ES LA ECONOMÍA

Sergio Massa y los socios del silencio en el país de cristal

El ministro jugó al límite para financiar el déficit y frenar los dólares paralelos. La oposición bramó. El oficialismo fue del mutismo al apoyo discreto.

La oposición bramó y anunció que acudirá al Poder Judicial, el cristinismo –aterrado ante la vista del abismo– aprobó discretamente, el mercado condenó a los activos argentinos y los banqueros se entusiasmaron ante la posibilidad de hacer buenos negocios. Las reacciones iniciales al miniplan de Sergio Massa para financiar el déficit fiscal y ponerles un techo a los dólares paralelos expusieron la fragilidad de una Argentina que debe avanzar en un proceso electoral sin romperse. No será fácil.

Elisa Carrió, el radicalismo, el PRO, el liberalismo yihadista, la izquierda trotskista y el extitular de la ANSES Diego Bossiopusieron el grito en el cielo y denunciaron, como previó este miércoles Letra P, una apropiación de "la plata de los jubilados". Y después dicen que hay grieta…

La complejidad del tema aconseja no hacer juicios ad hominem, sino analizar argumentos. Hay mucho para discutir sobre el programa de marras, que centralmente obliga a dependencias sensibles del Estado a sacrificar activos –a precio de saldo– para financiar gasto corriente.

¿Silencio atroz?

La Argentina es un país de paradojas. El mismo oficialismo que viene de aprobar una moratoria previsional para ampliar la cobertura jubilatoria con un costo fiscal no desdeñable de 0,4% del PBI hace ahora uso de esa caja de un modo que cabe desentrañar. En tanto, el Gobierno pasa –en dos meses– de anunciar una recompra de bonos de deuda en dólares para aprovechar sus bajos valores y así desendeudarse a hacer lo opuesto, desapoderando de ellos a todos los organismos del Estado y, acaso, vendiendo por debajo de aquellos valores. Ojo con esto: si eso ocurriera, la judicialización del tema podría empequeñecer la recordada del dólar futuro, sobre todo porque, en el caso actual, los funcionarios saben a qué precios compraron y a cuáles venderán, lo que haría inexplicable una operación a pérdida.

Más: ¿a qué costo se financiaría el Gobierno con esta operación, más allá de lo polémica que resulta desde el punto de vista legal? Dado el rendimiento actual de los bonos –muy alto, por su baja cotización del 30% respecto de su valor nominal–, los especialistas calculan una base del 25%. Se trata de una tasa insólita, propia de un país en default y que, al ser aceptada, constituye una muestra de desesperación.

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El Frente de Todos le dio su aval al equipo económico, pero sin comprometerse por ahora frente a la opinión pública. Ante el silencio del presidente Alberto Fernández, del jefe de Gabinete, Agustín Rossi, y de los voceros habituales, la ANSES, presidida por la cristinista Fernanda Raverta, respaldó off the record el argumento del Palacio de Hacienda de que el canje de los bonos en moneda extranjera a valor nominal –casi 14.000 millones de dólares, sumando los emitidos bajo ley argentina y estadounidense– por otros en pesos, ajustables por inflación y tipo de cambio, supondrían, antes que un debilitamiento, un incremento de 2.000 millones de dólares del capital del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS).

Dirigentes de locuacidad intermitente y esta vez acaso más atentos a las claves político-electorales que Cristina Kirchner sembró ante los elogios del Grupo de Puebla, Máximo Kirchner, Andrés Larroque y otros del palo también se llamaron a silencio. Sin embargo, voces de la izquierda del Frente de Todos como la del periférico Claudio Lozano y, en el periodismo, la de Roberto Navarro, criticaron. "Descapitaliza a los organismos públicos, destruyendo en particular el ahorro y las garantías de los jubilados", dijo el primero. "Si esto lo hacía (Mauricio) Macri, ‘lo mataba’, así que no puedo no decirlo porque se trata del mismo hecho", señaló el segundo. La inadecuación entre la nueva política y el ideario K tradicional seguramente explica la prudencia pública de tantos y tantas.

Fernández se mostró junto al ministro de Economía en Mendoza con un tren a sus espaldas, una imagen destinada a disipar la molestia del segundo por la operación –siempre en el acostumbrado off– que atribuye a un sector del albertismo para manejar la crisis del dólar a través de un desdoblamiento del mercado. Igual, el Presidente no habló de economía y se limitó a aludir a "tiempos difíciles" que imponen una pelea "día a día". El mensaje –poco esperanzador– no incluyó ni una palabra en defensa de lo anunciado; de eso se encarga su "primer ministro".

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La polémicas son prístinas en el Frente de Todos, pero las prioridades allí están patas para arriba porque esa claridad se antepone a la prioridad de gobernar bien. En aras de poner las cosas en negro sobre blanco, Malena Galmarini, que se dispone a saltar de AySA a la intendencia de Tigre, confirmó la molestia del Frente Renovador con los off the record “de la Casa Rosada". Además, se encargó de mantener viva –a pesar de todo, que es un montón– la posible candidatura de Massa al afirmar que “todavía no piensa" en eso –ni lo descarta, se ve– y que "Sergio tiene en claro que no puede ser candidato a presidente mientras sea ministro de Economía”.

¿Será entonces simplemente cuestión de que renuncie?

El mercado desconfía

En medio de un escenario internacional revuelto y de las amenazas que impone la sequía, la respuesta del mercado al plan del Palacio de Hacienda fue mala y desconfiada. Los títulos públicos en dólares se desplomaron hasta casi el 7% –7% en una sola rueda, algo que no debería sorprender, dado que es esperable que quienes saben que se acerca un vendedor con mucha mercadería aguarden para comprar más barato. En espejo con ese derrumbe, el riesgo país saltó a 2.458 puntos básicos, equivalentes al costo de financiamiento del 25% señalado más arriba.

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Sin embargo, con la noción de que el esquema serviría para que el Tesoro pudiera mantener en funcionamiento la rueda del gasto y el financiamiento vía deuda, aquel captó en la licitación de este miércoles 416.500 millones de pesos, 113% por encima de los vencimientos.

En la misma jornada, se conoció que la economía creció 5,2% el año pasado y que el desempleo –al revés de lo estimado por analistas privados– siguió bajando en el cuarto trimestre del año pasado, estacionándose en 6,3%. La mala noticia es que esas son fotos viejas y que acaso pronto haya que mirarlas con nostalgia.

Se estima que la sequía restará unos 20.000 millones de dólares a las exportaciones, un punto del PBI a la recaudación impositiva y tres o 3,5 puntos a la actividad. Se avecina una recesión fuerte con alta inflación y peligro de inestabilidad cambiaria, que es lo que Massa busca conjurar. Los pronósticos de la City, en especial después de conocerse el plan con los bonos de la deuda, se hacen cada vez más negativos.

a traves de kicillof y raverta, cfk le puso el sello al plan massa
El ministro de Economía, Sergio Massa, en rueda de prensa

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