Las próximas 48 horas serán cruciales para la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este jueves, el ministro de Economía, Sergio Massa, mantuvo una nueva conversación con la titular del organismo crediticio, Kristalina Georgieva, y envió más funcionarios a sumarse a la comitiva que mantiene reuniones presenciales con el staff. En el medio, en un informe sobre las condiciones económicas de Argentina, la entidad pidió devaluación y políticas monetarias y fiscales más fuertes. En el gabinete económico del precandidato presidencial de Unión por la Patria (UP), se alistan para nuevas medidas, en medio de la campaña electoral.
La primera fecha tentativa de conclusión del acuerdo técnico es este viernes. Sin embargo, al cierre de esta nota, en el equipo económico no pudieron confirmar ese objetivo. Por el momento tampoco es seguro que el jefe de Hacienda suba al avión en las próximas horas. “Todavía no está definido si viaja o cuando”, aseguraron fuentes oficiales a Letra P. La decisión se tomará mientras el titular de la cartera económica “se mantiene online” con los secretarios que están en Estados Unidos. Esa incertidumbre incluso condicionó la comunicación de su agenda, que este jueves no se difundió. Desde que arrancó su campaña como precandidato, Economía la dio a conocer todos los días, incluso a la medianoche.
Tras el acto en la sede de la CGT donde Massa recibió el agasajo de la central obrera y se fue con promesas para la organización sindical, el ministro tuvo una comunicación con la titular del Fondo, que le permitió dar el aval para que el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, y el jefe asesores, Leonardo Madcur, se sumen a la avanzada que ya inició los encuentros en la sede de la entidad multilateral de crédito.
Horas antes, el ministro se reunió con parte de su gabinete al que puso al tanto de las conversaciones en la capital estadounidense, hizo un repaso de temas de gestión y les pidió prepararse para implementar nuevas medidas, que dependerán de qué documento se pacte con el staff técnico y qué posibilidades dará de aliviar el frente cambiario. Según trascendió, comenzó a delinearse un dólar destinado para importaciones: al tipo de cambio oficial, se le aplicaría el impuesto PAÍS del 30% con el objetivo de aumentar las exportaciones. La idea surgió ante la posibilidad de un desenlace de las conversaciones con menos desembolsos de los esperados en el inicio del tira y afloje de u$s10.600 millones siendo que la acumulación de reservas en las arcas del Central es uno de los puntos más críticos ante la escasez de divisas y la turbulencia de un año electoral.
El monto que circula es el de u$s8.500 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG), pero Massa no podría usarlos para intervenir en el mercado, la herramienta que usa para contener a un conjunto de inversionistas con expectativas devaluatorias y evitar que el tipo de cambio oficial se dispare en una economía con alta inflación cambiaria.
La receta del Fondo
Este miércoles el organismo que dirige Georgieva reveló su Reporte de Sector Externo sobre las cuentas de un gran número de países. En el capítulo destinado a Argentina, entiende que en 2022 la economía doméstica sufría de “elevadas vulnerabilidades de la deuda externa, las reservas internacionales precariamente bajas y la falta de acceso a los mercados internacionales de capital”. Bajo ese argumento propuso medidas de su recetario clásico: simplificar el tipo de cambio, ajuste fiscal, aplicar una política monetaria restrictiva y eliminar en forma gradual los controles de capitales para fortalecer las arcas del Banco Central y sus cuentas externas.
En Economía no hicieron comentarios sobre el informe, que si bien se dio a conocer en medio de las horas más críticas de las negociaciones, se trata de una publicación periódica del Fondo. En el combo de las conversaciones que el staff argentino mantiene con el organismo, la meta de déficit fiscal es una de las más tensas ante el condicionamiento que tiene el Gobierno para sumar más gasto público sus limitaciones de financiación. Mientras que el FMI quiere mantener el objetivo al 1,5% del PBI, Massa lo quiere llevar al 1,9%. Sobre el tipo de cambio, la entidad manifestó en el reporte mencionado que el dólar oficial está atrasado y debería valer entre un 15% y 25% más, es decir, alrededor de $310. Pero en el transcurso del ida y vuelta que evoluciona desde abril, los funcionarios argentinos buscaron alternativas para evitar una devaluación.
Otra de las premisas que buscó el titular de la cartera económica en las negociaciones es que las revisiones de las nuevas condiciones que se vayan a cerrar, sean en un período de tiempo más extendido que los tres meses acordados para el pacto de Facilidades Extendidas. Desde el FMI la vocera, Julie Kozack, manifestó la semana pasada que "el foco de estas discusiones son alternativas para fortalecer el programa de las autoridades". "Mientras se reconoce el impacto de la sequía en la economía, y esto incluye la revisión de políticas para salvaguardar la estabilidad, fortalecer la acumulación de reservas, mejorar la sustentabilidad fiscal y salvaguardar a los más vulnerables", sostuvo Kozack.
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Massa se ocupó también días atrás de asegurarse votos positivos para el momento en el que el Staff Level Agreement llegue a manos del board, 15 días después de la firma. El martes pasado tuvo una reunión por Zoom con Jörg Kukies, Secretario de Estado de la Cancillería Federal Alemania, con el objetivo de obtener el respaldo de una de las sillas catalogadas como "halcones" del Directorio del Fondo. Luego, mantuvo una videoconferencia con Myke Pyle, Asesor económico internacional del Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Undos, Pyle es mano derecha de Jake Sullivan, uno de los asesores principales del presidente Joe Biden. Otros de los representantes con posiciones duras son Japón, Francia e India.
En Washington además de los recientes enviados se encuentran desde el lunes el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, el vicepresidente segundo del Central, Lisandro Cleri, el director de esa entidad Jorge Carrera. En el caso que el jefe de Hacienda se decide por viajar, también lo haría el presidente del BCRA, Miguel Pesce, quien debe poner su firma en el acuerdo. El tiempo para las definiciones corre: cada vez se acerca más la fecha en la que Argentina debería afrontar los pagos unificados de las obligaciones de julio, calculadas en u$s2.700 millones, pateados para el 31 de este mes. Con pocas divisas propias en las arcas de la autoridad monetaria, la estimación es que sin los DEGs que puede dar un nuevo acuerdo con el Fondo, el Gobierno vuelva a armar un chino para cancelar los vencimientos con yuanes y así, seguir comprando deuda a una tasa que es desconocida pero que se calcula, tiene un costo alto.
Al cierre de esta nota, aún se esperan novedades sobre qué hoja de ruta seguirán las nuevas condiciones. Algo que se puede adelantar es que en su exposición en el evento de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), el precandidato presidencial dejó entrever un dato importante: el nuevo entendimiento será vigente por los próximos seis meses y quien asuma el próximo 10 de diciembre en la Casa Rosada deberá sentarse con el Fondo y empezar el camino una vez más.