ES LA ECONOMÍA

Sergio Massa, apretado en los pasillos angostos del Fondo y la interna

Las exigencias del organismo se chocan con la campaña electoral y el escenario social. Batería de alternativas, pro y contras. El termómetro verde.

"Gran parte de la herencia que representa el acuerdo con el FMI es una pérdida de soberanía", dijo Sergio Massa. La frase no fue azarosa, ya que tanto él como los negociadores que envió a Washington están percibiendo esa sensación en carne propia. Sin embargo, conceder en materias sensibles es un lujo que el ministro-candidato no puede darse si no quiere que la base ubicada a la izquierda de Unión por la Patria (UP) tome distancia de él en un momento político crítico y que sus acciones caigan en la arena electoral.

El entendimiento parece cerca y avanzó un poco más en la videoconferencia que mantuvieron el miércoles a la noche el jefe del Palacio de Hacienda y Kristalina Georgieva, pero por el momento no está cerrado. Se sabrá que hay fumata blanca cuando el ministro viaje a Estados Unidos para poner la firma.

Versiones y hechos

Según La Nación, el Gobierno se dispone a lanzar una nueva edición del "dólar agro" –a una paridad más elevada que las anteriores– y mantendría el trazo grueso de la meta de déficit fiscal –entre 1,9 y 2% del PBI– que se le ha complicado cumplir debido al impacto de la sequía en el combo exportaciones-retenciones.

Mientras, de acuerdo con Ámbito Financiero, el paquete de medidas que se está ultimando podría incluir un tipo de cambio más elevado para las importaciones, algo que se concretaría a través de la aplicación del impuesto PAIS a esas operaciones. De confirmarse eso, se trataría, ni más ni menos, que de una suerte de "devaluación fiscal", destinada tanto a desalentar las compras desde el exterior como a reforzar la recaudación.

Asimismo, Infobae habla de mayores controles a las importaciones en base a acciones de la AFIP, la Aduana y el Banco Central.

Este medio supo que el nuevo tipo de cambio para importar efectivamente sería parte del acuerdo, lo mismo que alguna forma de fomento a las exportaciones, de modo de acelerar una recomposición de las reservas del Banco Central. ¿Será esto último una simple reedición del "dólar agro" o se le buscará una vuelta formal al esquema? Cabe recordar que este fue considerado en su momento por Máximo Kirchner una genuflexión irritante. La interna de UP también angosta el pasillo de la gestión.

Pasando en limpio

Si avanzar hacia la unificación del ultradesdoblado mercado cambiario es una de las obsesiones de mediano plazo del Fondo, la posibilidad de que se eleve el tipo de cambio para las importaciones a un valor similar al que regiría para las exportaciones granarias y de economías regionales supondría un paso en ese sentido. Conviene ahora aguardar la conclusión de las conversaciones y conocer la letra chica que se escriba.

La deuda con el FMI es un brete enorme para el país, incluso más allá de su porte impactante de 45.000 millones de dólares. El problema es que hay que regularizarla en el contexto de una macroeconomía que está demasiado desordenada desde hace demasiado tiempo.

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Cualquier reconocimiento de un tipo de cambio diferencial para el sector agrícola y para las economías regionales obliga a emitir más pesos, los que, de no resultar debidamente retirados en una segunda instancia del mercado, presionarían más sobre la inflación. Un detalle: cumplir con ese trámite abulta también una deuda en pesos difícil de controlar.

En el mismo sentido, subirle el tipo de cambio a las importaciones encarecería esos productos –en muchos casos insumos o maquinarias para la producción–, lo que también pegaría por el lado de los precios.

Aun así, acordar con el FMI –"cerrar 2023", como dice Massa– es la única alternativa a una dislocación severa de las expectativas económicas. Por eso se pagaría el costo de renunciar a una reducción significativa de la inflación en el corto plazo.

Termómetro verde

Como se ha escrito en este espacio varias veces, ahora más que nunca, hay que mirar el dólar para saber cómo viene la mano. Con las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto a la vuelta de la esquina, la dolarización de carteras habitual de los procesos electorales acecha más debido a la debilidad del Banco Central.

La autoridad monetaria no deja de vender divisas que ya apenas tiene: 300 millones de dólares solo en las últimas tres ruedas. El mercado convalidó los avances recientes del dólar blue, indiferente a los operativos contra las cuevas de la City.

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Asimismo, la brecha de más de 7% que se ha abierto y se sostiene entre los tipos de cambio negociados en bolsa –el MEP, que termina en cuentas dentro del país, y el "contado con liquidación", que finaliza en el exterior– resulta reveladora de la tendencia a la fuga –legal en este caso– de divisas.

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