura conjunta entre Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile viene de ahí: al binomio España-Portugal se le acaba de sumar Marruecos. Es Sudamérica y la excusa de volver al lugar donde empezó todo cien años después, contra Europa y África unidos, para organizar el primer Mundial bicontinental.
Eso está en el horizonte, y probablemente sea lo que motive a Domínguez a seguir convenciendo a Infantino. En el concierto de la FIFA, el peso numérico de la Conmebol es casi insignificante: son 10 contra los 55 de Europa y los 54 de África. Sin embargo, las diez federaciones no dudaron en adelantar su apoyo al italo suizo en el 73° Congreso de la FIFA que acaba de terminar. “Gracias por el apoyo. Saben que, como siempre, pueden contar conmigo”, les dijo. Esperan no tener que arrepentirse en un futuro cercano.