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Pablo Quirno es Caputo, pero más Toto: la única política exterior es el salvataje de Estados Unidos

Los Picantes toman la Cancillería y subordinan la diplomacia a la lógica de los mercados. Es la economía y la economía es con Donald Trump y Scott Bessent.

El nuevo canciller, Pablo Quirno, llega impulsado por Toto Caputo y su buen vínculo con Santiago Caputo, con la misión de consolidar el control del Ministerio de Economía sobre la política exterior y lubricar, todavía más, el alineamiento estratégico con Estados Unidos. Su designación consagra la fusión de diplomacia y finanzas.

La designación de Quirno para reemplazar a Gerardo Werthein al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores no fue un movimiento sorpresivo, pero sí revelador. En la práctica, confirma la absorción del frente diplomático por parte del Ministerio de Economía bajo la conducción de Toto Caputo.

Detrás de la decisión se encuentra también el asesor presidencial Santiago Caputo, quien sonaba para hacerse cargo de la Cancillería. El operador político logró imponer una lógica: toda política exterior debe responder a la estrategia económica y financiera del Gobierno.

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Pablo Quirno, nuevo canciller

Pablo Quirno, nuevo canciller

El cambio no se limita a nombres ni organigramas. Representa un corrimiento del eje tradicional de la diplomacia hacia una agenda donde lo financiero se vuelve central. En este esquema, la política exterior se convierte en una herramienta de gestión del riesgo país y de acceso al crédito internacional.

En los pasillos de la Casa Rosada hablan de “coordinación entre política exterior y estrategia financiera”, pero en los hechos la subordinación es total.

“Sale por arriba del laberinto de la interna”, explican en el entorno de Santiago Caputo, donde celebran la jugada como un triunfo frente a las resistencias del ala política del gabinete. En un contexto de tensiones internas y traspiés de gestión, Quirno aparece como el funcionario que ata su destino al mástil del rescate financiero.

Pablo Quirno, un banquero en el Palacio San Martín

De perfil técnico, Quirno es licenciado en Ciencias Económicas por The Wharton School de la Universidad de Pensilvania y ex director regional de JP Morgan. En ese cargo conoció de cerca el funcionamiento de los mercados internacionales, experiencia que luego trasladó al sector público.

En 2016 ingresó al Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas y, al año siguiente, fue jefe de Gabinete en el Ministerio de Finanzas durante la primera gestión de Toto Caputo, en la administración macrista. Ambos compartieron la mesa de decisiones durante las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la implementación de los contratos de Participación Público-Privada (PPP).

En 2018, cuando Caputo pasó al Banco Central, Quirno lo acompañó en el Directorio. Más tarde, el vínculo continuó en el sector privado, en la consultora Anker, en la que diseñaron la hoja de ruta económica que Javier Milei adoptó durante la transición presidencial.

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Con ese recorrido, Quirno se convirtió en la pieza que une dos mundos: los mercados y la política. En el Gobierno lo definen como un funcionario de “bajo perfil, pero máxima influencia”. Sus interlocutores no son diplomáticos de carrera, sino directores de fondos, funcionarios de organismos multilaterales y representantes de agencias financieras.

Un Picante con el pin de Las Fuerzas del Cielo

En el círculo presidencial, Quirno es más que un técnico y uno de Los Picantes del equipo económico. Se lo ve con frecuencia en Carajo, el canal de streaming en el que el oficialismo ensaya su discurso digital, y porta el pin de Las Fuerzas del Cielo, símbolo identitario del espacio libertario. Su presencia en ese ámbito revela un costado político que hasta hace poco permanecía oculto detrás de los números.

Los Picantes de Toto Caputo
Toto Caputo y su equipo hacen anuncios, pero los mercados quieren dólares

Toto Caputo y su equipo hacen anuncios, pero los mercados quieren dólares

El nuevo canciller mantiene una relación fluida con Toto Caputo, a quien se le atribuye su promoción dentro del Gobierno. Se conocen desde hace más de 20 años y comparten una visión ideológica: la inserción internacional debe sustentarse en la confianza de los mercados y en la legitimidad que otorga Estados Unidos como garante del sistema financiero.

Fuentes del Ejecutivo aseguran que la dupla busca reordenar la diplomacia argentina sobre una idea simple: si el programa económico depende del financiamiento externo, entonces la Cancillería debe ser su brazo ejecutor.

“Deuda por Educación”, la marca Quirno

Su paso por la Secretaría de Finanzas lo mostró como un funcionario activo y con discurso. En redes sociales anunció el programa Deuda por Educación, un esquema de recompra de deuda soberana en moneda extranjera que busca reducir el costo de financiamiento y destinar los ahorros al sistema educativo.

La iniciativa contó con el respaldo de agencias multilaterales y fue presentada como un modelo de “finanzas con propósito”, una fórmula que Quirno intenta proyectar ahora al plano internacional.

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Desde ese enfoque, sostiene que la solvencia financiera puede ser también un instrumento diplomático. “Fortalecer la inversión educativa de largo plazo reafirma el compromiso del Gobierno con el desarrollo del capital humano”, escribió al presentar el plan. Esa retórica, de apariencia social, le permitió ganar interlocutores dentro y fuera del país, sin abandonar su rol de gestor de deuda.

Su cercanía con el FMI y con bancos de inversión lo convierte en una figura clave para las tratativas en curso, en especial ante la búsqueda de nuevos fondos de asistencia. Bajo su mando, la Cancillería será además una plataforma para abrir negociaciones de acceso a mercados y financiamiento externo.

China, el espejo incómodo

Entre las primeras tareas de Quirno figura la recomposición del vínculo con China, un socio comercial indispensable pero incómodo para el esquema ideológico del Gobierno. En la última Cumbre del G20, celebrada en Brasil, acompañó a Milei en la reunión bilateral con Xi Jinping, en un intento por moderar tensiones y mantener abiertos los canales financieros.

El desafío no es menor: el déficit acumulado en el intercambio bilateral ronda los u$s 90 mil millones desde 2008 y sólo en los primeros diez meses de 2025 alcanzó los u$s 4 mil millones.

Embed - Pablo Quirno culpó a un banco chino de desestabilizar el dólar

En ese contexto, Quirno deberá equilibrar la necesidad de sostener el flujo comercial con la decisión política de priorizar los vínculos con Washington.

Esa tensión marcará su gestión. Entre las demandas de inversión china y la estrategia de acercamiento a Estados Unidos, el nuevo canciller deberá demostrar si es posible una diplomacia financiera con múltiples ventanillas o si el Gobierno optará por un alineamiento total.

La diplomacia del rescate

La llegada de Quirno al Palacio San Martín simboliza una mutación profunda: ya no se trata de embajadores negociando tratados, sino de economistas negociando tasas. En el tablero libertario, la Cancillería se convierte en una extensión del programa económico y en una herramienta de estabilización.

Para Toto Caputo, la clave es garantizar la confianza de los mercados y del sistema financiero global. Para Santiago Caputo, consolidar el poder interno frente a las resistencias políticas. En el medio, Quirno asume como el engranaje que une ambas dimensiones: técnica y poder, deuda y política, economía y diplomacia.

La única política exterior posible, en esta lógica, es la que garantiza el salvataje. El nuevo canciller, fiel a su mentor, parece dispuesto a sostener ese rumbo sin desvíos.

Gerardo Werthein.
Santiago Caputo y Barry Bennett. 

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